Priscila de León Álvarez, experta en telecomunicaciones y publicidad y consejera insular de Igualdad y Prevención de la Violencia de Género, se plantea como uno de los retos relevantes a los que se enfrenta su área durante el resto del mandato la puesta en marcha del segundo Marco Estratégico Tenerife Violeta, que aglutina en torno a sí a más de 80 entidades trabajando por la igualdad de género. 

Consejera Delegada de Igualdad y Prevención de Violencia de Género desde 2021. ¿Qué retos u objetivos personales se puso cuando tomó posesión del cargo?

Me sentí muy cómoda desde que llegué, es un área que me llena. Además, me incorporé al servicio y me encontré con un personal técnico maravilloso, que siempre se supera y da el 120%. Lo primero que hice fue continuar con las líneas que dejó trazadas mi antecesora, Marian Franquet. Mi objetivo personal es que las políticas que se ejerzan en todo el Cabildo, no solo en el área de Igualdad, tengan perspectiva de género. Busco que el Cabildo tenga puestas las gafas violeta todos los días a la hora de ejercer política. Es un objetivo bastante realista, porque muchos de mis compañeros y compañeras, y casi todo el grupo de gobierno, tiene asumida la transversalidad de la igualdad.

Desde su punto de vista, ¿cuáles son los principales problemas que afectan a las mujeres en Tenerife? ¿Coinciden con las prioridades de su departamento para esta legislatura?

Definitivamente, la desigualdad, en general, y más concretamente, en el empleo. Necesitamos más concienciación por parte de las instituciones y de las empresas. Nosotras seguimos siendo las principales cuidadoras, ya que nos quedamos a cargo de las personas dependientes (menores y mayores), lo que supone un problema añadido para la inserción laboral. Otra realidad destacable, y en la que nos estamos centrando como departamento, es en poner freno al aumento de la violencia de género. Creíamos haber conseguido ciertos logros, pero no nos cabe duda de que no es así y se demuestra con los estudios que hemos hecho. Los grupos de jóvenes y adolescentes no tienen tan asumido como deberían la lucha contra la violencia de género.

¿Cuáles son las prioridades de su departamento para esta legislatura?

Ahora mismo, la prioridad en la que estamos centrados y tenemos puesto el 60% de la energía es el primer Plan de Prevención de la Violencia de Género del Cabildo de Tenerife. Este plan, que se encuentra en la primera fase, servirá como guía para saber qué estrategia seguir y cómo llegar a jóvenes y adolescentes para prevenir este tipo de violencia.

Además de continuar con las acciones preexistentes, ¿qué nuevas iniciativas se han puesto en marcha desde que está usted aquí?

Organizamos talleres y actividades que nos permitan trabajar de manera individual y colectiva en el bienestar de las mujeres. En ellos tratamos temas como la autoestima, la brecha digital, la participación ciudadana, etc. Así mismo, contamos con otros ejes centrados en el empoderamiento de las mujeres mayores y la lucha contra el edadismo (GAIA), ya que nos hemos dado cuenta de que dentro del edadismo la mujer está doblemente afectada, en comparación con el hombre. Todo esto lo vamos a hacer dentro de un programa integral llamado Conecta Mayores, donde todas las áreas del Cabildo trabajan de manera transversal.

El Marco Estratégico Tenerife Violeta fue una experiencia pionera que reunió a entidades públicas y privadas de la Isla para desarrollar las políticas de igualdad. ¿Cómo valora la ejecución del primer METV? ¿Qué destacaría del nuevo Marco Estratégico, en marcha desde 2020?

Lo primero que pensé cuando vi el I METV es que es un proyecto enorme. Cuando vas a un encuentro de la Red y ves cómo las entidades se implican para solucionar los problemas detectados dentro del marco, enseguida entiendes su funcionalidad. Esa es su naturaleza, detectar problemas que las entidades puedan solucionar desde fuera. El año pasado, la Red puso en marcha 90 proyectos de trabajo colaborativo entre ayuntamientos y demás entidades. Es decir, decenas de entidades trabajando de manera conjunta para solucionar problemas es un gran paso y un gran avance. Tanto el Marco como la Red son iniciativas únicas. Quienes participan no lo hacen para dar una buena imagen, están representadas todas las entidades y todos los sectores, colaborando codo con codo con la intención de mejorar. Las ganas de un cambio positivo son palpables y lo demuestran los encuentros de la Red. El nuevo Marco Estratégico tiene dos grandes rasgos a destacar. Por un lado, la interseccionalidad de género. Atiende de manera individualizada a la mujer con todas las variantes y peculiaridades: mujeres racializadas, mayores, rurales, migrantes, con discapacidad, etc. Como el Marco Estratégico atiende a todas las realidades de las mujeres, hemos detectado problemas de manera diferenciada entre colectivos vulnerables. Ahora mismo estamos trabajando con las mujeres mayores, pero dentro del plan de subvenciones se atienden proyectos que cubran cualquier problema que influya a las mujeres. Y, por otro lado, hay que destacar que el Marco ya tiene incorporados los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como la cooperación para lograr los objetivos (número 17) o la igualdad de género (número 5).

Algunos sectores consideran que en cierta parte de la juventud se está produciendo un retroceso en la percepción de la temática de igualdad y violencia de género. ¿Lo percibe de la misma forma?

Coincido con que estamos presenciando un retroceso. Ahora tienen más acceso a los medios digitales desde muy jóvenes, donde reciben un exceso de información poco adecuada e incorrecta. El estudio que hicimos de pornografía decía que los niños comenzaban su consumo a los 8 años y las niñas, a partir de 12. Si observamos los planes educativos, comprobamos que les estamos dando educación sexual en 2º, 3º y 4º de la ESO, es decir, cuando ya tienen entre 14 y 16 años. Para entonces, ya llevan varios años buscando toda la información relacionada con la sexualidad a través de las redes sociales o Internet. Aprenden de las conductas que ven en las pantallas y cuando les damos formación de calidad, llegamos tarde. Otro motivo de preocupación es que no identifiquen la violencia machista. No creo que nieguen su existencia, pero no la entienden como la que ejerce el hombre hacia la mujer, la confunden con cualquier tipo de violencia que se ejerce entre las parejas. Me preocupa mucho.

¿Cómo se puede revertir este retroceso?

Con formación, no solo en los institutos y centros educativos, que es indispensable, sino en las casas y aumentando la implicación de las administraciones públicas. Nuestro programa Enrédate sin machismo en el aula, que trabaja durante semanas con estudiantes de 1º de Bachillerato y alumnado universitario y que incorpora, además, una aplicación para que averigüen si tienen actitudes machistas, son ejemplos útiles, pero necesitamos educación a todos los niveles. En la sociedad, desde las instituciones, pero también necesitamos el apoyo de las familias, porque son parte fundamental del proceso.

Por último, ¿cómo le explicaría a una mujer cómo contribuye a mejorar su vida el trabajo que se hace desde el Cabildo? ¿Y a un hombre?

Ponemos a la mujer en el centro de las políticas que hacemos, tanto en mi área como en cualquier otra. Hacemos proyectos para ellas, porque si las mujeres están bien, fuertes, con un buen trabajo y una buena economía, eso influye de manera positiva en toda la sociedad. Si tenemos a la mitad de la población discriminada, sin poder acceder a puestos de trabajo de calidad, eso repercute de manera negativa en el conjunto de mujeres y hombres de la isla de Tenerife. En el caso de los hombres, si ellos conviven con el 50% de la población de manera igualitaria, se benefician también. Es ventajoso para ellos que sus mujeres, madres, hijas y hermanas estén empoderadas y que se sientan iguales. Cuando me preguntan si hacemos políticas de discriminación positiva respondo que sí, porque son necesarias. ¡Ojalá exista el día en que no lo sean! Ojalá llegue el día en que este área que yo llevo no sea precisa, porque significará que hombres y mujeres estamos en el mismo punto de partida.