«Pedro Hernández Cabrera, la leyenda», artículo de Rodríguez-Lewis

J.J. Rodríguez-Lewis, autor del excelente libro sobre la historia del baloncesto en La Palma, publicó en su blog «El bisturí» un artículo sobre la trayectoria deportiva de uno de los mitos del arbitraje nacional e internacional, su paisano PEDRO HERNÁNDEZ CABRERA. Ese artículo, elabora en el 2011, recorre en estos días los rincones de Facebook y merece, por lo que representó este ilustre personaje para el basket canario, ser reproducido hoy en BASKETMANÍA, con una foto ESPECTACULAR que guardo con especial cariño y esmero en mi colección de fotos de antaño. 

hernandez cabrera
 
Pedro Hernández Cabrera (Santa Cruz de La Palma, 1953) es sin duda el personaje más relevante del baloncesto palmero en toda su historia. El ex árbitro internacional se inició en este mundillo en la temporada 1969-70. Un cursillo de arbitraje celebrado en Santa Cruz de La Palma en septiembre de 1969, que permite restablecer la Delegación palmera del Colegio provincial de Árbitros (que la temporada siguiente llega a disponer de más colegiados que Tenerife, dicho sea de paso), fue el detonante de una carrera meteórica que situaría a Hernández Cabrera en la cúspide del arbitraje español y FIBA.
 
Al año siguiente, con 17 años, junto con, entre otros, Isidoro Ramón y Ramón Pérez Frías, que ya arbitraban en Tercera División, Pedro Hernández Cabrera obtiene la licencia nacional que se requería en aquella época. Precisamente formando pareja con el más curtido Isidoro Ramón, su predecesor, debutará en Segunda División en la temporada 1971-72. Y al final de esa misma temporada, con apenas 18 años y tras conseguir el nº 2 de la promoción para ascender, el colegiado palmero pita un complicado encuentro de Promoción a Primera División entre dos históricos rivales madrileños: Canoe y Vallehermoso, que le catapulta, en solo tres campañas, a la máxima categoría del básquet español. En esta división se estrenará en la temporada 1972-73, con poco más de 19 años, convirtiéndose entonces en el colegiado más joven de la categoría.
 
Hernández Cabrera pasará 13 temporadas en Primera División, de donde se retirará voluntariamente en plena juventud deportiva: 32 años. Comenzaría haciendo pareja con el veterano José Vallejo, otro de los trencillas históricos del baloncesto nacional. Dirigirá cuatro finales de la Copa del Rey (la primera, aún «Copa del Generalísimo, con 22 años): 1975 (Real Madrid-Estudiantes, en Jaén), 1979 (Barcelona-Tempus, en Pamplona), 1981 (Barcelona-Real Madrid, en Almería) y 1985 (Real Madrid-Joventut, en Badalona). En la temporada 1975-76 ya es árbitro principal y en la 1977-78, internacional (con 24 años). La campaña 1980-81 es la de su consagración, porque no sólo arbitra un clásico en la final de la Copa del Rey, sino que dirige también la final de la Copa de Europa, un competido encuentro entre el Maccabi de Tel-Aviv y la Virtus de Bolonia (85-79), disputado en Estrasburgo (Francia).
 
La carrera deportiva de Pedro Hernández Cabrera llegará a su culmen en 1984, cuando es designado para intervenir en la Olimpiada de Los Ángeles, en la que -probablemente- la gran actuación de la Selección Española (finalista ante USA) le impediría arbitrar la propia final del campeonato. Su última temporada en la élite, por voluntad propia, será la de 1984-85, en los barruntos de la Liga ACB, en la que terminará dirigiendo los dos primeros enfrentamientos de la eliminatoria final por el título, por el sistema de play-off, entre el Real Madrid y el Joventut de Badalona.
 
Para ser conscientes de lo que el colegiado palmero ha significado para el arbitraje español puede resultar suficientemente ilustrativo lo que hace unos años manifestaba el árbitro internacional Martín Bertrán: “Pedro Hernández Cabrera [fue] un árbitro increíble, tanto que reconozco que tenía una foto suya enganchada en mi carpeta. Era el número uno, pero también la persona más humilde que he conocido. Sus dos palabras más repetidas eran gracias y perdón«. Por eso, a Hernández Cabrera, simultáneamente con su actividad frenética como árbitro de Primera División e internacional, lo veíamos dirigiendo encuentros de divisiones inferiores o de baloncesto base, incluida la Competición de Verano, o impartiendo un sinnúmero de cursillos y seminarios para formar a los árbitros insulares en el poco tiempo libre del que disponía. Porque Pedro nunca dejó su profesión de maestro. Luego incluso puso en marcha un negocio de material deportivo, que ya hizo del todo inviable sus frecuentes desplazamientos desde La Palma para arbitrar en los rincones más apartados de España y del continente.
 
Pero Pedro Pivot (su empresa familiar llegó a identificarlo) no sólo se preocupó de participar en el mundo del baloncesto como árbitro, sino que también fue siempre un eficaz valedor del baloncesto palmero en los momentos críticos de nuestro deporte, instantes, por cierto, muy ligados a la U.B. La Palma, y un singular entrenador de jóvenes (en especial, en el Play Boy femenino de la Competición de Verano y en el colegio A.P.B. de Santa Cruz de La Palma, con el que fue campeón provincial escolar en categoría infantil en 1981). Como federativo, Hernández Cabrera contribuyó en el proceso de constitución de la Federación Canaria de Baloncesto, de la que fue presidente de su Comisión Gestora (1993), y fue presidente de la Federación Insular de La Palma en el bienio 1995-1997, que coincide con el ascenso a la Liga EBA de la U.B. La Palma, para la que gestionó aquella histórica Fase en Santa Cruz de La Palma (como la del ascenso a Primera Autonómica en Los Llanos de Aridane, que terminaría con el titular de la localidad en la categoría superior).
 
La Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias le ha reconocido su trayectoria deportiva con una placa en 2009 y el Estado le ha concedido la Medalla de Bronce al Mérito Deportivo ese mismo año. Sus propios compañeros lo han considerado uno de los cinco mejores árbitros del baloncesto español de la historia y es, junto al también canario Miguelo Betancort, el único colegiado español nominado al FIBA Hall of Fame.
 
Desde esta tribuna se viene defendiendo que el pabellón municipal de deportes de la capital de la isla se denomine Roberto Rodríguez Estrello, por su incomparable aportación al baloncesto de Santa Cruz de La Palma. Desde el mismo estrado, abogamos, por ser de justicia, porque el pabellón insular de Miraflores tome el nombre del mejor baloncestista palmero de todos los tiempos: Pedro Hernández Cabrera.
 
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Añadir a este trabajo biográfico que el arbitraje canario contó también con otros destacados en esta faceta, los tinerfeños Ángel Recuenco y Chuchi León Arencibia -internacionales ambos-, y los grancanarios Miguelo Betancor y Juan Carlos Arteaga, éste en activo y uno de los mejores del mundo. También han militado y militan en la ACB: Manolo Hernández Cruz, Eusebio Trujillo, Pérez Niz y Araña, esos dos siguen en activo.
 
 
 

4 comentarios en ««Pedro Hernández Cabrera, la leyenda», artículo de Rodríguez-Lewis»

  • el 30/01/2013 a las 22:15
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    Maravillosa foto de Pedro en el campo del Cotonificio que me trae muchos recuerdos.
    Tuve la suerte de arbitrar toda mi primera temporada en lo que era la 1ª División de la época (Hoy ACB) de pareja con Pedro (mi maestro y amigo) y sin duda es la persona que marcó mi devenir posterior en el arbitraje y puestos a recordar frases añado una que le escuché en aquella época hablando sobre un partido de infantiles o mini:»para estos niños esta es la final de la copa del mundo, por tanto para el árbitro también debe serlo», siempre he intentado tenerla presente.

  • el 31/01/2013 a las 18:40
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    UNA FOTO QUE FUE PORTADA/CONTRAPORTADA de revista nacional…El MAESTRO era todo un «espectáculo» dentro de la cancha…pero es que, además, fuera de ella “ERA EL TIPO MÁS HUMILDE que podías tirarte a la cara”, Y eso que se le “RECONOCÍA” su valía en todos sitios (igual en el extranjero…) …y como dice Angel…todo partido ERA EL MÁS IMPORTANTE DE ARBITRAR…Intenté “coger” algo de sus enseñanzas,… pero era inigualable¡¡¡…CREO QUE HA SIDO EL “ÁRBITRO DE BASKET MÁS CARISMÁTICO de todos los tiempos …sin olvidar a Miguelo, Juan Carlos…y otros.

  • el 01/02/2013 a las 13:59
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    No tuve el placer de verle arbitrar. Pero sí, de escuchar charlas suyas. Era un lujo, para mi encierra la esencia de lo que es un árbitro: HONESTIDAD, HUMILDAD y EDUCACION en mayúsculas.
    Pasarán los años, pero los pilares en los que basaba Pedro su forma de entender el arbitraje serán siempre válidos. Para mi el mensaje más limpio que he escuchado nunca de un árbitro(y los he oido, por suerte, a casi todos).
    Creo que habría que escuchar una charlita de Pedro cada año, para esa gente nueva que comienza en el arbitraje. Y si alguno más del mundo del baloncesto lo oyera, también respetaría más al árbitro( ese enemigo para muchos y sólo amigo cuando crees que te favorece).

  • el 16/04/2013 a las 13:21
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    De Pedro siempre recordaré su serenidad, psicología y sentido común. Contaban una anécdota sobre su silbato, y era que una vez le preguntaron porqué utilizaba un cordón de zapato para sujetarlo. Según decía el mismo, le servía para no olvidar en que lugar le correspondía estar como árbitro.

    Generacionalmente encabezó a ese grupo de árbitros canarios que fueron referencia para varias generaciones de los que vinimos después. Gracias a todos ellos.

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