Sin perder el norte

Espacios sin barreras en Tenerife

Tenerife debe hacer esfuerzos para ampliar el número de espacios de esparcimiento adaptados a los niños con discapacidad

Parque Laurel, en Puerto de la Cruz, con algunos desperfectos.

Parque Laurel, en Puerto de la Cruz, con algunos desperfectos. / El Día

Marta Casanova

En el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño se reconoce su derecho «al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes». Este artículo no hace distinción alguna pero lamentablemente una parte de la población infantil no puede disfrutar de ese momento de felicidad en las mismas condiciones que el resto. Me refiero a los niños y niñas con discapacidad que vienen reclamando espacios accesibles para ellos en el mismo entorno que el resto.

Hace unos días, representantes de la Asociación Queremos movernos entregaron al diputado del común, Rafael Yanes, los dibujos y cartas realizadas por los alumnos de varios centros educativos de El Sauzal en las que pedían que los municipios de Tenerife construyan parques infantiles adaptados para niños con discapacidad puesto que no existen en casi ninguna localidad de la Isla. Yanes se comprometió a proponer al Gobierno de Canarias que abra una línea de financiación para que todos los municipios de las Islas puedan construir parques adaptados.

El municipio de El Sauzal lleva ocupándose de este tema desde que abrió las puertas el centro de atención a personas en situación de dependencia derivada de discapacidad física (CAF) con capacidad para 32 personas en régimen de residencia permanente, cinco en residencia temporal y 25 como centro de día. Con su apertura el municipio ha ido adaptando todas sus infraestructuras para satisfacer las necesidades de estas personas, desde el mercado municipal, pasando por las plazas, el Ayuntamiento y parques infantiles.

La ubicación del CAF en el casco ha permitido visualizar una realidad para adaptarse con mayor rapidez y facilitar la vida de estos vecinos en su entorno más cercano. Su alcalde, Mariano Pérez, recuerda que «tenemos un plan de movilidad aprobado y contamos con técnicos municipales muy sensibles con este tema». Entre sus planes anuncia la futura construcción de un parque adaptado que estará situado en una parcela cercana a la carretera general, que podrá ser utilizado también por la población de Tacoronte y La Matanza.

Espacios  sin barreras

Espacios sin barreras / Marta Casanova

La asociación Queremos Movernos realiza una función fundamental de asesoramiento en este caso al municipio norteño para poder cumplir con los requerimientos de estas personas. Su presidenta, Ana Mengíbar, es una incansable luchadora por los derechos del colectivo e insiste en que la mayoría de los municipios de Tenerife suspenden en accesibilidad. «Los niños con discapacidad no pueden jugar en los parques debido a que no se cumple la normativa. Los nuevos modelos de parques infantiles colocan diseños con barcos y aviones que consideran accesibles cuando en realidad no lo son. Además, necesitan cumplir con otros requerimientos como espacios con sombra y tampoco cumplen».

Mengíbar reconoce el trabajo que en este sentido desarrolla el municipio de El Sauzal con técnicos muy cualificados y un impulso político importante por parte de su alcalde. Para ella, La Laguna también está haciendo bien la tarea y Buenavista muestra algo de interés en este tema.

En el Puerto de la Cruz, Elia Sacramento lleva años batallando en el mismo sentido. Su hija Laura, que padece síndrome de Rett, cumple hoy 21 años pero ella sigue demandando a través de la Plataforma por Municipios Accesibles que no se olvide a estos pequeños que tienen las mismas necesidades de esparcimiento y disfrute que el resto de niños y niñas de su entorno.

En este municipio, a pesar de contar con el parque inclusivo mayor de Canarias, no han sabido mantenerlo, convirtiéndose hoy en día en punto de encuentro de jóvenes que no disponen de un lugar mejor para pasar la tarde y noche durante los fines de semana. Se trata del parque Laurel, en la zona de La Paz, que ocupa una extensión de 5.800 metros cuadrados y supuso en 2019 una inversión cercana a los 900.000 euros. El proyecto del Estudio Jiménez-Bazán Arquitectos obtuvo el Premio Innovación en la Arquitectura Accesible concedido por Sinpromi. «Ahora deberían devolverlo porque ya no merece ese galardón», reclama la presidenta de Queremos Movernos. Elia recuerda con tristeza cómo se diseñó, contando en todo momento con las aportaciones de las asociaciones vinculadas a la discapacidad porque como bien indica la frase acuñada por la ONU: «Nada para las personas con discapacidad sin las personas con discapacidad». Son ellas las que conocen sus propias necesidades.

Este parque iba mucho más allá de una serie de columpios adaptados para personas con discapacidad. Se concibió como un concepto que perseguía la inclusión en todos los juegos a todas las personas independientemente de sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas. De esta forma, todos pueden participar. El recinto se recorre sobre unos caminos asfaltados que muestra líneas y círculos de colores tierra y blancos. Dicho asfaltado es también ecológico. Un 10% del árido empleado es reciclado y proviene del fresado de pavimentos. Cinco años más tarde se ha producido un evidente deterioro y lo que no entiende Elia es cómo no se cierra en los horarios en los que los niños no acuden. «De esta manera podríamos salvaguardarlo frente a otros usos que no son los adecuados y que son los que han provocado el estado actual». No ocurre en otros lugares donde hay unos horarios de apertura y cierre y el uso de parques infantiles se limita a su fin último que no es otro que el de su aprovechamiento como área de juego.

Chani Rosa Báez tiene 52 años. A los cuatro años padeció la enfermedad de polio, que le provocó problemas de movilidad. Los primeros años utilizaba muletas, pero más adelante ya tuvo que moverse con silla de ruedas. Recuerda pasar muchos desconsuelos en su infancia al ver a otros niños de su edad jugando en el parque porque en aquellos años no había columpios accesibles. A pesar de los tímidos avances en esta materia, Chani considera que aún queda mucho trabajo de concienciación por hacer. «Muchas madres y padres tienen que evitar pasar por los parques infantiles para que sus hijos no se desconsuelen al ver a otros niños disfrutar de algo tan sencillo y eso es lamentable».

Espacios  sin barreras

Espacios sin barreras / El Día

«A pesar de que las leyes han ido evolucionando para favorecernos considero que hoy en día hay muchos derechos, pero pocas realidades. Asociaciones como Queremos movernos son las que muchas veces presionan a las administraciones para hacer oír e insistir en la atención a nuestras necesidades». Chani cree que «somos nosotros los que podemos marcarnos límites sobre lo que podemos o no hacer, pero no el entorno que nos rodea. Solo queremos el mismo trato que se da al resto de la sociedad, ni más ni menos».

Elia pasa casi a diario por la Plaza del Charco y cuando observa a otros niños en el único columpio para discapacidad no duda en acercarse a explicarles por qué no se debe hacer ese mal uso de una instalación que es exclusivamente para niños y niñas que no tienen otra opción. «Es alucinante cómo los más pequeños enseguida entienden el motivo de la llamada de atención, cosa que muchas veces no ocurre con los adultos. Los padres somos el modelo a seguir por nuestros hijos y es necesaria una labor de pedagogía sobre lo que es correcto y lo que no en cuanto al cuidado de las infraestructuras públicas y más aún de éstas que son delicadas y destinadas a personas que no tienen otra alternativas.

Otra de sus reivindicaciones tiene que ver con la ocupación de terrazas en la vía pública. Hace un año solicitó también al diputado del común su ayuda para «mejorar la accesibilidad en el municipio, sobre todo con el problema actual que tenemos con las terrazas». En este sentido, recuerda que el alcalde tiene la potestad suficiente para aplicar la ley de acuerdo con la orden ministerial 851/2021 que obligaría a pegar las terrazas a la línea de fachada, pero no se lleva a cabo y el espacio que queda a los ciudadanos para caminar es en muchos lugares mínimo porque se siguen incumpliendo las leyes y normas que protegen a las personas con discapacidad. «No estamos en contra de las terrazas, pero queremos unas terrazas ordenadas donde tengamos cabida todos los ciudadanos, tengan o no una discapacidad». Elia Sacramento lamenta que no haya interés en solucionar este problema. «Nos dijeron que entre finales de marzo y abril estaría la nueva ordenanza y ni está, ni se la espera».

Por último, para Ana Mengíbar el suspenso que se llevan los municipios en esta materia se debe en parte a la falta de formación de los técnicos en todas las áreas porque se trata de un tema trasversal y no solo consiste en colocar una rampa o arreglar una acera. Las barreras van mucho más allá.

Y para hacer oír su voz, Queremos movernos ha organizado la IV Caminata Solidaria prevista para el próximo 17 de mayo a partir de las 10:30 horas que partirá desde la plaza Weyler hasta la plaza del Cabildo. Una forma efectiva para visibilizar la situación de estos niños y niñas que aún no pueden disfrutar al cien por cien de su derecho a ser felices.

Sobre estas líneas y a la derecha, espacios de la plaza del Charco de Puerto de la Cruz adaptados para personas con algún tipo de discapacidad. Arriba, a la derecha, el parque Laurel, también en Puerto de la Cruz, y algunos de los desperfectos que sufre por falta de mantenimiento.