Pádel | Íñigo Jofre Jugador profesional de pádel

Íñigo Jofre, un tinerfeño en la élite del pádel mundial: "Mi objetivo en este año es estar entre los 50 mejores"

"Es un lujo entrenar con Juan Lebrón y Alejandro Galán, son jugadores que lo han ganado todo"

Íñigo Jofre durante un partido

Íñigo Jofre durante un partido / World Padel Tour

Criado en Puerto de la Cruz, el amor por la raqueta venía inscrito en su ADN. Empezó en el tenis, aunque su talento le empujó hacia la pala. Dejó el deporte a los 18 años para centrarse en los estudios, pero volvió a los 21. Para su sorpresa, y en apenas dos años y medio, no ha parado de crecer hasta convertirse en una de las promesas del circuito

Usted es tinerfeño, pero sus apellidos son foráneos. ¿Cuáles son sus orígenes?

Nací en Santander, pero mis padres vivían en Tenerife. Yo me crie en la Isla. De hecho, mi madre volvió en cuanto se pudo volar. Yo tendría unos tres meses. Hicieron un poco la trampa porque en Cantabria se celebraba una Copa Davis: España contra Estados Unidos y aprovecharon para que ella diera a luz con su familia. Yo soy tinerfeño, tinerfeño de corazón. 

¿Cómo empezó su relación con el pádel?

Mis padres tenían un club de tenis en Puerto de la Cruz, el de Las Arenas, y yo me crie con una raqueta de tenis en las manos. Empecé en el tenis porque tampoco había niños que jugasen a pádel. Comencé porque me gustaba y porque recuerdo que la pista siempre estaba libre. A los 12 años fue cuando empecé a decantarme y con 14 me decidí definitivamente. 

Ahora vive en Madrid, ¿se mudó para seguir formándose como jugador?

Yo vine a Madrid a estudiar porque había perdido el foco en el deporte y no estaba muy motivado. No fue hasta el tercer año de carrera cuando decidí volver para probarme. Se puede decir que perdí un tiempo con el que podría estar, ahora mismo, varios escalones por encima. Tendría mejor ránking y estaría mejor posicionado, pero, por otra parte, tengo la garantía de una formación académica detrás que me ha hecho madurar. Estudié Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Ya solo me queda entregar el Trabajo de Final de Grado. 

Nací en Santander, pero me crie en la Isla. Yo soy tinerfeño, tinerfeño de corazón

Es decir, que llegó un poco tarde a la élite.

Mi primer torneo profesional fue en abril de 2022. Tenía 21 años y medio. Aunque tenga 23, me siento como si tuviera 19. Estoy en ese punto en el que mi motivación es máxima porque me siento como si fuera un niño. 

Pero le ha ido genial.

Tenía claro que dominaba bien el juego y quise probarme para ver cuánto de cerca estaba de los demás. Comencé a entrenar en una academia en Madrid y fui mejorando poco a poco. Empecé a competir y ya en el primer torneo nos fue muy bien [a él y a su pareja de ese entonces]. Fue un subidón porque, después de tanto tiempo parado, tenía mucho mérito. Ese año no me impliqué al cien por cien porque me había tomado como prueba. Ahí cambió mi mentalidad. 

Y ya está entre los mejores jugadores del mundo.

El año pasado fue raro porque había dos listas diferentes. En las dos terminé entre los 100 mejores. Me encantaría estar entre los 50. Es mi objetivo para este año. Sé que es complicado, pero se puede conseguir. Los resultados pueden darse o no, lo que corre de mi cuenta es el trabajo y el sacrificio y eso no lo voy a negociar. 

¿Es este el mejor momento posible para dedicarse al pádel?

Este es un momento perfecto porque el pádel está creciendo. Quizá en cinco años estemos mejor, pero ahora mismo el deporte goza de la mejor salud que haya tenido jamás. Yo puedo vivir del pádel gracias a que tengo patrocinadores que apuestan por mí y a los premios que se reparten en los torneos. En el circuito profesional te pagan la estancia y el transporte hacia el hotel y las pistas. Lo que no se costea nunca es el viaje hacia el lugar donde se celebra el torneo. Por ejemplo, el último viaje a Riad ha corrido por mi cuenta. 

Es un lujo entrenar con Juan Lebrón y Alejandro Galán, son jugadores que lo han ganado todo

Con tanto torneo por el mundo, habrá tiempo para hacer algo de turismo.

El año pasado jugué en Abu Dabi, fue la primera vez que viajaba a los Emiratos Árabes y tuve la suerte de que un amigo vive allí y me ayudó mucho a conocer la cultura local. Otro lugar que me impactó fue Paraguay, en Sudamérica. En Argentina disfruté muchísimo. El torneo salió mal, pero la ciudad, Mendoza, me pareció un lugar fabuloso. Son formas diferentes de vivir. A mí me encanta viajar, disfruto mucho y la ilusión que tengo por competir me hace coger aviones con total felicidad.

La elección y gestión de la pareja es una cuestión controvertida. ¿Para usted también?

Yo soy un poco radical con ese tema. Si los buenos, los mejores, no cambian de pareja en todo el año, ¿por qué lo malos, y me refiero a mí, tenemos que hacerlo? Hay que tener una mentalidad de proyecto y pensar en el largo plazo. Si las cosas van bien y hay buen feeling, a pesar de perder, hay que darse un tiempo. Mínimo medio año. La gente quiere inmediatez, pero ese no es el camino. Hay que ser paciente y darse el tiempo necesario para que las cosas funcionen bien. 

¿Y con su binomio, qué tal?

Luis [Hernández] y yo empezamos a jugar juntos el año pasado. A mediados de año me llamó y me explicó que le habían propuesto jugar con otra persona e iba a aceptar. Tuve dos cambios y no llegué a encontrarme cómodo. Ese año hemos decidido volver a jugar juntos teniendo claro que hay que creer en el proyecto.

Íñigo Jofre junto a su pareja, Luis Hernández

Íñigo Jofre junto a su pareja, Luis Hernández / World Padel Tour

Suele entrenar con Juan Lebrón y Alejandro Galán, dos jugadores de primer nivel.

Tengo la gran suerte de entrenar con ellos a menudo. La academia monta un sistema en el que incluso entrenamos durante los torneos. Es un lujo entrenar con jugadores que lo han ganado todo, pero también ver cómo se matan a entrenar y cómo nunca fallan. Se ejercitan de la manera en la que compiten, que es lo importante.  

¿Cómo es compartir tiempo con ellos? ¿Se les puede ganar?

Las primeras veces vas con mucho respeto. Cuando los conoces más sabes por dónde te van a salir. Nunca me olvidaré del primer día. En total hay seis pistas y vamos rotando. Todos los que pasaban por su pista perdían 6-1. Todos. Si tienen el día los dos es imposible ganarles. No importa quien sea. Me pongo delante, he tenido días en los que les he competido, pero si están finos no hay manera. Hacen lo que quieren con la pelota. 

¿Cuándo fue su última vez en Tenerife? ¿Echa mucho de menos la Isla?

Mi última vez en Tenerife fue en Navidad. Siempre que vuelvo regreso a casa para estar con mi madre y mis tres perritos, que son lo mejor del mundo. Son abuelo, madre e hijo (Rony, Bimba y Otto) de la raza Jack Rusell terrier. Como el famoso perro millonario, el del anuncio de la tele. Siempre hago lo mismo. Lo primero es ir a ver a mi madre. Lo siguiente es ir a la playa El Bollullo, si hace buen tiempo. Si no, un paseo cerca del mar. Soy un tío de tradiciones, no me gusta cambiar. En España se come muy bien en cualquier lugar, pero un pescadito rico con unas papas arrugadas... eso no lo cambio por nada.