Ábalos, el ministro ‘áspero’ con Canarias que acabó como su principal interlocutor

El titular de Transportes entre 2018 y 2021 puso pegas a la aplicación del 75% de descuento aéreo y a resolver la deuda en carreteras

Ábalos acabó su etapa en el Gobierno como el ministro mejor conectado tanto con el Ejecutivo de Torres como con CC y Clavijo

José Luis Ábalos,  a su salida del Congreso.

José Luis Ábalos, a su salida del Congreso. / Eduardo Parra /Europa Press

Joaquín Anastasio

Joaquín Anastasio

José Luis Ábalos forma parte desde este martes del Grupo Mixto en el Congreso tras su negativa a dejar el escaño logrado bajo las siglas del PSOE, tal como le exigía su partido y del que llegó a ser secretario de Organización y uno de los dirigentes con mayor peso durante muchos años. El también exministro de Fomento o de Transportes entre 2018 y 2021 se ha hecho fuerte en su cargo parlamentario y no ha cedido a las presiones de Ferraz ni del propio líder socialista y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Ábalos (Valencia, 9 de diciembre de 1959), político de larga trayectoria socialista, con más de 43 años de militancia y de perfil político controvertido, ha sido también un dirigente que durante su etapa de ministro protagonizó episodios polémicos con Canarias.

Nunca podía imaginar el político valenciano por entonces que un día acabaría compartiendo grupo parlamentario con la actual diputada de CC, Cristina Valido, que como portavoz de turno del Mixto le tocara acogerlo y dirigir la negociación para el reparto de comisiones con el resto de diputados del grupo, en el que hace solo unas semanas ya se habían integrado los cinco escaños de Podemos tras abandonar la disciplina de Sumar. Entre sus nuevas compañeras en el Mixto se encontrará también a la diputada canaria de la formación morada Noemí Santana, que precisamente formaba parte del Gobierno de Canarias al que él presionó durante su etapa de ministro para que comprara las mascarillas a la empresa vinculada a su exasesor Koldo García, el personaje que le ha llevado hasta esta situación que nunca imaginó vivir.

En parte, es ese carácter áspero en lo político el que también le llevó a convertirlo en un personaje antipático en Canarias durante parte de su etapa como ministro. No solo porque algunas de sus primeras decisiones en el cargo fueron contrarias a los intereses del Archipiélago, sino porque las explicó, cuando lo hizo, de muy malas formas y con una actitud displicente y nada empática.

Cuando el Gobierno de Canarias asumió en lo peor de la pandemia la ‘recomendación’ de Ábalos para contratar con la empresa Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL la compra de 2,7 millones de mascarillas por 12,2 millones, las relaciones entre Canarias y el departamento que asumió durante el primer Gobierno de Sánchez ya se habían reconducido, pero durante mucho tiempo, dos años atrás, los momentos de tensión habían proliferado, tanto con el Ejecutivo de CC, presidido por Fernando Clavijo cuando Ábalos asumió la cartera, como con el presidido por su compañero Ángel Víctor Torres a partir de julio de 2019. En ambos casos, con asuntos importantes en la agenda de relaciones entre Canarias y el principal ministerio inversor.

Principal interlocutor

Sin embargo, tras una primera etapa en la que demostró ese carácter áspero y distante respecto a Canarias, el entonces peso pesado del PSOE y del Gobierno de Sánchez acabó siendo en su recta final en el ministerio, hasta que lo abandonó en julio de 2021, el principal interlocutor entre ambas administraciones tras corregir los desaguisados o malentendidos que previamente había provocado. Y no solo fue pieza clave y principal conexión de Torres con la dirección federal del partido y con el propio gabinete de Sánchez, sino que también cultivó una gran complicidad con Clavijo como negociador de distintos asuntos entre el PSOE y CC en el ámbito de las Cortes, donde el dirigente nacionalista ocupaba un escaño en el Senado.

Inicios con mal pie

Ábalos se estrenó en junio de 2018, en el primer Gobierno de Pedro Sánchez, con decisiones controvertidas y una actitud prepotente y condescendiente con Canarias y algunas de las cuestiones pendientes entre la comunidad autónoma y el Estado. La primera de ellas fue interpretada en las Islas como un auténtico despropósito que preocupó al Ejecutivo regional de Clavijo y a los propios socialistas canarios.

Tras la aprobación por las Cortes de los presupuestos estatales en junio de ese mismo año, tramitados con muchos retraso por el anterior Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy, el primer Ejecutivo de Sánchez surgido de la moción de censura, solo unos días después se encontró con la tarea de aplicar unas cuentas públicas a las que el PSOE había votado en contra. Entre las medidas contenidas en ese presupuesto se encontraba la ampliación al 75% del descuento aéreo a los residentes de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla, gracias a un pacto entre el PP y el diputado de NC, Pedro Quevedo, que por entonces oficiaba con éxito su condición de ‘diputado 176’ y, por lo tanto, clave para la aprobación de las cuentas estatales.

La medida tendría que ser aplicada de forma inmediata tras la publicación de los nuevos presupuestos en el BOE, pero resultó ser que Ábalos encontró una anomalía legal para hacerla efectiva. Según el entonces ministro, el nuevo descuento no se podía aplicar en los términos previstos en la ley de Presupuestos porque no tenía anclaje legal en esos momentos y necesitaba de un decreto que retrasaría la medida seis meses.

Escándalo en Canarias y Baleares

El escándalo que se montó en Canarias y en Baleares, en este caso con gobierno del PSOE, obligó al ministro a dar marcha atrás y aprobar una vía de urgencia para que un logro histórico de Canarias, del que se aprovecharon los demás territorios extrapeninsulares, pudiera hacerse realidad de forma inmediata.

También en materia de transporte aéreo se negó a hacer públicos los datos sobre el Observatorio de Precios creado en el ministerio, así como los informes encargados sobre la subida tarifaria que se estaba produciendo en las rutas a la Península precisamente tras la puesta en marcha del 75% de subvención. Con todo, hacia el final de su mandato llegó a considerar la posibilidad de establecer una tarifa máxima como fórmula de control de precios de los billetes, algo que sin embargo nunca se ha llegado a plantear seriamente desde el ministerio.

El pleito en carreteras

La otra gran cuestión de tensión entre Canarias y Fomento por aquel junio de 2018 en que Ábalos asumió esa cartera era el abono de la deuda estatal en carreteras y la firma de un nuevo convenio que recogiera ese pago a Canarias ordenado por varias sentencias judiciales del Tribunal Supremo. Ábalos, que sí cerró y firmó con el entonces gobierno de Clavijo, tras varios aplazamientos, un nuevo convenio en diciembre de 2018 por valor de 1.200 millones en siete años, se negó en redondo a reconocer como deuda lo que Canarias adelantó para obras que estaban en ejecución porque se quedaban sin fondos por los recortes del Gobierno de Rajoy (PP), ni lo que estaba sin certificar aún porque las obras estaban sin terminar. Finalmente esa deuda de casi 500 millones fue reconocida en una adenda que el Ministerio, ya denominado de Transportes, firmó con Canarias en diciembre de 2022 y que supuso, ya con Raquel Sánchez como responsable de la cartera, el “final de un pleito histórico”, según reconocieron los socialistas canarios.

Muelle de Arguineguín

Otro episodio polémico vivido por Ábalos en Canarias fue su visita en noviembre de 2020 durante la crisis migratoria en el Muelle de Arguineguín, como responsable de Salvamento Marítimo. Una visita oficial que trufó con una estancia de carácter privado sobre la que se vio obligado a dar explicaciones de que esa parte del viaje se la había pagado de su bolsillo. Aunque él justificó sobradamente esos pagos, de los que guardaba facturas, no pudo evitar un revuelo político y que se ahondara en ese perfil de político al límite en alguno de los ámbitos de su vida.

Los problemas de Ábalos con Canarias tenían algo que ver con su propio carácter personal y sus problemas con las estrategias de comunicación, o mejor dicho, la ausencia de ellas. Pero lo cierto es que con el paso del tiempo en sus tres años en los ministerios de Fomento, reconvertido a Transportes, que compaginaba con su condición de ‘número dos’ del PSOE federal, su relación con el Gobierno regional cambió radicalmente para convertirse en el mejor interlocutor canario con Madrid.

El entonces secretario de Organización del PSOE fue el hombre de confianza de Torres tanto en el partido, como en el Gobierno central, y eso tuvo efectos en los dos ámbitos. En el plano orgánico, Ábalos defendió siempre el liderazgo del secretario general regional, y en el institucional transmitiendo a Sánchez y a sus compañeros del Consejo de Ministros los postulados o reivindicaciones isleñas, que no siempre fueron asumidas como propias por la entonces ministra canaria Carolina Darias.

A su vez, Ábalos fue el principal interlocutor de CC en Madrid tanto a efectos políticos en la relación con el PSOE federal, como en asuntos canarios que los nacionalistas defendían en las Cortes o exigían al Gobierno central. Ábalos acabó siendo de esta forma, tanto para Torres como para Clavijo, la persona más allegada a Sánchez a la que plantear las reivindicaciones isleñas frente a otros ministros y ministras con los que por esas fechas se cosechaban más frustraciones que otra cosa, como la titular de Hacienda, María Jesús Montero; el de Interior, Fernando Grande-Marlaska; o el de Migraciones, José Luis Escrivá.

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