Cine | Eduardo Díaz Cineasta. Acaba de estrenar 'El sueño del ladrón'

Eduardo Díaz: «Los aciertos de 'El ladrón de los guantes blancos’ no se han valorado lo suficiente»

El cineasta tinerfeño rinde homenaje a la primera película de ficción rodada en Canarias con 'El sueño del ladrón'

Eduardo Díaz.

Eduardo Díaz. / El Día

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

El primer largometraje de ficción rodado en Canarias cumplirá su primer siglo de vida el próximo 2026 y para traerlo de nuevo a la actualidad el cineasta tinerfeño Eduardo Díaz acaba de presentar ‘El sueño del ladrón’, una propuesta donde revisita, a través de tres pantallas y el cine expandido, ‘El ladrón de los guantes blancos’. La cinta se podrá ver todos los días hasta el próximo jueves 25 de abril en Multicines Tenerife.

A pesar de contar con una dilatada carrera en el sector audiovisual, este es su primer largometraje y en él se ha atrevido con un gran reto.

Inicialmente, la idea no era hacer esta película. Lo que quería era hacer un homenaje a la cinta de González Rivero y García de Paredes pero con otro formato. Quería hacer un espectáculo en directo, pero hacer una película de la misma película nunca estuvo en mi mente. En el proceso creativo, y debido a las necesidades de producción y la pandemia, acabó teniendo este formato para ver en una sala de cine.

¿Qué supone la película El ladrón de los guantes blancos para usted como cineasta?

Es una cinta a la que aún hoy se puede acudir para descubrir nuevos detalles y admirar. Yo he cogido las cámaras con las que se rodó la cinta original y he mirado por ese visor y me parece algo increíble que hace cien años, en Tenerife, esas personas pudieran hacer cine. Yo siempre quise destacar la riqueza visual de la cinta original. Para el público pasa un poco desapercibida porque nos quedamos con lo anecdótico, con los decorados naturales que tanto nos suenan. A mí, personalmente, me encanta ver los decorados pero creo que, cinematográficamente, sus aciertos no han sido lo suficientemente valorados. Así que mi intención era poner el acento ahí.

¿Cree que es una cinta que, por su importancia, se ha estudiado lo suficiente en Canarias?

Estamos ante un trabajo que está cerca de cumplir un siglo y creo que, quien es más sensible a este sector, sí ha tenido una relación más cercana con la película, pero también hay mucha gente que no la conoce. Entiendo que se trata de una película que está incompleta, que tiene sus deficiencias debido a la propia producción y el lenguaje de la época. Así que creo que la gente joven debe acercarse a la película y debería estar en los institutos para que las nuevas generaciones la descubran.

Revisita esta película de una forma muy original. ¿Cómo llegó hasta ese formato de cine expandido?

Una vez que me hice con una copia de la película, me puse a verla muchas veces. Primero, me fascinaron las imágenes en sí y decidí comenzar a experimentar con ellas porque la cinta original tiene problemas para el espectador actual como son las continuas subidas y bajadas de ritmo. Además, está originalmente está realizada con un lenguaje muy teatral. Fue entonces cuando se me ocurrió simultanear las imágenes y los textos para que no se perdiera el ritmo y que fuera más ágil. En ese momento apareció la cuestión del tríptico, porque necesitaba un cuadro para la imagen y otro para los textos, que aparecen a ambos lados de los personajes. Eso también me permitió realizar juegos con el espacio.

¿Las salas de cine donde ahora se proyecte esta cinta tendrán que estar adaptadas para el cine expandido?

La película está hecha en formato cinemascope, el más alargado, pero se puede ver en prácticamente cualquier sala, aunque también se podría hacer una propuesta con una pantalla para cada cuadro. De hecho, el proyecto siempre tuvo muchas formas y por eso, más allá del espectáculo o de la proyección de cine, también se podría abordar como una instalación con la que el espectador entre en la película.

Otro de los retos de la producción estaba en añadir una dimensión sonora a la película original, que es cine mudo. ¿Tenía clara esa parte; sabía qué era lo que quería aportar?

Mi intención siempre fue la de modernizar el lenguaje y por eso quería huir de la idea del cine mudo antiguo, que está asociada con el piano. Todo eso me parece un cliché y por eso quise hacer algo más radical.

A pesar de ser un proyecto ambicioso, el equipo de la película es reducido.

Sí. En un principio fue más amplio porque durante un tiempo pensamos en incluir incluso a un actor, y montamos parte del metraje, pero creo que había partes que no funcionaban bien y fuimos simplificando. Pero si se piensa bien, la película original también contó con un equipo reducido.

¿Que pensarían José González Rivero y Romualdo García de Paredes si vieran en qué punto se encuentra la industria del cine en Canarias ahora?

El propio José González Rivero luchó para construir algo similar a lo que hay ahora en las Islas a través de su trabajo. Fueron todos unos pioneros.

La película ha sido seleccionada en el Festival de Cine de Las Palmas, donde la han clasificado como «una puesta al día divertida y respetuosa». ¿Qué opina de esa definición?

Me parece maravillosa porque esa era precisamente mi intención al iniciar este trabajo.