Edema óseo en el cóndilo femoral interno y bursitis en el tendón rotuliano de su rodilla derecha: ese es el diagnóstico preciso de la lesión de Vicente Hernández. El tinerfeño no pudo terminar la serie mundial de Montreal -Canadá-, y ahora ve como su temporada sufre un serio revés, más si cabe con los Juegos de Tokio 2020 ya a la vista, aunque aguarda por que sea menor que el padecido el año pasado, cuando otro edema óseo se cruzó en su camino.

¿Cómo le deja este diagnóstico?

Lo único que me deja tranquilo es que sé que es una lesión que tiene unos plazos. En principio, luego habría que empezar poco a poco y no tendría por qué haber mayores problemas. Lo malo es que son unos plazos larguillos.

¿De cuánto estamos hablando?

Un edema, normalmente, son en torno a dos o tres meses para volver a empezar a correr con normalidad. La recuperación de este va avanzada. Estuve sin entrenar dos semanas el sector a pie previo a la Serie Mundial de Montreal. Allí es cierto que lo irrité y me empeoró un poco. La imagen es un poco mejor que la del año pasado, cuando estuve en el dique seco unos tres meses. Espero y ojalá que sea menos en esta ocasión.

Mentalmente, ¿cómo está?

Fastidiado. No es algo que yo elija. En el día a día pongo todo lo que está en mi mano para evitar este tipo de lesiones. Con mis pies planos y mi corpulencia, a la hora de correr es algo que me merma. Hay que hilar demasiado fino, pero a veces eso no es suficiente. De todo se aprende. Intentaré entrenar menos carrera a pie que lo que entrena todo el mundo de mi nivel, pues tendré que adaptarme a eso e intentar potenciar otro tipo de habilidades para poder estar al máximo de mis facultades.

Parece que se va a perder las últimas citas de las Series Mundiales y también la prueba test de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, a celebrarse a mediados de agosto.

Se trata, un poco, de escuchar el cuerpo. La prueba test de Tokio, seguro que sí. Y veremos la gran final de las Series Mundiales -entre el 29 de agosto y el 1 de septiembre-. Depende de si puedo empezar a entrenar algunas semanas antes. Si llego, no será en mi mejor estado de forma porque difícilmente con esos plazos de preparación se puede competir a un nivel altísimo en una prueba de estas características. Tengo que valorarlo con mi entrenador y con el médico, según vayan pasando las semanas. Seguramente, iremos haciendo pruebas de control y decidiremos si finalmente puedo llegar a la gran final y al Mundial 70.3 -una semana después-, o quizás para las copas del mundo del mes de octubre.

¿Cuánto afecta este contratiempo de cara a la clasificación para la cita olímpica?

Merma porque las plazas a las que opto -tres por España- son a criterio del director técnico. Tiene en cuenta varios aspectos. Uno de ellos es los puntos acumulados durante los dos años previos a la clasificación olímpica. Yo he estado fuera de combate prácticamente tres meses del año pasado. Vamos a ver cómo afecta lo de este año. Ahí tengo una desventaja. No estoy como tercer español, y probablemente no consiga poder estarlo. Luego, pues me perderé la prueba test de Tokio, que es otro criterio importante. Me quedaría demostrar que soy muy competitivo en el año de los Juegos Olímpicos. Hay gente que lo está haciendo muy bien y tendría que competir contra ellos, y que no me penalizase el hecho de no haber sumado puntos. Se pone un poco cuesta arriba.

Alarza, Gómez Noya, Mola...

Son muy buenos, igual que lo eran en el ciclo anterior. Si estoy en plenitud de condiciones, puedo estar compitiendo por una plaza. No considero que tenga un nivel inferior. La realidad, ahora mismo, es que llevo dos temporadas bastante mermado y no puedes pretender luchar con gente de este nivel así. Está complicado. Al final, todo el mundo se puede lesionar. Pueden pasar muchas cosas.