El compositor argentino Gustavo Santaolalla ve en la música una "cura" para la salud mental

El músico y productor, ganador de dos premios Óscar por las bandas sonoras de ‘Babel’ y ‘Brokeback Mountain’ ofrece una charla en el Auditorio dentro de Mapas

Gustavo Santaolalla esta tarde en el Auditorio de Tenerife.

Gustavo Santaolalla esta tarde en el Auditorio de Tenerife. / Andrés Gutiérrez.

Almudena Cruz

Almudena Cruz

El conocido músico y compositor Gustavo Santaolalla protagonizó la tarde de hoy martes día 4 de julio en la Sala de Cámara de Auditorio de Tenerife. El creador, ganador entre otros de dos premios Óscar por las bandas sonoras de Brokeback Mountain y Babel, mantuvo un encuentro con el público tinerfeño gracias al programa formativo del Mercado de las Artes Perfomativas del Atlántico Sur (Mapas).

Santaolalla, que habló de su experiencia profesional y, especialmente, de la creatividad, estuvo acompañado por el también músico canario Ner Suárez. El veterano productor llegó al escenario del recinto cultural tinerfeño acompañado de su inseparble roncoco. Procedente de Bolivia, este instrumento pertenece a la familia de los charangos y se ha convertido, además, en una de las señas de identidad del músico argentino. «Para mí es un placer, es la primera vez que estoy en las Islas. Es una linda oportunidad, además, formar parte del proyecto de Mapas», arrancó su intervención Santaolalla. Reconoció, sobre sus inicios, que comenzó a tocar la guitarra con cinco años porque procedía de una familia muy musical. «Mis padres compraban un disco por semana y en mi casa se escuchaba mucha música y muy distinta», añadió.

Sorprendentemente, reconoció que no sabe ni leer ni escribir música porque nunca llegó a «llevarse bien» con la vertiente más académica de la música. Tocaba de memoria desde muy pequeño y a los diez años empezó a escribir sus primeras melodías. A los 12 años sus padres le regalaron su primera guitarra eléctrica. «Y a los 13 ya supe que quería ser músico».

Recién llegado de Los Ángeles, donde vive, aseguró que siempre «hubo una gran conexión entre la música y mi búsqueda espiritual». Sobre la creación, detalló que en su caso ésta surge como una necesidad y como algo que sirve–tanto al que la hace y como al que la completa, el espectador– como «una forma distinta de reorganizar y reinterpretar la realidad, es otra manera de acercarse al dolor o el amor; es algo que te ayuda a nuestra salud mental». 

Es necesario recordar que, entre sus numerosos éxitos y galardones, Santaolalla es el autor de la banda sonora del célebre videojuego The Last of Us y de su reciente adaptación a serie de televisión en HBO. Además, está considerado como un icono del rock latinoamericano. 

Santaolalla también habló sobre ese momento tan temido para cualquier creador: el del estancamiento creativo. «Siempre hablo de la disciplina de trabajo. Picasso dijo aquello de ‘espero de que la inspiración me encuentre trabajando’. No creo en la inspiración repentina, creo en trabajar. A veces viene solo y muchas veces viene como resultado del trabajo», reflexionó. Las ideas, continuó, pueden llegar en cualquier momento y por eso Santaolalla lleva siempre consigo su móvil para grabarlo todo y no olvidarse. Lo impredecible de la creatividad, consideró, es «una de las partes más hermosas del arte».

Se considera un «hacedor» de música que estudia constantemente para construir sus piezas. Sobre el ronroco, reconoció que en él encontró «una conexión espiritual y musical que tiene mucho que ver con mi identidad; con él he logrado trascender su parte folclórica». 

De hecho, Santaolalla todo un álbum con este instrumento que, curiosamente, le abrió las puertas a la banda sonora de The Insider (El informante), dirigida por Michael Mann y protagonizada por Al Pacino. Lo mismo le pasó con Amores perros, de Alejandro González Iñárritu. Esas cintas estuvieron entre su primeros proyectos para el cine. «Así pasó, fue una cosa totalmente orgánica que me llegó. Y, desde ahí, hasta The Last of Us, cuyo tema principal está escrito también con un ronroco, que ha dejado de ser ya un instrumento puramente andino. Ya trascendió».

Su espíritu aventurero también le lleva a probar instrumentos que no sabe tocar. «Me pone en una situación de inocencia. El ejemplo máximo de eso es la banda sonora de Babel y el oud, un instrumento que no sabía tocar y que de hecho no he vuelto a coger».

También habló sobre su faceta como productor. Su primer álbum lo grabó con tan solo 18 años y ya ahí se dio cuenta de su interés natural por el «arte de hacer discos». Cuando grabó el primer disco con Arco Iris ya hizo sus pinitos como productor de sus propias grabaciones. «Los errores que cometí en mis discos por suerte no los cometí luego en los discos de otros», bromeó. Santaolalla ha producido más de 100 discos a lo largo de su extensa trayectoria, algunos de ellos con artistas tan conocidos como Julieta Venegas, Molotov o Juanes.