Con sufrimiento sabe mejor. Eso debió pensar ayer el Clarinos Tenerife, que aún saboreando su agónica victoria del pasado miércoles, permitió un final a cara o cruz ante un Al-Qázeres Extremadura al que tenía prácticamente noqueado mediado el tercer cuarto (51-36). Y es que si el miércoles las laguneras fueron capaces de remontarle 15 puntos al Gernika cuando nadie daba un duro por ellas, ayer hicieron casi lo mismo? pero a la inversa. Una excesiva relajación antes de tiempo y de nuevo evidentes problemas para sacar el balón ante la presión rival, llevaron el choque a un 61-61 con poco más de cuatro minutos por jugarse. Solo la buena toma final de decisiones por parte de Iva Brkic salvó a las isleñas, que, eso sí, acaban la cuarta jornada con un inmejorable balance de 3-1.

Le costó entrar en el choque a las de Claudio García, en parte por el enorme acierto de media y larga distancia de su rival (4/8 en triples en el primer acto), pero también por la escasa mordiente en labores defensivas. Solo la conexión Montenegro-Atkinson y el juego a campo abierto de la escolta norteamericana mantenían en partido a las isleñas (17-24).

Una tendencia a todas luces perniciosa y de la que el Clarinos Tenerife salió cuando, en el receso entre periodo y periodo, se percató de la imperiosa necesidad de apretar los dientes. Con su segunda unidad en cancha y refugiadas en ocasiones en la zona 2-3 cambiante que tanto rédito le diera en Gernika, las de Claudio García sacaron a relucir su mejor versión en los dos lados de la pista, dejando sin anotar a las extremeñas casi cuatro minutos y medio, y moviendo el balón con criterio y fluidez para un 7-0 (24-24). Las laguneras dieron continuidad a su solidez defensiva y encontraron luego a una versátil Montenegro y a Moss, protagonistas principales de un 8-0 con el que se llegó al descanso (40-32).

Ya en su estado natural, el Clarinos se gustó en el arranque del tercer cuarto, con la misma eficacia previa de su maraña defensiva, arrollando por completo a su rival a campo abierto y leyendo a la perfección los espacios que se le abrían en el ataque posicional (51-36 tras un parcial que llegó a ser de 19-4). Pero las tinerfeñas confundieron velocidad con precipitación, y lejos de terminar de tumbar a su rival, le dieron vida gracias a varios errores en la finalización.

El Al-Qázeres se percató de ello, y subiendo líneas y siendo mucho más agresivas en los 2x1, despertaron los fantasmas más temidos del Clarinos. Así, las isleñas comenzaron su particular rosario de pérdidas: ocho en este tercer acto, de las que seis llegaron en los tres minutos finales. Argumento suficiente para que el conjunto de Ramón Vasconcelos se metiera de lleno en el partido (53-50,30').

Serenidad final

El conjunto lagunero aplacó la reacción en el arranque del periodo final con sendos triples de Brkic y Atkinson (59-52), pero el Al-Qázeres siguió a lo suyo, con garra atrás, paciencia en ataque y jugando con las dudas de las locales (61-61). Con el encuentro sumido de lleno en la locura de un constante ida y vuelta, las isleñas templaron nervios. El oficio de Herrera bajo el aro, un par de rebotes ofensivos, la actividad defensiva de Bettencourt y, sobre todo, la serenidad y valentía en los metros finales de la base Brkic (hizo 3/4 en libres), decantaron la balanza para las moradas. Por ahora, jugar con fuego le está saliendo muy rentable a las de Claudio García.