El fervor y las promesas al Cristo de los Dolores de Tacoronte traspasan los límites de este municipio norteño y llegan hasta el Valle de Güímar, comarca que se vuelca en cada Octava con una celebración religiosa que tiene lugar a más de 35 kilómetros de distancia.

El Santísimo Cristo de los Dolores de Tacoronte, una talla que llegó desde Madrid en 1661, se ha convertido en las últimas décadas en una de las imágenes más veneradas de Tenerife, capaz de unir el fervor y las promesas llegadas desde municipios del norte y, sobre todo, del sur de la isla. La Octava es el día grande de estos festejos y en este 2022, tras más de tres años de espera por la pandemia de Covid, estuvo a punto de no celebrarse. Las lluvias del domingo 25 de septiembre impidieron que la imagen saliera de su Santuario. De forma excepcional, las autoridades eclesiásticas y municipales decidieron aplazar esta jornada al día de ayer y, por primera vez fuera de la fecha oficial, fieles del Norte y del Sur se reunieron en torno al querido Cristo tacorontero.

Llegó de manos del militar Tomás Pereira de Castro en el siglo XVII y despertó los recelos de los inquisidores hace ya 355 años, pues no entendían cómo podía estar al mismo tiempo triunfando en su pasión y sufriendo doloroso. Pese a aquellas dudas, o quizás por esa misma originalidad, desde entonces se convirtió en un polo de atracción y fe que ha traspasado las fronteras del municipio de Tacoronte. En el Valle de Güímar, a más de 35 kilómetros de distancia, genera pasión y cada año cientos de vecinos de Candelaria, Arafo y Güímar se desplazan hasta Tacoronte para disfrutar de la Octava y rendir cuentas a la imagen.

Pese al aplazamiento, el Sur volvió a ser fiel a su cita con el Cristo de los Dolores. Sólo de manera organizada y colectiva, sin contar a los que vinieron a pie o en sus propios vehículos, de Güímar llegaron más de 500 personas repartidas en ocho guaguas; otras tres guaguas desde Candelaria, con casi 200 personas, y otras cinco más desde Arafo, con más de 300 araferos y araferas. Otros muchos se desplazaron por su cuenta.

Un total de 16 guaguas desplazaron a más de mil vecinos del sur de la Isla hasta la celebración

Peregrinación a pie

Mención aparte merecen los peregrinos que aún mantienen la tradición de hacer la ruta a pie desde el Valle de Güímar. La mayoría salió el sábado por la tarde-noche desde la güimarera plaza de San Pedro para llegar, con las primeras luces del domingo, a la tacorontera plaza del Cristo. Durante toda la noche caminaron para estar a tiempo en su cita con la devoción por el Cristo. En torno a las seis de la mañana ya estaban en Tacoronte, a tiempo de disfrutar, horas después, de la misa de peregrinos.

Esta peregrinación tradicional recorre Igueste de Candelaria, Barranco Hondo, La Esperanza y Agua García y utiliza parte del sendero que, en sentido contrario, usan los peregrinos que acuden a la Basílica de la Virgen de Candelaria en agosto.

Tras esa primera misa, los ventorrillos y bares de los alrededores de la plaza del Cristo se llenan, las turroneras endulzan la espera y una nueva edición de la Feria de Artesanía, la número XXXVII, centra la atención de los asistentes. Hasta que el pendón municipal, con cierto retraso, volvió a salir de las Casas Consistoriales en manos del edil socialista Tarsis Morales, acompañado por las reinas de las Fiestas y de la Vendimia, la mayoría de la Corporación municipal y otras autoridades locales, insulares y regionales. Asistieron los diputados Nira Fierro, Cristina Valido y José Alberto Díaz Estévanez; la consejera insular Isabel García, y alcaldes y alcaldesas como Gustavo Pérez (Güímar); Juan Ramón Martín (Arafo) o Mari Brito (Candelaria), también presidenta de la Fecam, entre otras autoridades. El veterano exalcalde Hermógenes Pérez tampoco quiso fallar a su cita con el Cristo, un encuentro que dijo que mantendrá «siempre que pueda».

La celebración se aplazó por primera vez, de forma extraordinaria, por las lluvias del día 25

El himno nacional y el himno de Canarias se mezclaron en el aire con las malagueñas de alguna parranda rezagada, venida del Sur. Y ya en el Santuario no quedaba sitio para nadie. Poco después de las 12:10 horas, comenzó la misa, con el obispo Bernardo Álvarez y la Coral Polifónica Santa Cecilia de Tacoronte. Al finalizar la eucaristía, la imagen salió en procesión acompañada por las Bandas de Música Patronato Amigos del Arte de Güímar y Santa Cecilia de Tacoronte. Otra muestra de una vinculación de norte a sur.

Junto al Cristo, muchas personas portan sus velas en señal de promesas que quieren cumplir. Lo llevan sobre sus hombros 26 cargadores uniformados que, como Israel y David, soportan casi una tonelada de peso. El recorrido es corto, pero se demora más de 60 minutos por el andar pausado y la estrechez de las calles por las que pasa la comitiva, alrededor del Santuario y de la plaza del Cristo.

Los festejos de este año 2022 concluyen con la traca de fuegos artificiales

Hermanados

El alcalde de Güímar, Gustavo Pérez, recordó que «desde hace muchísimos años hay tradición de que el pueblo güimarero se desplace a Tacoronte para celebrar la Octava y, a nivel institucional, también se ha plasmado (con un hermanamiento entre ambas localidades que se concretó en el año 2012). Nos encontramos en esta plaza todos, en una Octava que, si se nos permite decir cordialmente, se podría afirmar que es casi más de los güimareros que de los tacoronteros».

«También hay vecinos que vienen a pie, durante toda la noche. Otros años se ha podido organizar, pero este año ha tenido que hacerse de forma individual, pero nos consta que hay varios grupos que peregrinaron», detalló Pérez. Para el mandatario de Güímar, «este es un día especial porque, probablemente, es el evento que se realiza fuera del municipio en el que más vecinos participan».

El alcalde de Arafo, Juan Ramón Martín, resaltó que «el vínculo de los tres municipios del Valle de Güímar con la Octava del Cristo de Tacoronte es muy especial, con esas promesas que se vienen a cumplir todo el año y, en especial, en el día de hoy». La alcaldesa de Candelaria, Mari Brito, añadió que «desde hace muchísimos años hay tradición desde nuestro municipio, en especial desde Igueste y Araya. Hay una fuerte conexión con esta fiesta también a través de los caminos tradicionales». Desde su localidad aún se sigue peregrinando.

El alcalde anfitrión, José Daniel Díaz, resaltó la importancia de un día que une a su localidad «con Güímar, Arafo y Candelaria, desde donde profesan mucha fe al Santísimo Cristo de los Dolores de Tacoronte, tras asignársele ciertos milagros desde el siglo XVIII».

La traca final marcó el final de esta edición de las Fiestas del Santísimo Cristo de los Dolores de Tacoronte, que no volverá a salir en procesión hasta el Domingo de Ramos, ya en la Semana Santa del próximo año 2023.