El sueño americano de los senegaleses

La alternativa a la ruta canaria es volar hasta Nicaragua como turistas, para después llegar por carretera a la frontera sur de Estados Unidos de manera clandestina

Un grupo de migrantes africanos camina junto al muro de la frontera de México y Estados Unidos, en la localidad de Lukeville.

Un grupo de migrantes africanos camina junto al muro de la frontera de México y Estados Unidos, en la localidad de Lukeville. / Allison Dinner / Efe

Isabel Durán

Europa ya no centra todas las miradas de las personas que abandonan Senegal. Miles de migrantes senegaleses han buscado una vía alternativa a la ruta canaria y hacen un largo viaje hasta la frontera sur de Estados Unidos. Viajan como turistas hasta Nicaragua, donde no les piden visado, y después continúan por carretera hasta el norte de México. 

Dakar – Casablanca – Madrid - San Salvador - Managua. Ese es uno de los itinerarios del vuelo que miles de senegaleses han completado como turistas en los últimos meses, para después intentar cruzar a Estados Unidos de manera clandestina. Tras más de 48 horas de aeropuerto en aeropuerto logran entrar en Nicaragua, donde no exigen presentar un visado para acceder al país. Una vez superados los controles en la aduana nicaragüense, todavía les quedan más de 60 horas por carretera hasta llegar a la frontera de México. Unos 18.000 kilómetros –13.500 por aire y 4.500 por tierra– para rozar con la punta de los dedos el sueño americano, que está al otro lado de un muro fronterizo completamente militarizado. Esta es la alternativa que los migrantes senegaleses han encontrado a la peligrosa ruta atlántica, que les lleva hasta Europa a través Canarias, a unos 1.400 kilómetros de Dakar.

Esta ruta es más larga y, a priori, más segura, pero no está al alcance de todos. Requiere la inversión de unos cinco millones de francos CFA, aproximadamente, 7.500 euros, unas diez veces más de lo que desembolsan para garantizarse una plaza a bordo de un cayuco. Quienes optan por esta vía suelen ser jóvenes, que piden dinero prestado, o comerciantes, que cuentan con un respaldo económico. El planteamiento que hacen estos migrantes es que en menos de un año en Estados Unidos podrán ganar suficiente dinero como para recuperar esa inversión, según explica el periodista senegalés especializado en temas migratorios para pressafrik.com, Salif Sakhanokho, quien relata que en el gran mercado de Sandaga –uno de los más populares y antiguos de Dakar– muchos comercios han cerrado sus puertas, pues los propietarios han migrado a Norteamérica a través de Nicaragua.

El viaje en avión lo hacen de forma legal, sin necesidad de contar con visados, pero una vez en la puerta del aeropuerto internacional Augusto Sandino comienzan un periplo por carretera de manera clandestina y no exento de peligros. Tienen que llegar hasta Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas. Casi 20 horas por carretera para atravesar Guatemala y Honduras. Unos tramos en camiones masificados, con apenas oxígeno, y otros a pie. Cruzando ríos y durmiendo al raso. Expuestos a quienes se aprovechan de ellos, pues no conocen ni el idioma ni la cultura. En ese punto todavía queda recorrer México, de punta a punta. Unos 3.500 kilómetros, que culminan en el desierto de Sonora, para llegar hasta la localidad tejana de Lukeville, aunque otros optan por dirigirse a los pasos fronterizos de Del Río, también en Texas, o de El Paso, en Arizona.

Guiados por ‘los coyotes’

Además de la laxitud de los requisitos burocráticos para entrar en el país, la elección de Nicaragua como punto de partida para emprender el viaje por tierra también tiene un componente geográfico. Al aterrizar en Managua y no en Colombia, a donde también pueden llegar sin visa, los migrantes se ahorran tener que atravesar el tapón de Darién, un peligroso istmo selvático que conecta Panamá y Colombia y en el que centenares de personas pierden la vida cada año. 

Las redes sociales y los grupos de Whatsapp han jugado un papel fundamental para difundir esta  vía alternativa a la ruta canaria. Detrás de toda la logística que se necesita para completar el largo viaje hay organizaciones que trafican con personas, apunta José Naranjo, periodista residente en Senegal. El paquete incluye desde la compra del billete hasta el traslado por tierra a la frontera de Estados Unidos, pasando por el alojamiento durante los días que dura el trayecto. 

Venden el itinerario completo y lo difunden a través de diferentes perfiles en redes sociales. Abiertamente. Como si se tratara de una agencia de viajes convencional o de guías turísticos. Anuncian la disponibilidad de plazas en un avión y explican a los interesados que tienen que enviar un mensaje privado para obtener más detalles sobre la oferta. Una vez sobre el terreno, reciben mensajes de Whatsapp que les van guiando paso a paso para que sigan la ruta correcta y lleguen a los puntos de encuentro con los coyotes que son quienes movilizan a los migrantes para cruzar la frontera y se encargan de realizar los trámites de aquellos que no tienen la documentación en regla. Todo ello, previo pago.

Además de servir como plataformas promocionales, las redes juegan un papel fundamental para los potenciales migrantes. Encuentran numerosos vídeos y relatos de quienes se aventuraron antes que ellos a llegar hasta Estados Unidos y que comparten los conocimientos adquiridos durante el viaje. Así, aprenden de su experiencia y pueden evitar los errores que otros cometieron. Esos testimonios difundidos a través de grupos de Whatsapp, Snapchat, Tik Tok o Facebook se convierten en el aval que necesitan quienes están gestando un viaje que les llevará hasta la otra punta del mundo.

Agencias y guías turísticos

Las razones que les empujan a pagar un costoso billete de avión para después atravesar Centroamérica sin ninguna garantía son las mismas que les llevan a arriesgar la vida a bordo de un cayuco. Todos comparten la motivación de forjarse un futuro próspero para mejorar sus vidas y las de su familia y dejar atrás un país empobrecido en el que la inestabilidad política ha agitado a la sociedad. El encarcelamiento de Ousmane Sonko, el carismático líder de la oposición senegalesa, sembró la decepción entre gran parte de la población y reactivó las migraciones desde el país africano. Las barquillas precarias comenzaron a llegar a Canarias con más frecuencia desde junio, a raíz de la reclusión de Sonko. También en el verano empezó a popularizarse la ruta hasta Estados Unidos, según apunta Naranjo. Pero esta vía alternativa a la ruta canaria no es nada nuevo para los migrantes de otros países africanos. Así, Sakhanokho destaca que, hasta ahora, este tipo de migración transoceánica era muy habitual en Mauritania, pero es una novedad entre los senegaleses.

El coste del viaje es de unos 7.500 euros, diez veces más que lo que abonan por garantizar una plaza en un cayuco

Aunque el número de migrantes procedentes de países africanos no es todavía significativo en relación a la cantidad de personas latinas que cruzan la frontera sur de Estados Unidos, las cifras se han ido incrementando a medida que las mafias van abriéndose un nuevo mercado conectando África con el continente americano. “Van buscando nuevas vías como respuesta al endurecimiento de otras rutas. Aunque sean más largas, más peligrosas o más caras”, detalla Naranjo. El número de africanos detenidos en la frontera sur de Estados Unidos pasó de 13.406 en 2022 a 58.462 en el año fiscal de 2023, según datos gubernamentales a los que tuvo acceso el periódico norteamericano Times. Los principales países de origen fueron Mauritania, con 15.263; Senegal, con 13.526; y Angola y Guinea, con más de 4.000 cada uno.

Esta tendencia ha cogido por sorpresa a la administración Biden, que tiene que gestionar las solicitudes de asilo de miles de africanos y dar acogida en sus colapsados centros de detención de migrantes. La falta de acuerdos con los países de origen y la larga distancia que les separa de ellos dificulta las deportaciones, aunque en septiembre se organizó el retorno de al menos un centenar de senegaleses, que vieron truncado su sueño americano.

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