El obispo elude en Candelaria sus polémicas declaraciones

Miles de tinerfeños visitan la Villa Mariana en una de las principales citas anuales con la Morenita | Bernardo Álvarez, foco de atención tras la investigación de la Fiscalía

La festividad de la Virgen de Candelaria estuvo marcada por la devoción y las visitas que realizaron miles de tinerfeños a la Villa Mariana pese a la pandemia. Pero también por el protagonismo con el que contó el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez. Las manifestaciones del prelado nivariense sobre la homosexualidad y, en particular, que el martes se reactivara la polémica al conocerse que tendrá que declarar ante la Fiscalía Provincial –que ha abierto una investigación por un presunto delito de odio– pusieron todas las miradas en el máximo responsable diocesano. El religioso prefirió eludir el asunto y no se refirió a él de forma directa en el transcurso de la ceremonia.

Álvarez optó por una homilía netamente religiosa. Se centró en citas a las lecturas que se realizan al comienzo de la eucaristía, en el Evangelio, la Virgen, Jesucristo… Escasas menciones a aspectos más cotidianos y sin comentarios vinculables de un modo claro a sus declaraciones. En todo caso, y si se busca alguna frase con una posible conexión con el conflicto generado por las palabras sobre la homosexualidad, antes del rezo del padrenuestro sí pareció insistir sutilmente Álvarez en el perdón que ya había expresado públicamente. «Que nos perdone, que nos libre del mal», dijo tras un silencio prolongado y en dirección a Dios.

El acto de este miércoles llegaba después de que todas las formaciones políticas con presencia en el salón de plenos del Cabildo de Tenerife condenaran la pasada semana las declaraciones del prelado en las que señaló, en el programa Buenas Tardes Canarias, de Televisión Canaria, que la homosexualidad es «un pecado mortal si se hace a sabiendas de que está mal». Además, este caso coincide en el tiempo con la sentencia que avala que la Esclavitud del Cristo de La Laguna siga vetando a las mujeres y con un delicado momento general para la Iglesia, y que sigue a otros comentarios de amplia repercusión de Álvarez, como fue el «hay menores que si te descuidas te provocan» de hace quince años en una entrevista en La Opinión de Tenerife.

Este 2 de febrero estaban en la Basílica representantes de la institución insular, como su presidente, Pedro Martín (PSOE), o el vicepresidente, Enrique Arriaga (Cs). Otras de las autoridades destacadas eran el subdelegado del Gobierno en Canarias, el también socialista Jesús Javier Plata, y el teniente general jefe del Mando de Canarias, Alejandro Escámez, que vivió su primer acto institucional en su nuevo cargo. En cambio, ni el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, ni el del Parlamento regional, Gustavo Matos, ambos del Partido Socialista (PSOE), acudieron. La interactuación de los políticos que sí estuvieron allí con Bernardo Álvarez fue reducida. «Creo que nos hemos saludado como siempre», le restó importancia a esa percepción la alcaldesa de Candelaria, María Concepción Brito (PSOE), en declaraciones a los medios al ser preguntada por la frialdad que se pudo palpar con los líderes políticos que asistieron.

Brito sí que se expresó sin ambages sobre el fondo de lo que ha ocurrido. «Todos hemos condenado esas palabras; también ha hecho bien en rectificar», empezó. «La Iglesia tiene su doctrina y su norma; pero el primer mandamiento es el amor al prójimo, ame a quien ame, sea lo que sea. Ese respeto hacia las personas es lo que debe prevalecer. Y eso es lo que enseñó Jesucristo», reflexionó la regidora local, y completó: «Luego ya las personas que dirigen las instituciones pueden equivocarse, como creo que en este caso ha hecho el obispo».

Martín tampoco rehuyó el asunto. «La posición personal ya la he manifestado, y el PSOE llevó una moción que se aprobó por unanimidad en el Cabildo de reprobación de esas declaraciones», recordó el mandatario insular. «Ojalá que en el futuro no se vuelvan a producir y que nos demos cuenta los que somos creyentes de que seguro que en el reino de los cielos cabemos todos», expuso. «Hay un momento para los que somos creyentes y eso no tiene nada que ver con reprobar las opiniones del obispo en un momento determinado», respondió sobre su presencia allí después de que saliese adelante la reprobación.

El máximo responsable del Cabildo rechazó que la ausencia de Torres y Matos buscase evitar la foto con el prelado. «Ambos presidentes saben deslindar muy bien cuáles son sus obligaciones de sus opiniones, y nada tiene que ver porque este es un acto de creyentes, de apoyo también a un municipio como Candelaria; es parte de nuestra cultura y eso no hay que mezclarlo con las opiniones que pueda tener un miembro de la Iglesia», afirmó.

Como era de esperar, obtener alguna reacción del obispo fue misión imposible. A la finalización del acto, el momento en el que la Morenita fue llevada hasta la puerta principal del templo y sonó en el cielo de Candelaria una traca de voladores, Bernardo Álvarez abandonó rápido el lugar. Un programa de televisión nacional hizo una intentona por preguntarle algo, pero ni así.

Visitas a la Patrona

«¡Fuera, fuera!», se empezó a oír entonces junto a algunos silbidos. Provenía de un grupo de personas que esperaba en la cola para acceder a la Basílica. Falsa alarma: los abucheos no se dirigían a Álvarez. La miniprocesión hasta la puerta y la despedida posterior tenían el acceso frenado y los feligreses estaban empezando a perder la paciencia. De inmediato se permitió nuevamente que fueran entrando al templo. Son los lances de una edición que, como se encargó de recordar la alcaldesa candelariera, volvió a estar marcada por la pandemia y por la necesidad de la responsabilidad colectiva.

Pese a que los actos de este 2 de febrero se limitaban a las eucaristías y a pesar de que la lluvia se dejó notar por momentos, la afluencia de visitantes en la zona de la calle de La Arena y la plaza de la Patrona de Canarias era elevada tanto antes como después de la misa principal, en la que cantó el coro del Orfeón La Paz de La Laguna –que cumplía 104 años– y en la que La Palma también tuvo su espacio. «Particularmente, te encomendamos a quienes en la isla de la Palma están padeciendo las consecuencias del volcán. Dales paciencia, fortaleza y esperanza en medio de sus tribulaciones, y haznos sensibles a sus necesidades para que con la solidaridad de todos y la buena gestión de las instituciones puedan rehacer sus vidas», pidió el obispo, oriundo del municipio palmero de Breña Alta, en una oración que dirigió a la Virgen de Candelaria para cerrar su homilía.

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