El Nilo, un río de vida y muerte

Este mítico río es el auténtico faraón de Egipto. A lo largo de su cauce conviven monumentos majestuosos con poblaciones de belleza inigualable

El Gran Templo de Abu Simbel, que se tardó en construir unos veinte años, fue completado alrededor del año 24 del reinado de Ramsés II (en el  año 1265 a.c.)

El Gran Templo de Abu Simbel, que se tardó en construir unos veinte años, fue completado alrededor del año 24 del reinado de Ramsés II (en el año 1265 a.c.) / Con Estilo

Navegar por las aguas del río Nilo, camino de los grandes tesoros del arte egipcio, es una de las experiencias más impactantes e inolvidables que regala a los sentidos el país de los faraones. La ciudad de Aswan, ubicada en el margen oriental del majestuoso y mítico torrente, es el punto de partida idóneo para comenzar una travesía a bordo de uno de los imprescindibles cruceros que danzan por él. Es sin duda la mejor forma de desentrañar, durante cuatro días, los misterios y la magia que esconde una cultura milenaria que aún a día de hoy sigue desvelando sus secretos a la humanidad. 

Esta quimera la vivió intensamente la propia Agatha Christie disfrutando de la vista privilegiada del cauce del auténtico faraón egipcio desde el Hotel Old Cataract, donde escribió Muerte en el Nilo y que permanece inalterable al paso del tiempo. Con las primeras luces del día el brillo dorado de las dunas contrasta con el intenso verde de la vegetación que crece junto a sus aguas. 

Las mil y una noches

El Nilo, un río de vida y muerte

El Nilo, un río de vida y muerte / Con Estilo

El vuelo de las aves rompe la monotonía del azul brillante del cielo. A lo largo de sus más de 6.000 kilómetros pequeñas poblaciones en tonos ocres salpican la geografía del lugar. Una monotonía cromática que solo se rompe con los imponentes minaretes de las decenas de mezquitas dispersas a lo largo de su cauce. De vivos colores y con motivos geométricos, otorgan al horizonte una belleza onírica que se acrecienta con el eco de la llamada a la oración, como si se tratase de uno de los relatos de Las mil y una noches. 

Mientras, las motonaves, con todas las comodidades necesarias, dibujan estelas en su cauce mientras los pasajeros disfrutan del paisaje con un refrescante chapuzón en la piscina. Un momento de placer tras una intensa jornada visitando lugares emblemáticos y milenarios como los Colosos del Memnon, dos impresionantes estatuas de Amenofis II, o el Templo de la Reina Hatsepsut donde aún se conservan trazos de los colores que una vez lo engalanaron. 

Patrimonio

El Nilo, un río de vida y muerte

El Nilo, un río de vida y muerte / Con Estilo

Con la caída de la tarde, mientras las falucas serpentean por las aguas turbias del río, la embarcación toma rumbo a Luxor, ciudad edificada sobre las ruinas de Tebas, capital del Imperio Nuevo del Antiguo Egipto. Ahí llega el momento de visitar los templos de Luxor y Karnak, conjunto arquitectónico en el que destacan la sala hipóstila con sus 134 columnas, el obelisco de la reina Hatshepsut o el lago Sagrado de Amón. 

Sus célebres necrópolis, donde se enterró a los faraones y nobles del Imperio Nuevo de Egipto, denominadas el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas, son de obligada visita antes de volver a embarcar. La aridez de los valles contrasta con un paisaje adornado por decenas de palmerales. Unos pequeños oasis que se abrazan con los huertos que decoran cada meandro del río mientras el humo de la quema de restos de poda emborrona mágicamente el aire. 

El momento más especial llega con los atardeceres, cuando una luz rojiza baña el Nilo mientras las escasas luces de las poblaciones cercanas van dando paso a la vida nocturna. Sin duda, uno de los secretos mejor guardados de Egipto, sobre todo de su capital. El Cairo bulle de vitalidad, ritmo y encantamiento con sus cafés abarrotados y con el Nilo más presente que nunca. Un río repleto de vitalidad y secretos.