Arte

El tinerfeño Luis Palmero muestra sus nuevas creaciones en Artizar

La exposición, titulada 'Celebración', estará disponible para su visita hasta el próximo 6 de abril

Almudena Cruz

Almudena Cruz

Luis Palmero (Tenerife, 1957) es uno de los artistas más importantes del Archipiélago y la Galería Artizar inauguró este viernes una nueva muestra con sus recientes creaciones. El título, Celebración, hace alusión a lo que él considera una fecha especial, un hecho destacable. Palmero recoge «el aliento» de tres artistas a los que admira y a los que lleva mucho tiempo siguiendo: el canario Jorge Oramas, Ethel Adnan y Gerwald Rockenschaub

Estará disponible para su visita hasta el próximo 6 de abril en las instalaciones de la lagunera calle San Agustín. El horario de apertura de la sala se extenderá de lunes a viernes de 10:30 a 13:30 horas y de 17:00 a 20:00 horas y los sábados entre las 11:00 y las 14:00 horas.

«El título viene del hecho de que, de alguna manera, he juntado el halo, el aliento, de tres artistas. Y digo aliento porque no es exactamente su obra sino lo que emana de la obra de cada uno de ellos», explicó Palmero, que reconoce estar viviendo un momento especialmente creativo. Hace menos de un mes colgó otra individual en Gran Canaria y antes de verano tiene prevista otra exposición en la Península.

La exposición de Artizar llega acompañada, además, de las palabras de Juan Manuel Bonet. Crítico de arte y literatura, historiador del arte contemporáneo, poeta, comisario de exposiciones y museólogo español, ha desempeñado, entre otros, los puestos de director del Instituto Valenciano de Arte Moderno y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Es, además, amigo y profundo admirador de la obra del tinerfeño. «Hay algo siempre musical en el proceder de Luis Palmero», arranca en su disertación sobre el nuevo proyecto de Artizar, que acaba de llegar de participar con algunos de sus representados en Zona Maco.

Las obras que recogen el «aliento» de Ethel Adnan recuerdan a las puestas de sol de la libanesa afincada en París. «Sí que tienen cierta conexión si te fijas en su obra, eso es verdad». A su manera y fiel a su factura, Palmero le dedica geométricas y coloridas instantáneas en las que, de repente, el triángulo se convierte en protagonista. 

«También pintaba montañas pero de una forma totalmente orgánica. Aquí, yo lo llevo más a la geometría», explicó. Pero esos triángulos, continuó reflexionando, son además el reflejo de otro fenómeno. «Llevo tiempo viviendo en La Guancha y voy y vengo casi todos los días. En ese camino, la presencia del Teide y su forma se ha ido interiorizando en mí. De alguna manera el triángulo también viene de ahí, hay conexión».

Todas las piezas que se muestran desde ahora en Artizar forman parte de series que están actualmente en desarrollo. Palmero asegura vivir un momento dulce en lo creativo y está dispuesto a aprovechar «esta especie de racha. Luego hay épocas en las que no sale nada», bromeó.

El malogrado pintor grancanario Jorge Oramas ha sido otra de sus obsesiones, concretamente desde que descubrió los detalles de sus creaciones en una conferencia que Andrés Sánchez Robayna ofreció en el santacrucero Parque Viera y Clavijo allá por los ochenta. «Llevo pintando cosas de Oramas unos 40 años, es una atracción que empezó casi al mismo tiempo que empecé a pintar».

De hecho, en su texto, Bonet abunda en esta relación de admiración y celebra que Palmero no trate de emularlo sino que lo haya conseguido recuperar para el presente sin perder un ápice de su identidad. «Al morir muy joven no desarrolló su obra. De alguna manera, lo que he hecho ha sido continuar con su obra pero pidiéndole permiso. He hecho la obra que él, hipotéticamente, haría después de un desarrollo de 30 o 40 años».

Finalmente, el austriaco Gerwald Rockenschaub es el eje en torno al cual gira el tercero de los homenajes de Palmero. «De los tres, es el único que sigue vivo», aseguró. «Le sigo porque iba casi todos los años a ARCO y allí vi varias de sus obras; me quedé entusiasmadísimo». Para él va el impresionante mural que conecta las dos estancias de Artizar y en la que los colores escogidos son la clave. «Que yo sepa nunca ha expuesto una individual en España», lamentó.

Por último, cabe destacar la presencia de dos piezas que continúan una serie que Palmero expuso en Artizar hace ya 20 años y que simulan nubes de colores sobre un firmamento en plata. «Eran de pequeño formato y esa serie se quedó ahí, aletargada. Hace poco me vinieron de nuevo a la cabeza». A estas hay que añadir otras creaciones que recuerdan a otro de los artistas favoritos del tinerfeño, el dadaísta Kurt Schwitters. «Vi una gran retrospectiva suya en Londres y estos, que se llaman Difícil, son unos homenajes a los Difficult que él hacía a principios de siglo».