Nira Pérez, del retiro a la gloria

No todas las deportistas pasan directamente de estar dos años sin competir a jugar una final. El Haris le pidió su ayuda y no dudó en dar una respuesta afirmativa.

Nira Pérez.

Nira Pérez. / CV Haris

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Ocho días antes de la final de la Copa de la Reina de voleibol que se celebró el pasado domingo en Sant Cugat del Vallés, con triunfo del Tenerife Libby’s La Laguna ante el Olímpico, una de las participantes por el lado tinerfeño llevaba dos años sin competir y no tenía la menor idea de que iba a vivir desde dentro una cita de tanta relevancia. Después de un largo y constante recorrido en equipos como Aguere, Arona, Olímpico o Haris, Nira Pérez decidió retirarse en diciembre de 2020 siendo jugadora del conjunto blanquiazul. Y lo menos que podía imaginar era que el presidente y el entrenador del Haris, David Martín y Juan Diego García, a los que ya conocía de su anterior etapa en el club, se iban a poner en contacto con ella para pedirle el favor de unirse a la plantilla, aunque fuera para ayudar en los entrenamientos y ser una alternativa a la líbero titular, Patricia Llabrés, que había sufrido una lesión unos días antes. «Pensé que era una locura. ¿Cómo me iba a meter en un fregado como ese?Es más, en ese momento no tenía ni tenis para jugar», recuerda Nira, a quien, sin esperarlo, se le había presentado una oportunidad única para cerrar el círculo como deportista conquistando el título que se le había resistido dos veces. No podía decir que no. Y así fue. De un día para otro, de su meditado y consolidado retiro, pasó a la acción, con una final de Copa de la Reina a la vuelta de la esquina, y a la gloria.

Así empezó todo, con un mensaje de Juan Diego. «Ellos estaban en Alemania –el 8 de febrero para jugar ante el Stuttgart un partido de la Champions League– y yo, retirada en mi casa. Tuvieron un sustillo de Patri Llabrés y, como no sabían cuál iba a ser el diagnóstico hasta que llegaran a Tenerife, me dijeron que si, por si acaso, podían contar conmigo para que ayudara. Empecé a entrenar el lunes y el jueves de esa misma semana fuimos de viaje para jugar la Copa», repasa la lagunera, a quien, de entrada, le pareció «una locura» la propuesta de David Martín y Juan Diego García. «¿Cómo iban a contar conmigo si llevaba dos años sin tocar una bola? Meterme en un fregado como ese, en una Copa de la Reina, no era broma. Pero también entendí que lo que me estaban pidiendo era que estuviera con ellos porque yo sabía cómo funciona el equipo, cómo trabaja Juan Diego, cuáles son sus tácticas... Preparar a otra líbero nueva iba a ser más difícil que incorporarme a mí». De esa manera tan sorprendente, después de un par de años en los que su actividad deportiva se había reducido a algún partido de voley playa –«vivo en el Sur y lo tengo a mano»– y «un poco de gimnasio», se presentó en la cancha del Pablos Abril de Taco, un lugar muy familiar para ella. «Lo primero que noté fue que estaba muy por detrás de la velocidad que tenían las chicas, pero estaba ilusionada y tenía ganas. Esas sensaciones me ayudaron a estar medianamente bien para ayudar», afirma.

Durante este proceso exprés, le comentaron más de una vez que lo suyo iba a ser como «volver a montar en bicicleta». Sí y no. El oficio no lo había perdido, pero sí el ritmo de entrenamiento y de competición. «Me costó un poco más coger la velocidad de reacción, pero la experiencia me había llevado a saber dónde colocarme, a leer balones antes de tiempo...», admite Nira, que, por otra parte, tuvo la ventaja de no verse obligada a enfrentarse a una fase de adaptación. Lo suyo había sido como regresar a casa. Sobraron las presentaciones. «Quitando a las extranjeras, conocía a todas las compañeras. He jugado con Belly, con Lisbet, con Patri Aranda, con Llabrés... Estamos hablando de la mitad del equipo. En definitiva, la adaptación resultó muy buena. Me acogieron súper bien y todo fue genial», destaca.

Y una vez en Sant Cugat del Vallés, siendo ya una más del grupo, Nira no se quedó en un fichaje de urgencia realizado de manera preventiva. De hecho, llegó a tener minutos de calidad en el duelo definitivo. «Fui con la idea de jugar si Llabrés no podía estar disponible, pero después nos dimos cuenta de que, con las pruebas médicas y las ganas que tenía ella, sí iba a llegar bien para competir, así que yo ni contaba con que me fueran a meter. Pero Juan Diego se arriesgó y la cosa salió bien. Creo que más que voleibol, aporté energía», sostiene la líbero tinerfeña, que sintió, de repente, que sus dos años de inactividad no iban a representar ningún obstáculo. El deseo de ganar la Copa pudo con todo. «Al final, cuando te vas a jugar algo tan importante como la Copa de Reina, los dolores y las agujetas pasan a un segundo plano. Por la noche acababa rendida, como la que más, pero en ese momento te olvidas. Es tanta la emoción y tantas las ganas de volver a vivir esa experiencia, que ni por asomo se me pasó por la cabeza todo ese cansancio».

ANira le faltaba todavía conocer el desenlace, saber si a la tercera iba a ser la vencida para ella en una final de Copa. Lo cierto es que, estando en el banquillo y con 2-1 a favor del equipo grancanario, llegó a pensar que ese título iba a seguir siendo un sueño imposible. Pero luego vino la remontada. En cierto modo, Juan Diego y David ya se lo habían anticipado. «Cuando me llamaron, me dijeron que me debían esta Copa», revela la lagunera, que se subió el domingo a una montaña rusa de emociones. «Durante el partido no me podía creer que lo pudiera tener tan cerca y que se me volviera a escapar. Pero en los peores momentos sacamos energía y ganas por querer ganar el título».

Unos días más tarde, a Nira le sigue pareciendo «surrealista» todo lo sucedido durante la semana de la Copa. «Que te llamen así, de repente, estando en casa y después de dos años sin jugar... Les preguntaba si estaban bien de la cabeza. Pero no, ha sido real y me quedo con que Haris me acaba de regalar una experiencia que no todo el mundo puede vivir», confiesa Nira emocionada.

¿Y ahora qué?¿Alargará un poco más su carrera tras este inesperado y exitoso epílogo?«En principio, hice el favor de volver para ayudar por la situación de Llabrés, e imagino que seguiré igual hasta que ella se recupere del todo. Necesitarán a alguien, aunque sea para completar los entrenamientos. Pero ya le advertí a David –presidente del Haris– que yo no puedo volver a lo de antes. Echaré una mano en lo que pueda, pero desde que Llabrés esté bien, supongo que volveré a mi rutina. Tampoco lo sé, tenemos que hablar», añade dejando la puerta abierta a su continuidad hasta el final de una temporada, la 22/23, en el que el Tenerife Libby’s La Laguna luchará por repetir como campeón de la Liga Iberdrola.

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