Crisis migratoria

Piezas del puzle de la barca fantasma

Una investigación de dos periodistas permite identificar los restos mortales encontrados en una patera que llegó al Caribe intentando alcanzar Canarias

Las autoridades sacan del mar un cayuco encontrado con 14 cuerpo en la playa de Belle Garden, en la isla caribeña de Tobago, el 28 de mayo de 2021..

Las autoridades sacan del mar un cayuco encontrado con 14 cuerpo en la playa de Belle Garden, en la isla caribeña de Tobago, el 28 de mayo de 2021.. / cnc3

Andrea Saavedra

Andrea Saavedra

Lo que comenzó como el viaje que cambiaría sus vidas, acabó arrebatándoselas. Las historias de pateras perdidas en el Atlántico buscando tierra canaria y las cifras de desaparecidos en el mar se acumulan día tras días ocultando miles de relatos desgarradores que acaban con el peor de los finales: la muerte. Son muy pocas las historias a las que se le ponen nombre y rostro y muchas las familias que viven sin respuestas esperando noticias que nunca llegarán. Dos periodistas de la agencia The Associated Press (AP) han querido cambiar eso y han trabajado durante dos años para reunir las piezas del rompecabezas de uno de tantos viajes con final de pesadilla. Un equipo de periodistas investigó el caso de un cayuco que partió de Mauritania en enero de 2021 con 43 personas buscando Canarias y alcanzó tierra 135 días más tarde en la isla caribeña de Tobago, al otro lado del océano, sin ningún superviviente pero con 14 cuerpos, tres cráneos y otros huesos grandes. Este es solo un ejemplo de las denominadas «barcas fantasma» que acaban a la deriva cargadas de cadáveres.

Fueron los pescadores de la zona los que encontraron la embarcación que había recorrido 4.800 kilómetros de distancia y que solo portaba cuerpos y restos sin vida. Y no fueron los únicos, en 2021, al menos siete embarcaciones del noroeste de África aparecieron en el Caribe y en Brasil. Todas eran «barcas fantasma». Nada más conocer el hallazgo en Tobago la periodista Renata Brito y su compañero Felipe Dana se interesaron por el tema. «Sabía que el flujo de salidas desde África en 2020 y 2021 había aumentado muchísimo y me paré a reflexionar sobre la cantidad de desaparecidos que podían existir», relata Brito, quien intentó comenzar a investigar junto a las autoridades locales. Pero la investigación llegó a un callejón sin salida debido a la falta de respuesta del Gobierno de Mauritania.

La piel

«Me sorprendía muchísimo que se hubieran encontrado 14 cadáveres y nadie se interesara, e incluso llegué a pensar que si la raza y la piel de las víctimas fueran distintas quizás habría más acción y más implicación de autoridades de todos los niveles», reconoce la periodista, que durante estos días ha relatado su experiencia a medios canarios como la cadena Ser Las Palmas. Ante la falta de avance por parte de las autoridades, Brito comenzó a tirar de distintos hilos para recopilar información. Uno de ellos fue la búsqueda a través de asociaciones de familiares y páginas de Facebook. Hizo decenas de entrevistas a familiares y amigos y rastreó documentos policiales. Además utilizó una lista de contactos encontrada en uno de los móviles que aparecieron en el cayuco.

«Fuimos a Mauritania, hablamos con familiares de Mali, Senegal y Francia e intentamos configurar una lista de pasajeros con lo que nos iban contando», recuerda Brito, que acabó concluyendo que 43 personas se habían montado en la barca.

El equipo se trasladó a Tobago para sacar fotografías de todos los efectos personales encontrados en el cayuco y cotejarlas con la información que les habían proporcionado los familiares y enviárselas a ellos para ver si eran capaces de reconocer alguna prenda. Y así fue. Con las indagaciones se pudo comprobar tres identidades, pero al equipo no le pareció suficiente. «Todo lo que habíamos encontrado podían ser coincidencias, necesitábamos pruebas de ADN pero nos encontramos con muchas dificultades por el estado de los cuerpos y la burocracia», apunta la periodista.

Finalmente se pudo realizar una prueba con material genético de uno de los familiares y el resultado confirmó las sospechas. Alassane Sow, de 30 años, fue una de las personas que perdieron la vida en esa embarcación, y la investigación permitió a su familia enterrar sus restos en un funeral por el rito islámico el 3 de marzo de 2023 en el cementerio público de Chaguanas, en Trinidad y Tobago. Ahora el Comité Internacional de la Cruz Roja analiza el resto de cuerpos para buscar nuevas confirmaciones. La investigación permitió poner nombre a 33 de los 43 que se montaron en la embarcación en Mauritania.

Lo más duro para Brito fue trasladar las malas noticias a familiares que todavía albergaban esperanza. «Yo misma había recopilado la información y tenía que trasladarla», recuerda la periodista, quien asegura que uno de los objetivos de la investigación era que las familias pudieran vivir su «proceso de duelo». A día de hoy, y pesar de todas las pruebas, algunos siguen sin creerse lo sucedido. «Muchos necesitan ver el cuerpo para cerrar el capitulo», apunta.

Tras la experiencia Brito confirma que «cuando algo se quiere, se consigue» y reclama a las instituciones que «se pongan las pilas» para dar respuesta a las miles de familias que siguen esperando tener noticias de los desaparecidos en el mar. «Aunque el mundo es muy grande estamos interconectados gracias a la tecnología. Existen medios, pero falta el interés y la dedicación», denuncia la periodista, quien también confía en que el relato sirva para que los jóvenes que hoy en día se plantean subirse a una embarcación conozcan «los verdaderos riesgo» que asumen. 

Ruta mortífera

Desde enero de 2021 han llegado a las costas canarias 40.374 migrantes a través de pequeñas embarcaciones. Ese dato aparece en las estadísticas del Ministerio del Interior, pero lo que no aparece son las cifras de desaparecidos en la peligrosa ruta canaria. Según las estimaciones de la organización Caminando Fronteras hubo más de 4.000 muertos o desaparecidos en la ruta del Atlántico en 2021, con al menos 20 embarcaciones desaparecidas tras partir de Mauritania. La misma entidad estima que en 2022 el trayecto a las Islas continuó siendo el más mortífero, cobrándose 1.784 vidas. Por lo que fueron casi 6.000 migrantes los que acabaron falleciendo en el mar. La mayoría, siguen sin identificarse. | A. S.

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