El CD Tenerife estrena equipo técnico esta pretemporada. Aritz López Garai es el jefe, el entrenador principal. Pero con él hay un grupo de trabajo que dedica horas a ir modelando el nuevo equipo blanquiazul. Son los hombres de gris.

López Garai (Barakaldo, 1980) llegó al Tenerife con dos profesionales de confianza, Raymond Henric-Coll Andrada (Montpellier, 1977) y Cristian Bustos Costa (Alicante, 1983), sus ayudantes en la campaña pasada en el Numancia. El primero ejerce de segundo entrenador, mientras que su compañero es el asistente táctico, el encargado, entre otras cosas, de seguir los partidos desde el palco de prensa o la grada, con otra perspectiva, para aportar en el descanso apuntes complementarios. Bustos también lleva el peso de la estrategia en las acciones a balón parado. Estudia las jugadas de pizarra de los equipos rivales en las cuatro o cinco jornadas más recientes y extrae las conclusiones oportunas para que luego sean aplicadas por los blanquiazules sobre el terreno. Ahí también entra el analista tinerfeño Carlos Rodríguez, que acumula varios años en el primer equipo realizando esta función. El resultado final pasa posteriormente a manos de Ray, que se ocupa de editar los vídeos que se utilizan en las charlas técnicas para guiar a los futbolistas en la preparación de los encuentros.

Carlos es otro de los hombres de gris, al igual que Zeben Ortiz, el especialista en el trabajo de los porteros desde la pretemporada de 2013; así como Maykol Hernández y Yeray Abreu, preparador físico y readaptador a partir del relevo de Luis César Sampedro por José Luis Oltra en el tramo final de la campaña 2018/2019.

Los cuatro forman la estructura local, de la casa, que ha quedado reforzada con los máximos responsables del equipo, Aritz, Cristian y Raymond. Los dos primeros se conocieron siendo futbolistas. Coincidieron dos temporadas en el RC Celta (2009/10 y 2010/11), con el que vivieron una concentración de verano en la localidad portuguesa de Melgaço. Más tarde compartieron vestuario en otro club, el Sporting de Gijón (2013/14).

Ya eran amigos, pero no iniciaron una carrera conjunta como entrenadores hasta el verano de 2018, cuando López Garai se puso al frente del Numancia. A ellos se unió Raymond, del que Aritz había recibido excelentes referencias de parte del exblanquiazul Miroslav Djukic, dado que el serbio lo había tenido como ayudante en el Excelsior Mouscron belga, y luego en el Hércules, Real Valladolid y Valencia.

En ese momento, López Garai era casi un recién llegado al circuito de los entrenadores. Apenas llevaba un año desempeñando esa función. De hecho, después de diecisiete temporadas como jugador profesional y de rondar las 570 actuaciones repartidas en Segunda B, Segunda A, Primera y Copa del Rey, el de Barakaldo se retiró al final de la Liga 2016/17 tras participar en ese curso en 37 encuentros con el Reus en la categoría de plata. En ese entonces ya contaba con el título de técnico y, sin cambiar de club, pasó del césped al banquillo para tomar el relevo de Natxo González en 2017. En esa primera experiencia como entrenador, Aritz heredó el cuerpo técnico auxiliar que había dejado en el equipo reusense el actual míster del Tondela portugués. Pero en el curso posterior emprendió una trayectoria en solitario y quiso formar su propio equipo de trabajo, un trío que hora continúa en el Tenerife. La complicidad que tienen se percibe en el campo, y se traslada al vestuario, cuyos integrantes destacan los valores de los nuevos entrenadores, desde su juventud y condición de recientes exjugadores, al modelo que están tratando de poner en práctica, un estilo "atractivo y arriesgado" -así lo han definido varios blanquiazules-, una apuesta que, tal como se analiza desde dentro, gustará al público y, si los planes salen bien, llevará lejos al equipo. El tiempo dirá.