Hay personas silenciosas, discretas y que suelen intentar pasar desapercibidas, pero por mucho que lo intenten, es imposible borrar una historia única y siempre diferente y, además, muy ligada al deporte en todas sus facetas. Es el caso de José Antonio Marrero, portuense de pro que ha sido de todo en el mundillo. Y es que estuvo al frente del CN Martiánez durante la friolera de 35 años en diferentes etapas cuando el club sumaba y tenía un montón de disciplinas, entre las que destacaban la natación, el salvamento y socorrismo, waterpolo, natación sincronizada, tenis de mesa, atletismo e incluso voleibol.

Sí, voleibol y «tenía como entrenador al recordado Quico Cabrera», alma mater del Tenerife Marichal que llegó a conquistar Europa, y que ante la incapacidad de acoger más deportes deshicieron sus lazos de común acuerdo. «Lo entendió y siempre mantuvimos unas relaciones extraordinarias, pero fue campeón de Canarias con el CN Martiántez sobre el 83-84», recuerda como anécdota.

José Antonio, de 80 años de edad, ha pasado por todos los estamentos deportivos y destacó entre otros, en el salto de trampolín en sus años mozos, pasando por ser fundador y jugador del CB Ucanca y hasta presidente de fútbol. Luego fue concejal en la primera legislatura democrática, directivo nacional deportivo... Un sin fin de papeles que han pasado por su vida y que los ha asumido con el mayor de los cariños y casi nunca con un reconocimiento... «Bueno sí, el que la Federación Canaria de Natación (FCN)» le ha rendido este sábado al ponerle el nombre de José Antonio Marrero Córdoba al torneo de waterpolo alevín y benjamín del Campeonato de Canarias.

Un día grande para un hombre grande que confirma que después de tantos esfuerzos «el waterpolo canario está en crecimiento y goza de buena salud», dijo mientras no se perdía la evolución de los pequeños waterpolistas en la piscina David González Rodríguez, anexa al estadio Heliodoro Rodríguez López.

Muchas historias le acompañan, tantas, que es imposible reflejarlas en un par de líneas. Pero algunas de ellas es que fue el presidente del ascenso del CN Martiánez de waterpolo a la División de Honor en 1994, pero antes pasando por la A-2 en el año 1991, «a pesar de que en un primer momento me opuse... Es que eran muchas perras lo que costaba y habían más secciones», dice entre risas, no sin antes recordar que al final «la cuestión económica acabó con el equipo. Una historia bonita pero imposible de sostener, tal y como se demostró después», en 2011 cuando desapareció el equipo.

Lo cierto es que Marrero Córdoba fue la persona clave para entender cómo se introdujo este deporte en Tenerife y Canarias, en general, en 1981. Y fue en Puerto de la Cruz bajo su presidencia «y con la ayuda del madrileño Pedro Lucas, el primer entrenador del Martiánez de waterpolo, que fue el motor de la especialidad junto a Roberto Fernández Iliada, que cuando dejé la presidencia la asumió él. Todo empezó aquí».

La piscina del Martiánez, la del castillo San Felipe, era en esa época una de las instalaciones más modernas de España, corría el año 1975 y tuvo el privilegio de montar una auténtica red deportiva en torno a ella casi culminada dos años después: «Un sin vivir”, dice. «Grandes campeonatos de España de Sincro, del waterpolo y natación; o importantes citas internacionales de la especialidad como el extinto Torneo Atlántico en el competían hasta nadadores de Japón», apunta con orgullo.

Y como no podía ser de otra forma recuerda una anécdota con una carga política impresionante «que quedó grabada en mi memoria para siempre. Corría el año 1981 y en uno de estos torneos se inscribieron dos equipos, uno el de Israel y el otro de Alemania, en plena guerra política con la carga histórica que eso suponía. Los hebreos una vez aquí quisieron retirarse por la presencia de los teutones y solo larguísimas negociaciones permitieron que competieran. Fue un momento muy tenso y preocupante y con la diplomacia en medio», señala.

El torneo del reconocimiento

Ahora las cosas han cambiado y a José Antonio le queda el reconocimiento de la Canaria al ponerle el nombre al Campeonato de Canarias de waterpolo alevín y benjamín, «estoy encantado, pero echo de menos un reconocimiento de mi ayuntamiento, mi municipio, solo hicieron algo intrascendente... Me he sentido mal la verdad. Muchas veces me preguntaba que qué hago yo aquí, tantos años dedicados a esto desde el año 1955 y de la forma que lo he hecho... En fin, queda este torneo que es un honor para mí y mi familia», explica acompañado de sus hijos, también deportistas en alguna etapa de sus vidas. «Hijos de gato, cazan ratones».

«¿Qué diferencias entre el waterpolo de los 90 y el actual? Los sistemas son iguales, pero ahora sí es verdad que el componente físico es el que se impone y marca la diferencia y existe una técnica mucho más depurada. Es lógico, avanzan y evolucionan los equipos y la formación de sus de sus entrenadores es mejor», explica el expresidente del Martiánez.

No quiso dejar la oportunidad de hablar del ascenso del WP Echeyde femenino, del que dijo que «ha sido un logro enorme, pero también le digo que si en mi época tuviéramos ese dinero lo hubiésemos conseguido. No es lo mismo tener un equipo con jugadores locales que uno con nacionales e internacionales».

«Lo que sí digo es que cuanto más equipos tengamos mejor y ahora está el Echeyde masculino y femenino. Es lo mismo que con el fútbol, lo bueno hubiera sido que tanto el Tenerife como Las Palmas ascendieran, pero es lo que hay. Tienen que haber más frutos, más colaboraciones externas de empresas, ayudas institucionales», reclamó Marrero.

Por último, José Antonio Marrero señala que «el futuro del waterpolo tinerfeño y canario es grande y si no pierden el control irá a más. Creo que el ascenso de las chicas dará estabilidad y mejoría el mundo del waterpolo canario».