Ciclismo

Vincenzo Nibali: “Creo que Pogacar puede ser el siguiente en ganar las tres grandes vueltas”

"Evenepoel debe intentar ganar primero en el Giro y ya luego ir al Tour", señala el italiano sobre el vigente campeón mundial de crono

Un año y un mes desde que lo dejó de manera profesional. ¿A qué se ha dedicado Vincenzo Nibali en este tiempo?

Eventos, acudiendo a muchos eventos, y con mi aportar presencia donde me han llamado. También disfrutar y estar con la familia, que tengo una niña de poco más de un mes. Una vida normal.

¿En este tiempo llegó a sentir ganas de regresar a la competición?

No, absolutamente no. He terminado mi carrera contento por lo que he hecho.

Pero aún así todavía se le ve físicamente en buena forma...

¡No! Estoy con ocho kilos más. He llegado a pesar 63 o 64 kilos con mi mejor forma física, especialmente durante el Giro, y ahora he subido hasta los 72.

Sí sigue cogiendo la bicicleta...

Bueno, no siempre. He pedaleado un poco hasta finales de marzo, que participé en la Cape Epic, en Sudáfrica. Era una prueba que requería de un cierto entrenamiento y se puede decir que hice, desde noviembre, algo de trabajo, pero tranquilo. Ya después he estado solo en eventos, como la Mallorca 312 o ahora en Tenerife con Giro d'Italia Ride Like a Pro, para pedalear con gente en grupo. Es algo que me gusta.

Ha aprovechado su visita a Tenerife para volver a subir a Masca, una zona que debe conocer muy bien...

Sí, fui para hacer una sesión de fotos para Q36.5 [la marca de una línea de ropa que lleva su apodo, el tiburón].

¿Y qué sensaciones tuvo? ¿Se le vinieron a la mente todas las veces que hizo ese puerto en las concentraciones en Tenerife?

¡Sí! Recuerdo que cuando íbamos a Masca era siempre una jornada difícil, porque generalmente cuando subíamos allí era ya en los últimos días de la concentración, cuando ya habíamos alcanzado nuestra mejor forma. Era una jornada de máxima exigencia y de mucho cansancio, ya que hacíamos ese puerto después de cuatro horas y media o cinco de entreno... y además luego nos faltaba una hora más para volver al Teide.

¿Recuerda cuántas veces estuvo en Tenerife?

Desde 2007 hasta mi último año de profesional, siempre. Dos concentraciones al año, unos 15 días cada una...

Ha llegado a decir que la Isla es casi como su segunda casa...

Es que, haciendo cálculos, he estado aquí cerca de un año y medio de mi vida. Y lo he hecho estando rodeado de muchos otros deportistas a los que al final he estimado y son mis amigos, como Contador, Froome, Wiggins... Todos tomamos esto como un paso para acercarnos a un gran objetivo. Esta ha sido la casa de muchísimos deportistas.

Quizá por su conocimiento de Tenerife y por haber ganado el Giro en dos ocasiones, ¿se puede decir que no hay mejor embajador que usted para el Giro d'Italia Ride Like a Pro?

Bueno... Es una prueba que me gusta hacer. Claramente ser embajador del Giro es algo muy bonito, y además en Tenerife.

Hace unos días en X, antiguo Twitter, un usuario preguntaba quién había sido el mejor bajador de la historia y...

Noooo.

…Varios usuarios se referían a usted.

Quizá puedo estar en un grupo de los mejores, pero con las características de un escalador de grandes vueltas. Pero siento decir que en el pelotón hay muchos bajadores muy buenos. Uno de los que se viene a la mente es Paolo Savoldelli, y años atrás puedo hablar de Claudio Chiappucci. En la actualidad Peter Sagan o Thor Hushovd. Los dos son velocistas y quizá nos fijamos menos, pero es que generalmente los velocistas van muy bien en el descenso, lo que ocurre es que en las etapas de montaña todos los focos se centran en los primeros. Incluso Mathieu Van der Poel es un gran bajador, o volviendo atrás, Samu Sánchez... Son tantos que poseen grandes habilidades. Y en esto hay muchas claves, como la sensibilidad que tienes con la bici, el saber trazar las trayectoria de las curvas... pero la diferencia la marca sobre todo el saber bajar en mojado. Cuando la mayoría lo hace con miedo, un buen bajador lo hace tranquilo, con suavidad.

El Tour de 2024 tendrá una etapa con gravel, y se habla de que en 2025 habrá otra con pavé. ¿Se le viene a la mente el Tour que ganó en 2014?

Meter una etapa de gravel o pavés dentro de una gran carrera por etapas, hoy ya es algo normal. Si hablamos de hace unos 10 años sí era algo novedoso. Todo los corredores recelaban, le temían a su dureza y se hacían preguntas. Pero hoy tener gravel, pavés y sterrato lo veo casi habitual. Porque una gran vuelta la vence el corredor que es completo en todo. Y cuando hablo completo me refiero también al que recibe una buena asistencia mecánica, al que tiene el mejor apoyo de su equipo, igualmente el que está rodeado de los mejores compañeros, y por supuesto, el que logra mantenerse en pie, porque han sido tantas las veces en las que una caída ha arruinado las grandes oportunidades de muchos ciclistas. A veces, entre los mejores, gana el que simplemente llega al final.

Usted es uno de los siete ciclistas de la historia que ha ganado las tres grandes. ¿Quién cree que será el octavo?

[Risas] Creo que el octavo podrá ser, probablemente, Tadej Pogacar. Para mí es el corredor más indicado para ello. Y por qué no, Jonas Vingegaard. Dependerá de cuándo ellos dos dejen de focalizar su temporada solo en el Tour de Francia. Creo que Pogacar puede hacer ese triplete.

Usted ganó la Vuelta con 25 años, pero casi hasta los 30, entre 2013 y 2014, no alcanzó su mejor estado de forma. Pero es que Pogacar y Evenepoel con 21 y 22 ya han logrado vencer grandes vueltas.

¡Yo con 21 o 22 años no era nadie! Hoy los jóvenes que llegan a los equipos profesionales lo hacen a una edad muy temprana y en medio de una gran preparación, con un entrenador personal, el powermeter, con nutricionista... Pero esto no vale para todo el mundo, porque el ciclista es un tipo de atleta que suele llegar a su mejor condición entre los 28 y los 30 años, por lo que te arriesgas a que un corredor que emerge demasiado pronto acabe poniendo fin a su carrera porque no logra los resultados esperados. Porque físicamente es pronto.

¿Pero ve a Pogacar y Evenepoel, por ejemplo, llegando a 38 años y rindiendo bien hasta el final de su carrera como usted?

Sí, yo logré encontrar mi propia dimensión después de la victoria del Giro, con un par segundos puestos, dos terceros, una victoria más... Realmente cuando me encontré en dificultad fue en el año del Covid. Ahí se interrumpió mi ciclo de carreras. Ese parón me desorientó mucho, tanto deportiva, como física y mentalmente. Hasta ahí mi biorritmo era como un reloj, pero a ese reloj es como si lo hubieran parado y guardado; y luego hubo que reprogramarlo. En ese momento estaba en Treck, una gran escuadra, pero yo no me encontré a mí mismo, todo fue difícil. Después, cuando cambié de equipo [a Astana] y volví estar en un ambiente que ya conocía, quizá sin ponerme yo mismo tanta presión, logré recuperar ese biorritmo, y con 37 y 38 años retornó un poco el Vincenzo de siempre, aunque con una carta de identidad [DNI] algo más pesada.

Nibali, durante un descenso de la prueba Giro d'Italia Ride Like a Pro

Nibali, durante un descenso de la prueba Giro d'Italia Ride Like a Pro / Jordi de la Fuente

¿Se identifica con algún corredor que pueda ser similar a usted?

Ummm... Pogacar, para mí, es un ciclista diferente, sobre todo porque es muy explosivo. Yo fui más un corredor de mucha regularidad...

Y muy valiente...

Sí, sí. Y que no me rendía nunca... Pero un corredor similar a mí, no lo sé. Porque Vingegaard es un un poco más escalador, y también explosivo.. No lo sé, es algo difícil de responder. Es como si me pides que te diga un corredor similar a Valverde. ¡No lo sé! O a Froome, o a Alberto [Contador]. Cada uno tiene sus características.

Una de las noticias que más ha llamado la atención de estas semanas es que Wout van Aert va a correr el Giro de Italia con la intención de luchar por la victoria final. ¿Cree que el belga puede hacer una buena corsa rosa?

El de 2024 es un Giro un poco diferente. Parece, sobre el papel, más fácil, pero seguramente no lo sea. Si le pudiera dar un consejo a Van Aert sería que se diera un salto a Italia y examinara las etapas más peligrosas para él, porque pueden parecer sencillas, pero no lo son. Como por ejemplo la doble escalada al Monte Grappa. Sé que él ha ganado una etapa como la del Mont Ventoux, pero creo que es importante que vea esas etapas del final del Giro, porque tienen unas características muy particulares.

¿Y a Evenepoel lo ve luchando por el Tour, o cree que seguirá siendo un coto cerrado de Vingegaard y Pogacar?

Evenepoel debe intentar vencer primero en el Giro y ya luego ir al Tour. Ya ha dado un paso que es ganar la Vuelta. Y la Vuelta es una carrera muy difícil de ganar porque se adapta a corredores que son también explosivos. Pero técnicamente el Giro es complicado de ganar. Las carreteras son difíciles, es otra estación, pueden aparecer la lluvia y el frío... Creo que te da una formación diferente. En la mayor parte de la Vuelta se corre con buen tiempo, no hace tanto frío y si llueve te vale tranquilamente con un chubasquero. Pero en el Giro, cuando hace frío, hace frío. Incluso con nieve. Y el Tour... no quiero ir en contra de su equipo, pero considero que ahora mismo no posee una escuadra demasiado fuerte para poder competir en el Tour de Francia. A lo mejor muchos dirán ¡Vincenzo ha dicho esto, no es verdad! Es mi punto de vista y mi opinión. Luego a lo mejor será errónea, pero es algo que ya hemos visto varias veces. Este año se ha hablado de que el equipo [el Soudal] andaba cerca de la fusión [con Jumbo], pero eso para mí, en parte, acaba siendo una muestra de debilidad, ya que da la señal de que probablemente no hay fuerza para continuar.

¿Hace bien Primoz Roglic marchándose de Jumbo Visma?

No lo sé. Lo que sí tengo claro es que Roglic es un corredor muy valiente, pero a la vez que en toda su carrera ha estado en un solo equipo. Ahora se va a otra escuadra y hay que ver si el equilibrio que ha mostrado se mantiene o por el contrario cambia. Es una familia diferente. Y Bora es una buena familia, pero no deja de ser un cambio.

Sepp Kuss. ¿Repetirá como jefe de filas o está condenado a volver a su rol de gregario?

La suya será una situación interesante de ver. Un corredor que gana una gran carrera por etapas no hay descartarlo, y quizá exista la posibilidad de repetir, o simplemente estar ahí, y si no de ganar sí luchar por ser segundo, tercero, cuarto... Seguirá siendo un gran resultado. Acostumbramos a ver solo el primero, pero muchas veces llegar el segundo o el tercero cuenta igual. Sobre todo mentalmente, porque maduras, ganas confianza... Es un corredor que en un mismo año ha hecho las tres grandes vueltas como gregario, y ¡la última la gana! No es fácil. No es fácil.

¿Le llama la atención el regreso de Nairo Quintana a Movistar?

Era una posibilidad que volviera a donde había comenzado. Es un corredor muy familiar para el Movistar y tal vez allí encuentra su serenidad.

Pero el colombiano no salió del todo bien en su otra etapa...

Sí, pero si alrededor has probado otras cosas y no te han terminado de gustar, y ahora regresas, es que quizá Movistar sea lo mejor para ti [risas].

Los Juegos de Río, y la Lieja, sus cuentas pendientes

A lo largo de sus casi dos décadas como profesional Vincenzo Nibali acumuló un palmarés de relumbrón, donde destacan cuatro grandes vueltas (dos Giros), y otros siete podios en esas carreras de tres semanas; así como varias clásicas, caso de Lombardia (dos) y la Milán-San Remo. En el debe, sin embargo, dos pruebas concretas. Una de ellas "la Lieja-Bastoña-Lieja". "Fue la carrera con mi mayor número de participaciones, 15, incluso una más que el Giro de Lombardia, y acabé segundo una vez y en otras tres ocasiones entre los 10 primeros, pero no logré ganarla", concreta.

Pero por encima de todo, lo ocurrido en los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde Nibali parecía tener ya atada una medalla. "Pero con la caída todo se esfumó", recuerda el Tiburón sobre una carrera en la que marchaba escapado junto a Sergio Henao y Rafal Majka. Sin embargo, se fue al suelo a falta de 10 kilómetros, rompiéndose incluso algunas costillas. "Las caídas forman parte del juego. Aquel día, para mí, yo era el más fuerte, pero eso no lo sabré realmente porque no gané", se lamenta el scualo aún siete años después.

En el otro lado de la moneda también lo tiene claro Nibali a la hora de responder y elegir entre victorias de un día, "en las que todo es inmediato" y otras de tres semanas, con un esfuerzo "prolongado en el tiempo". "Creo que la carrera que me satisface más haber vencido es Lombardia [2015 y 2017], aunque la Milan-San Remo [2018] también tiene un sabor diferente. Son dos clásicas importantísimas", señala sobre el primero de los casos.

En relación a las rondas de tres semanas, casi cualquier corredor se decantaría por el Tour de Francia. Vincenzo no. Le tira la tierra. "El Giro, porque siendo italiano de niño ya soñaba con esa carrera", apunta de forma meridiana, si bien muestra dudas para "elegir uno de los dos". "Son diferentes. El primero [2013] lo gané porque estaba fortísimo; y ya en el segundo me impuse más gracias al apoyo del equipo, con Scarponi, con más cabeza cuando todo parecía perdido, atacando en el descenso, la caída de Steven Kruijswijk...”, rememora. Aquel éxito en 2016 lo califica como "una combinación de todo", especialmente por lo ocurrido en la decimonovena etapa, bajando el Colle dell'Agnello y camino de Risoul. "Ese día le sacaba dos minutos y medio a Kruijswijk [el neerlandés lo aventajaba en la general en más de cuatro], y quizá él, con tranquilidad y la ayuda de otros corredores, hubiera podido regresar al grupo... Pero decidió arriesgar y trató de seguirme, sabiendo que yo era muy fuerte en descenso. Se acabó cayendo y lo perdió todo", relata Nibali.

Los Juegos de Río, y la Lieja, sus cuentas pendientes

A lo largo de sus casi dos décadas como profesional, Vincenzo Nibali acumuló un palmarés de relumbrón, donde destacan cuatro grandes vueltas (dos Giros), y otros siete podios en esas carreras de tres semanas; así como clásicas como Lombardia (dos) y la Milán-San Remo. En el debe, sin embargo, dos pruebas concretas. Una de ellas “la Lieja-Bastoña-Lieja”. “Fue la carrera con mi mayor número de participaciones, 15, incluso una más que el Giro de Lombardia, y acabé segundo una vez y en otras tres ocasiones entre los 10 primeros, pero no logré ganarla”, concreta.

Pero por encima de todo, lo ocurrido en los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde Nibali parecía tener ya atada una medalla. “Pero con la caída todo se esfumó”, recuerda el Tiburón sobre una carrera en la que marchaba escapado junto a Sergio Henao y Rafal Majka. Sin embargo, se fue al suelo a falta de 10 kilómetros, rompiéndose incluso dos costillas. “Las caídas forman parte del juego. Aquel día, para mí, era el más fuerte, pero eso no lo sabré realmente porque no gané”, se lamenta el scualo aún siete años después.

En el otro lado de la moneda también lo tiene claro Nibali a la hora de responder, pese a que logró victorias de un día, “en las que todo es inmediato” y otras de tres semanas, con un esfuerzo “prolongado en el tiempo”. “Creo que la carrera que me satisface más haber vencido es Lombardia [2015 y 2017], y aunque la Milan-San Remo [2018] tiene un sabor diferente. Son dos clásicas importantísimas”, señala sobre el primero de los casos.

En relación a las rondas de tres semanas, casi cualquier corredor tiraría por el Tour de Francia. Vincenzo no. Le tira la tierra. “El Giro, porque siendo italiano de niño ya soñaba con esa carrera”, apunta de forma meridiana, si bien muestra dudas para “elegir uno de los dos”. “Son diferentes. El primero [2013] lo gané porque estaba fortísimo; y ya el segundo lo venzo más gracias al apoyo del equipo, con Scarponi, con más cabeza cuando todo parecía perdido, atacando en el descenso, la caída de Steven Kruijswijk...”, rememora. Aquel éxito en 2016 lo califica como “una combinación de todo”, sobre todo por lo ocurrido en la decimonovena etapa, bajando el Colle dell'Agnello y camino de Risoul. “Ese día le sacaba dos minutos y medio a Kruijswijk [el neerlandés lo aventajaba en la general en más de cuatro], y quizá él, con tranquilidad y la ayuda de un grupo, hubiera podido regresar al grupo... Pero decidió arriesgar y trató de seguirme, sabiendo que yo era muy fuerte en descenso. Se acabó cayendo y lo perdió todo”, relata Nibali.