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La pesadilla que nos sobrecogió a todos

La vida se abre paso poco a poco en los montes de Tenerife donde el fuego devastó en menos de dos semanas una superficie superior a las 14.700 hectáreas en un perímetro de 90 kilómetros, con 12 municipios afectados y unos daños que se estiman en torno a los 80 millones de euros.

Textos: Miki Ayala / Fotos: Andrés Gutiérrez / Vídeos: Jesús Morales

Las personas detrás de las cifras

A estas cifras se suman los más de 110 efectivos contra incendios vinculados, 34 vehículos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), 133 efectivos de la Guardia Civil, cuatro aviones, cuatro helicópteros y una brigada de extinción de incendios del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Pero dejando de lado las tan dramáticas como impresionantes cifras, hay cosas que jamás tendremos forma de calcular, como el daño medioambiental causado por las llamas o el dolor de las más de 26.000 personas que fueron evacuadas. Cierto es que no hubo ni víctimas ni daños en viviendas, pero quienes habitan en los municipios de Fasnia, Güímar, Arafo, Candelaria, El Rosario, Tacoronte, El Sauzal, La Matanza de Acentejo, La Victoria de Acentejo, Santa Úrsula, La Orotava y Los Realejos tardarán en olvidar cómo entre el 15 y el 18 de agosto su entorno verde se tiñó de negro.

Imagen satélite de la superficie de Tenerife. Desliza para saber (en rojo) la zona afectada por el fuego / Fernando Montecruz

De "desastre" medioambiental calificó lo sucedido la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila. Al frente del cañón, la regidora insular fue noche y día el rostro, las manos y sobre todo el corazón de los tinerfeños que, encogido en su pecho, latía asustado porque el monte es casi un vecino más de esta Isla, si no el más importante. Como decía esta semana a EL DÍA un vecino de La Esperanza «nosotros no vivimos en el monte; nosotros somos el monte».

Porcentaje de hectáreas afectadas del total de cada municipio

"No dejé mi casa hasta que los animales no estuvieron a salvo"

"Cuando la Guardia Civil tocó de noche en la puerta de mi casa y abrí, fue impresionante ver allí tanto coche policial y escuchar los helicópteros volando. Una hermana mía me había llamado diciendo que estaban evacuando la zona debido a la proximidad de las llamas. Los agentes nos daban 10 minutos para recoger lo imprescindible, documentación, joyas, dinero..., pero me negué a dejar mi hogar hasta que no estuvieran a salvo nuestros animales, diez perros de caza, un presa y cuatro gatos. Pensé en mi madre, fallecida hace tres meses, porque a ella no la habrían sacado de su casita".

Gucho Ramos Martín, 52 años, vecina de La Esperanza.

Gucho Ramos Martín, ama de casa.

Gucho Ramos Martín, ama de casa.

Un dispositivo sin precedentes

Los albergues habilitados excepcionalmente para acoger a los desalojados en el norte de Tenerife se localizaban en pabellones como La Perdoma en el municipio de La Orotava o el municipal de La Matanza; el de Deportes de La Victoria; la Pirámide en el casco urbano de El Sauzal, en la zona del mercado, el terrero de lucha de Santa Úrsula o la Casa del Emprendedor, en el polígono industrial de La Gañanía de Los Realejos, entre otros. El nerviosismo y la tensión casi que se podían cortar aquellas larguísimas jornadas.

"No hay derecho a que se cometa una atrocidad como esta"

"Está muy claro que este incendio ha sido provocado; no surgen cinco focos de repente así como así. No hay derecho que se cometa una cosa de este tipo porque no sólo pones en peligro a quienes viven en esta zona de monte sino que pones en riesgo la riqueza de esta isla, que además, al ser tan escarpada, pues convierte la extinción del fuego en una labor muy muy complicada. En mi caso, gracias a los vecinos de la casa de al lado, que crearon un cortafuego, la cosa no llegó a más pero las llamas estuvieron contra las vayas de mi finca, que no se fundieron pero están todas quemadas"

José Bermejo, 89 años, vecino de Las Lagunetas

José Bermejo, jubilado

José Bermejo, jubilado

El canario, un pueblo solidario y agradecido

Como es habitual en nuestra tierra, las muestras de solidaridad de los canarios tampoco tardaron en aparecer: desde los once bomberos desplazados de Fuerteventura a los vecinos de Gran Canaria o los de La Gomera, Lanzarote y La Palma, que en redes sociales lanzaban mensajes de apoyo hacia nuestra Isla, herida en esos momentos. Los tinerfeños, por su parte, se dedicaban a alojar a amigos, conocidos o familiares afectados por el incendio mientras otros hacían comidas y hasta un buen caldito para que los agentes implicados en la lucha contra el fuego sobrellevaran los tediosos trabajos contra las llamas.

Y qué decir de los cariñosos y emocionantes recibimientos que en la dársena del puerto de Santa Cruz de Tenerife ofrecían los vecinos a los pilotos de los hidroaviones, héroes de una cruzada que era la batalla de todos y cuya cicatriz tardará en cerrar no tanto por los daños en el medio natural sino porque este nuevo incendio, de sexta generación que les llaman ahora, se suma al también gravísimo acaecido en Gran Canaria en 2019 y en La Palma en 2016.

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Un cóctel imprevisible

No queda duda alguna de que el clima en Canarias transita de un tiempo a esta parte la senda de los extremos –extremísimos– con olas de calor que dan paso en apenas 48 horas a DANAS brutales mientras el viento arrasa y el oleaje parece querer recuperar todo aquello que con los años le hemos arrebatado al mar. Así, luchar contra el fuego es quizá tan complicado como batallar contra el océano, sobre todo porque, como sospecha todo el mundo, el fuego de Tenerife ha sido provocado. Si a eso le sumamos que el medio rural ha perdido interés como lugar de trabajo, generando cierto abandono, y, sobre todo, que en muchas ocasiones las normativas más que ayudar vienen a emponzoñar la situación, el cóctel pasa de una piña colada al destructivo molotov.

"Nos dieron 20 minutos para coger documentos y poco más"

"Cuando se tiene cierta edad estas cosas te dejan más preocupado aún. Inquieto que se dice. Todo sucedió muy deprisa; cuando nos evacuaron nos dieron veinte minutos para recoger la documentación y poco más. Al principio tienes un poco de respeto pero cuando ves las dimensiones de lo que está sucediendo empiezas a tener un poquito más de miedo; miedo por mí, claro, pero también por perder todo esto que llevamos más de 27 años cuidando. Aquí, en mi finca, hay plantados por nosotros más de 120 árboles y quizá si hubiera cuidado un poco más el monte no nos llevaríamos estos sustos"

Juan José Hernández, 82 años, vecino de Lomo de los Pinos

Juan José Hernández, exmarino mercante

Juan José Hernández, exmarino mercante

Los retos del futuro

Canarias, tanto sus dirigentes como el resto de la sociedad, debe mirar sin miedo y sin complejos hacia el futuro poniendo sobre la mesa las medidas y restricciones, sean del calado que sean, que los especialistas consideren oportunas porque nuestro medio ambiente es nuestra principal joya; la que nos hace únicos en el mundo; por la cual nos visitan millones de turistas... Es nuestra riqueza. Pero si hay algo que se debe tener en cuenta a la hora de legislar es escuchar a quienes han vivido el campo; a esos vecinos de los municipios limítrofesal fuego que ya habían advertido de que esto podía suceder y que ahora, dicen, todo seguirá igual.

"Era vital salvar del fuego a Las Dehesas y Los Pelados, y se consiguió"

Gustavo Pérez, alcalde de Güímar tiene claro que poder salvar su municipio de un mayor daño fue gracias al trabajo que se hizo. "Sin duda, al esfuerzo descomunal y de coordinación de todos los cuerpos de seguridad y emergencias que participaron en la extinción de este incendio y sin olvidarnos de todas esas empresas y voluntarios que, desinteresadamente, colaboraron con nosotros".

Lee la entrevista completa a Gustavo Pérez, alcalde de Güímar

"De noche, como los bomberos no trabajan, te asustas pensando"

"Como durante la noche se paran los trabajos de extinción, porque los bomberos y el resto de medios contra incendios no pueden hacer nada, pues te asustas pensando cómo amanecerá todo aquello que has dejado a la carrera si en esas horas no va a haber nadie parando las llamas. Entiendo a la gente que es reacia a abandonar sus casas. Es impresionante ver el fuego tan cerca de tu hogares y del de tus familiares, porque en Pinolere casi todos domos familia. Siempre que ves una cosa así por televisión te crees que nunca va a pasarte a ti. Y ya ves, puede pasarte perfectamente».

David Delgado, 51 años, vecino de Pinolere

"Vivimos el incendio con profunda angustia y empatía con los afectados"

La unión de toda la Canarias a la hora de apagar el incendio que vivió Tenerife fue unánime y sin fisuras. De todas las islas y municipios, se enviaron efectivos de bomberos, forestales, voluntarios... Santiago del Teide no fue menos y no se quiso quedar atrás en mostrar la solidaridad de su ciudadanía en momentos de necesidad. Su alcalde, Emilio Navarro, presidente del PP en Tenerife y senador por la Isla, recalca que, aunque su municipio no fuera afectado directamente, él, como el resto de alcaldes de los municipios insulares, vivieron con preocupación el avance del frente y se pusieron a disposición de las autoridades para lo que pudieran necesitar.

Lee la entrevista completa a Emilio Navarro, alcalde de Santiago del Teide

"No veíamos las llamas pero el humo y la ceniza no nos dejaba respirar"

"La noche que nos evacuaron a mi, a mi esposa, ms suegros... no veíamos las llamas pero el humo y las cenizas ya casi no nos dejaban respirar. Llevo cincuenta años viviendo en el monte y ya sabíamos que una cosa así podría suceder de un momento; era previsible porque lo han tenido abandonado y creo, no sé si por intereses o qué, que se cuida muy poco pese a ser tan importante. Además, no se ha tenido nunca en cuenta las opiniones de quienes vivimos en las zonas colindantes que al fin y al cabo somos quienes mejor conocemos el medio. Espero que aprendamos y no se vuelvan a dejar las cosas hasta última hora».

"Hay que aprender de este suceso para mejorar la comunicación con los municipios"

Los vecinos de La Matanza vivieron con mucha ansiedad y preocupación el avance del fuego. Lo peor, a decir de su alcalde, Ignacio Rodríguez, fue la incertidumbre sobre cómo iba a evolucionar. Los ciudadanos de barrios como La Vica o El Pirul vieron amenazadas sus propiedades; la peor noche se vivió del viernes al sábado en la zona alta de La Vica. Rodríguez asegura que los medios llegaron justo en el momento en que se pudo frenar un avance mayor hasta el Reventón que hubiese permitido al fuego arrasar con viviendas. Se trata de un relato que pone la piel de gallina, con seiscientas personas evacuadas, la gran mayoría durmió en viviendas de familiares o segundos hogares. La Matanza tuvo que usar medios propios, como operarios de parques y jardines y una cuba propia, para tratar de frenar el avance de las llamas cuando aún, según relatan, no había otros medios para ayudar con la extinción. Cuando todo parecía que estaría controlado y que las afecciones a las viviendas eran limitadas, el humo se convirtió en otra nueva amenaza. Es el relato de un incendio en un municipio que no tiene actividad ganadera pero sí agrícola, cuyo bosque quedó afectado en un 90% y en un 30% la zona de cultivo de castaño, una importante entrada económica para las familias de La Matanza.

Lee la entrevista completa a Ignacio Rodríguez, alcalde de La Matanza

"Contra este incendio se trabaja desde hace años y se sigue aún hoy"

"Se sigue trabajando contra este incendio de Tenerife pero trabajábamos ya en él desde hace años y lo seguiremos haciendo en el futuro porque esto es una labor constante. Para quienes trabajamos en el monte, ver un desastre de la envergadura de este incendio es una tragedia doble porque más allá del drama medioambiental y social sabes que detrás de lo que se está destruyendo hay muchísima trabajo de compañeros. Esta es nuestra casa y en mi caso, que llevo treinta años ya en este servicio de Medio Ambiente, pues duele más. Yo destacaría el comportamiento ejemplar de los vecinos evacuados"

Juan Miguel Ruiz, agente de medio ambiente

"El incendio descubrió la cara más solidaria de la población y el esfuerzo altruista del voluntariado"

El terrible incendio que asoló la isla de Tenerife este verano afectó de lleno al municipio de La Victoria. Los barrios de La Vera, Los Arroyos y La Resbala tuvieron que ser evacuados. En torno a 700 personas inicialmente. A partir de la decisión del Gobierno de Canarias de ampliar el perímetro, el número de evacuados ascendió a 2000. El pabellón de deportes, el centro de día y la residencia fueron los refugios establecidos dentro del propio plan municipal de emergencias. El alcalde de La Victoria es Juan Antonio García Abreu.

Lee la entrevista completa a Juan Antonio García Abreu, alcalde de La Victoria

"El fuego dejó el bar sin luz y se nos echó a perder todo el alimento de las neveras"

"Fueron cinco días sin poder venir hasta el restaurante, asustados porque llegamos a ver las llamas muy cerca de nuestro negocio aunque nos decían que no le había pasado nada al local y eso te tranquiliza un poco. Más allá del miedo y la incertidumbre están también los costes y las consecuencias del incendio porque nosotros teníamos mucho producto en las neveras que se echó a perder al averiarse la luz debido al incendio. Luego está el personal, que ha visto reducidas sus jornadas laborales porque al estar todas las carreteras cerradas no vienen turistas ni guaguas al monte"

Montse Luis, dueña de un restaurante en Aguamansa

"En esta situación tienes que estar al lado de los vecinos"

"Nunca te imaginas que puedas vivir una situación así y menos que afecte a quienes son tus vecinos, a quienes ves cada día o cada semana... Tuvimos claro que en ese momento era al lado de ellos donde teníamos que estar. Hubo que evacuar a más de 2.600 personas y en muchos casos se trataba de gente con situaciones complicadas, como por ejemplo movilidad reducida o incluso sin vehículo con el que trasladarse. Luego estaba el tema de los animales, al ser muchas de las zonas afectadas áreas agrícolas pues había vacas, caballos, perros, ovejas... Y hubo que sacarlo todo por el riesgo que suponía el incendio"

Ignacio Sánchez Marrero, subinspector de la Policía Local de La Orotava

"El fuego bajaba muy rápido por el monte, como si fuera el diablo"

"Con dos ropas y directa para los albergues acondicionados. Así salimos de casa esa noche. Eran por lo menos las cuatro de la madrugada y veías el fuego correr tan rápido por la ladera para abajo del monte que aquí la gente decía que parecía el demonio por la velocidad que tenían las llamas. Ya durante los días que estuvimos evacuados pues te ibas poniendo inquieta porque contaban que si mi hogar estaba quemada o si la carpinteria o el bar que están cerca también estaban en llamas. Se pasa mucho nerviosismo sobre todo porque no sabes qué va a pasar ni cuánto va a durar esta situación"

Rosi Farray, 47 años, vecina de Aguamansa

Rosi Farray, vecina de Aguamansa evacuada

Rosi Farray, vecina de Aguamansa evacuada

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