Entrevista | Pablo Rivero Escritor y actor

"La sensación que otorga crear y contar historias es terapéutica"

Presentó en la Feria del Libro de Málaga su quinta novela, Dulce hogar. Con ella, ha defendido su puesto como uno de los escritores de thrillers más consolidados. Fiel a su estilo claroscuro y enérgico, construye una historia perturbadora sobre asuntos como la cultura del éxito, la falsa felicidad o el cambio climático. «Ser actor es diferente, depende de muchos factores externos; escribo por la necesidad de contar historias», asegura el intérprete

Pablo Rivero.

Pablo Rivero. / Gregorio Marrero

Álvaro Jordán

Dulce hogar es su quinta novela negra. ¿Cree que a estas alturas se puede considerar un adepto del thriller?

Totalmente. La novela negra ha sido desde siempre un género con el que me he identificado por muchas razones: he sido muy miedoso pero al mismo tiempo me ha gustado meter miedo y consumir historias de terror. También he sido un gran fan de las series de misterio, como Twin Peaks. Y resulta una gran satisfacción saber que esa obsesión, ese juego, ahora se ha convertido en mi trabajo.

¿Y qué es lo que le atrae del género?

Yo creo que es el afán y la intriga. Me obsesionaba con todo lo que me daba miedo. Y aunque al principio me parecía incomprensible, una vez iba investigando me daba cuenta de que los seres humanos, una vez están al límite, son capaces de hacer cosas terribles. Es esa mezcla entre el terror y la necesidad de saber, que yo creo que es la esencia que emana Dulce hogar. Julia, la protagonista, tiene una atracción voyeur por un chico que la observa y por una serie de temas adicionales. Ella sabe que se ha metido en una espiral peligrosa, pero es el mismo morbo el que la mantiene cautiva.

Precisamente el estilo del libro parece generar angustia, sobre todo en el arranque.

Yo valoro mucho la incógnita de no saber por dónde van a ir los tiros. Me parecía fascinante empezar de una forma aparentemente feliz y bonita que se transformase en algo terrorífico e incierto; que desconcertase al lector. Al final, la mejor forma de poder mandar un mensaje importante o una moraleja es asegurando que los lectores se enganchen a la historia; y creo que con mis obras, al menos por las reseñas que voy leyendo, consigo esa sensación de desasosiego y de reflexión.

Siempre suele tomar vivencias personales para escribir sus obras. ¿Cuánto de usted hay en esta entrega?

Pues mucho y poco al mismo tiempo, por suerte. Creo que para este tipo de obras necesitas inyectar algún miedo o vivencia personal. Luego esa experiencia la transformo con una envoltura más atractiva y apetecible. La anécdota que impulsó esta obra me pasó cuando un día salí para leer fuera y notaba cómo si me observase una figura desde un monte cercano. No pude fijarme si era una persona o solo un animal, pero esa sensación de miedo e incertidumbre, de no saber qué intenciones pudiese tener esa figura, fue la base para la novela.

Julia también encarna una crítica social. Sobre todo hacia esa obsesión por el éxito.

Rubén y Julia, que son la pareja protagonista, creo que representan a toda la gente que yo conozco. Julia es una mujer con una gran trayectoria profesional, que ha viajado por todo el mundo, ha vivido muchas experiencias y que goza de una gran estabilidad económica. Pero le falla una pieza, y es que no puede quedarse embarazada después de muchos intentos. Esa frustración y el poco tacto de la gente le hace olvidar todo lo bueno que hay en su vida. Le hace sentirse culpable consigo misma.

Es un dilema que le hace cuestionarse la manera en la que ha vivido la vida.

Hoy en día todo es muy complicado: encontrar un buen trabajo, un buen piso, una estabilidad, etc. Pero, aun así, tenemos que seguir con más eficiencia y mejores resultados; sin quedarnos atrás frente al resto. Tenemos que tener un trabajo maravilloso, una casa gigante, un físico espectacular, debemos casarnos y tener hijos en nuestra treintena... En resumen, nuestra vida tiene que ser perfecta. Cada vez llegamos más tarde a todo por las imposiciones, y de lo que hay que darse cuenta es que cada persona tiene que seguir su propio camino y vivir la vida a su manera. Las redes sociales no ayudan en esto para nada. Son un lugar donde solo se comparte el éxito. Sin embargo, nadie habla del camino hasta ese éxito, solo del resultado final.

Otro tema que también toca es la explotación natural y el cambio climático.

Esto guarda mucha relación con el contexto temporal en el que escribí la novela, que fue en verano. Por las altas temperaturas, en España hubo una gran cantidad de incendios. Aunque algunos casos se debían a pirómanos, muchas de esas situaciones eran causadas por condiciones urbanísticas. Quise relacionar ese aspecto con la obra colocando a Julia en una urbanización que sufrió un incendio reciente. Ella lo descubre, sospecha de que no fue un simple fuego accidentado, sino que había algo más. Y entonces se va creando una llama relacionada con el incendio en sí pero también con ese morbo que guarda Julia frente al chico que la observa. El fuego representa tanto el calentamiento global como el ardor interior de la protagonista.

¿Con qué faceta diría que es más afín ahora mismo? ¿Actor o escritor?

Ahora mismo le dedico más tiempo a la faceta de escritor. Yo escribo porque tengo la necesidad de contar historias. Es algo terapéutico. Además, gracias a mis libros se está creando una comunión preciosa entre mis lectores y mi mundo. Ser actor es distinto, al final dependes de muchos factores externos. Eso no significa que vaya a dejar esa profesión de lado. Tengo varios rodajes y proyectos que voy compaginando, pero también quiero aprovechar este momento como autor. Al final, se trata de maximizar la organización.

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