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Tras los secretos de las cuevas guanches

Un proyecto de prospecciones arqueológicas en cavidades de muy difícil acceso abre nuevas posibilidades para descubrir y entender el pasado aborigen de Tenerife

Restos guanches en una cueva de la Montaña de Tejina, en Guía de Isora. El Día

El expolio continuo y los estudios arqueológicos ejecutados en el pasado han acabado con los secretos de la mayoría de las cuevas que habitaron o usaron como sepulcro los guanches en Tenerife. Sin embargo, un proyecto de prospecciones arqueológicas en cavidades de muy difícil acceso, que comenzó en 2017 en la isla de La Palma, abre ahora nuevas posibilidades para descubrir y entender el pasado aborigen de Tenerife gracias a la escalada. La arqueóloga Nuria Álvarez y el espeleólogo Eduardo Díaz, con la financiación de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, trabajan con la esperanza de que esas cuevas inaccesibles ayuden a arrojar luz sobre la vida y la muerte de los guanches.

La arqueóloga Nuria Álvarez y el espeleólogo Eduardo Díaz en una de sus intervenciones en cuevas colgadas de la isla de Tenerife. | | EL DÍA

Nuria Álvarez es licenciada en historia y cursó un máster en Antropología Física y Forense. Eduardo Díaz es experto en escalada y espeleología. Ambos forman un equipo que se complementa a la perfección cuando el objetivo es llegar a lugares que se han salvado del expolio por ubicarse en laderas o barrancos inaccesibles. Ellos son los ejecutores de un proyecto auspiciado por a Dirección General de Patrimonio Cultural, que decidió ampliar las prospecciones arqueológicas en las cuevas colgadas de La Palma a Tenerife para «poder identificar a través de la progresión vertical y escalada los posibles usos que la población guanche le daba a las cavidades de difícil acceso.

Uso sepulcral

En este primera fase se han localizado ocho cavidades, la mayoría de ellas de uso sepulcral, en los municipios de San Cristóbal de La Laguna, El Rosario y Los Realejos». También han aparecido cuevas de habitación, donde vivían los guanches, «pese a que en algunos casos no logramos entender cómo es posible que accedieran a esos lugares de forma habitual, o simplemente para utilizarlas como sepulcros, ya que debían cargar pesados cuerpos inertes. Puede que el entorno haya cambiado, por algún derrumbe que destruyera la vía de acceso, o que se ayudaran de algún tipo de cuerdas o sistema de andamiaje. Eso es aún un misterio», reconoce Nuria Álvarez.

Nona Perera, directora general de Patrimonio Cultural, explicaba recientemente que «el estudio de cuevas colgadas se ha ampliado a Tenerife para tener elementos comparativos, pero también con el objetivo de «obtener todo el compendio y el potencial de la arqueología canaria para poder planificar de forma más optima medidas de corrección y de prevención de riesgos». Álvarez añade que esta fase preliminar se basa en establecer un inventario, con observaciones someras, que dé pie a futuros estudios en mayor profundidad: «Nuestra misión es ver y no tocar, pero en la mayoría de los casos hemos tenido la suerte de observar, en superficie, la existencia de restos arqueológicos como trozos de cerámica o restos humanos. También hemos podido hallar pequeñas estructuras interiores hechas con piedras, cuyo uso aún desconocemos, o muros y repisas que demuestran que algunas de ellas eran casas».

En 2017 localizaron as primeras pinturas rupestres de La Palma en la Cueva Tiznada, en El Paso, y además han encontrado esas estructuras semicirculares de piedra, adosadas a las paredes de estas cuevas, cuya utilidad aún no se ha podido definir. «Este trabajo genera muchas más preguntas que respuestas, pero sabemos que podemos ayudar a abrir nuevas líneas de investigación que, ojalá, ayuden a arrojar más luz sobre nuestro pasado». Aunque no desarrollan acciones invasivas, esta arqueóloga reconoce que podría ser de gran utilidad analizar con carbono 14 algunos de los restos humanos hallados en superficie para poder establecer una cronología sobre su ocupación.

8 Cavidades estudiadas

La Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno canario amplió el estudio de las cuevas colgadas a ocho cavidades ubicadas en Los Realejos, El Rosario y La Laguna.

40 Lugares observados

La arqueóloga Nuria Álvarez y el espeleólogo Eduardo Díaz han observado desde 2017 unas 40 cuevas, la mayoría en la isla de La Palma, donde comenzó el proyecto.

Las cuevas del Becerril

Sus trabajos en Tenerife, que comenzaron en diciembre, recurrieron a fuentes orales y escritas para aventurarse en algunas cuevas inaccesibles de la isla, como las ubicadas en Becerril, en La Laguna. «Inicialmente no sabíamos si encontraríamos algo o no, pero la realidad es que en prácticamente todos los lugares elegidos hemos apreciado la existencia de restos que habrá que estudiar en profundidad», señala. La cantidad de trabajo pendiente es enorme y se tardarán años en poder estudiar todas las cuevas colgadas que hace siglos pudieron utilizar los guanches.

Este inventario, que esperan poder continuar pronto para poder ampliarlo a todos los municipios de Tenerife, es sólo el principio, pero servirá para señalar lugares de gran interés arqueológico y alertar de los riesgos a los que se enfrentan. Por ello, Álvarez hace un llamamiento contra el expolio: «Es muy importante que las personas entiendan que lo importante en cualquier hallazgo es el contexto, por lo que llevarse huesos o fragmentos de cerámica a lo único que contribuye es a que perdamos una parte de nuestra historia».

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