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Un manual para jugar a yoga con niños: 'La ranita Koriky y la felicidad'

El cuento de la profesora Ana Molina es una clase completa de la disciplina oriental para practicar en familia

La profesora de yoga Ana Molina, autora de 'La ranita Koriky y la felicidad'.

La profesora de yoga Ana Molina, autora de 'La ranita Koriky y la felicidad'. / DM

Raquel Galán

A los niños les gusta jugar y los cuentos. Sus padres quieren que sean felices y tengan bienestar emocional y físico. Y consigue combinarlo todo el libro infantil 'La ranita Koriky y la felicidad', de la profesora de yoga Ana Molina. Imparte clases en Palma y en su tiempo libre se ha dedicado a su otra gran pasión: la escritura. Ha unido ambas en un cuento que "en realidad es un manual de uso para practicar yoga con la familia o en el aula".

En el más de medio centenar de páginas del volumen ilustrado, la protagonista enseña de forma divertida, como si fuese un juego, cada uno de los pasos para hacer una clase completa de esta disciplina oriental. "Tanto los padres como los docentes lo pueden leer y utilizar con niños a partir de tres años. Se desarrolla de forma sencilla y, si son muy pequeños, la sesión puede durar 20 minutos, ya que ellos deciden cuánto tiempo dedican a las fases que componen cada clase", tal como explica la especialista, que tiene la formación de maestra de yoga infantil.

Con ejemplos atractivos para los menores, la alegre y flexible Koriky da las instrucciones para realizar los pasos, que son toma de conciencia, calentamiento, postura base, compensación, prânâyâma (respiración), relajación, alienación, meditación y cierre. En las sugerencias detalla estas fases y ofrece ideas para aplicarlas, como bailar de forma espontánea en el calentamiento, trucos para mantener el equilibrio en la postura de la guirnalda (malâsana), escuchar el latido del corazón durante la relajación en la postura de savâsana (tumbado hacia arriba) y otras muchas.

Los beneficios

Los principales beneficios del yoga en niños son el desarrollo de la conciencia corporal, por lo que ayuda en la corrección postural y puede evitar futuras lesiones y traumas corporales; aumenta la atención, concentración, aprendizaje, percepción y memoria, lo que propiciará una mejora del rendimiento escolar; disminuye los niveles de estrés y ansiedad con la utilización de técnicas de visualización, relajación y respiración; fomenta valores para el bienestar físico, emocional y mental, como por ejemplo la confianza, autoestima, respeto, compañerismo, gratitud, empatía, etc.; estimula la creatividad y la imaginación; mejora la calidad del sueño cuando se hace antes de acostarse.

Y si es practicado en familia, como anima la autora de 'La ranita Koriky y la felicidad', se suman los siguientes beneficios: crea un vínculo interrelacional más íntimo y personal entre hijos y progenitores para conocerse mejor mutuamente; fortalece el vínculo afectivo y comunicativo; incrementa la armonía y unión familiar; refuerza la imagen positiva; y facilita tanto reconocer los límites como crecer superando dificultades desde el respeto para potenciar los valores citados con anterioridad.

Tabletas y móviles

Todos estos aspectos positivos son aún más necesarios en una sociedad donde las tecnologías y sus consecuencias negativas han entrado de lleno en el ocio de los pequeños. Sin embargo, «como son esponjas y aprenden por repetición, adentrarles en el mundo del yoga desde la infancia compensará los muchos problemas posturales del uso de tabletas y móviles», destaca Molina.

También tiene formación en yoga terapéutico, donde han estudiado que las partes del cuerpo más afectadas por dichos aparatos son «las cervicales, ya que el cuello está adelantado, la espalda y la lumbar, por el encorvamiento que haces inconscientemente para mirar el móvil o la tablet, sin contar los problemas de visión que provocan", como advierte. "La conciencia corporal que adquieren cuando practican yoga les ayudará a compensar esas malas posturas", destaca quien descubrió los beneficios del yoga hace dos décadas.

Koriki es el símbolo Reiki de la felicidad y llamó así a una ranita de cerámica que le regaló una amiga, debido a la alegría que desprendía, y poco después se convirtió en la protagonista del cuento que escribió en un curso de literatura infantil. Ahora casi ha cobrado vida propia y la rana Koriky realiza diferentes âsanas (posturas) en las páginas del libro y "muestra a niños y adultos que practicar yoga aporta una gran felicidad", concluye.

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