Opinión

Y volvió Fitur

Ya no nos vale ofrecerle un paquete turístico; el nuevo turista gestiona su viaje y compara, y opina

Varias personas durante la 44ª edición de la Feria Internacional de Turismo, Fitur 2024, en IFEMA Madrid, a 27 de enero de 2024, en Madrid (España).

Varias personas durante la 44ª edición de la Feria Internacional de Turismo, Fitur 2024, en IFEMA Madrid, a 27 de enero de 2024, en Madrid (España). / Ricardo Rubio - Europa Press

Comenzamos el año con la gran cita del turismo: Fitur. Esta edición ha sido una de las mejores convocatorias que he visto incluso antes de la pandemia. Aunque siempre señalamos esta feria como una de las más sociales, en parte algo de razón lleva, este año ha sido muy diferente. Sin duda las desgracias ajenas, en este caso vuelve el norte de África a permitirnos disfrutar de una época agradable, aunque este crecimiento de la demanda tiene otros factores. Cierto es que la sociedad ha cambiado tras la pandemia.

En cierta manera nos hemos hecho más egoístas con el tiempo. Ahora digamos que el valor no es comprar cosas, es comprar tiempo y disfrutar de él. Y sin duda esa es la razón por la que estamos recibiendo un alto incremento de turistas. La sociedad ha cambiado y necesitamos darle respuesta.

Ya no nos vale ofrecerle un paquete turístico; el nuevo turista gestiona su viaje y compara, y opina. Y hablando de cambios, lo que realmente ha sido un shock desde mi punto de vista en Fitur, la cantidad de madrileños, mayoritariamente, que hablan un spanglish muy snob, con ínfulas internacionales, como si nosotros no lo fuéramos, más cuando una amplia mayoría de canarios que trabajamos en turismo hablamos bien el inglés y muchas otras lenguas. Sin contar lo viajados que estamos.

En fin, aprovecho estas líneas para recordarles a esos analfabetos que el español es la segunda lengua más hablada del mundo —485 millones aproximadamente— tras el chino mandarín, y la cuarta lengua extranjera tras el inglés, chino mandarín e hindi. Así, queridos compatriotas, defendamos y hablemos bien nuestra lengua. Y cuidado con algunos canarios que, en su afán de parecer alguien, comienzan a imitarlos.