Coser con hilo invisible

Está claro que ellas se pinchan con la aguja, cosen pedrería y pegan plumas pero cuando toca salir en cámara figuran poco

Un telar de La Palma

Un telar de La Palma / Con Estilo

Clara Morell

Clara Morell

Un enorme telar y una mujer cosiendo prendas para su familia. Esa es la imagen que podía verse en cada hogar palmero en el siglo XV, hasta donde llegaron los telares tras la incorporación a la Corona de Castilla. Pero donde había más de 3.000 telares apenas queda ahora una treintena. A veces tengo la sensación de que el legado de esas mujeres que cosieron con hilo invisible la historia de Canarias poco a poco desaparece. Ocurre lo mismo con las costureras. Cada vez cuesta más ver esas diminutas tiendas donde recogían bajos de pantalones o arreglaban cremalleras. Por desgracia, la ropa barata no se repara sino que se tira a la basura y eso supone la muerte empresarial de pequeños negocios regentados por una mayoría femenina. Las mujeres llenan también los talleres de grandes diseñadores y están tras los trajes de murgueros y comparseros. Está claro que ellas se pinchan con la aguja, cosen pedrería y pegan plumas pero cuando toca salir en cámara figuran poco. Faltaban –y siguen faltando– mujeres visibles. Nuestro compromiso con los lectores es dar a conocer a las modistas de las Islas y hacerlo con perspectiva de género desde artículos como este hasta el resto de las páginas de Con Estilo. Por eso estoy encantada de opinar por primera vez. Toca acabar con el síndrome del impostor. ¡Nos leemos en el próximo número!