"Es muy difícil incorporar árbitras porque este deporte todavía sigue siendo muy machista. Son muy maltratadas por el público, mucho más que los hombres. Tenemos que intentar cortar con todo eso y potenciar las mujeres dentro de la lucha canaria, no solo como luchadoras o como mandadoras. Cuesta mucho valorar a las mujeres tanto por la propia organización, el público o por la Federación. Las dos árbitras que tenemos cuentan con muy buen potencial. Les fastidia la actitud que tienen algunos, afortunadamente muy pocos, luchadores o mandadores. Dentro del público, los comentarios son bastante feos y machistas".