El Cabildo ultima la redacción del proyecto que desarrollará en el talud de Bajo la Cuesta y que consistirá en colocar mallas de triple torsión, cuya finalidad es sujetar cualquier piedra que pudiera caer, así como una red de cables con la que se trata de impedir la caída de las piedras de mayor dimensión. Es una intervención que ayer les fue comunicada a las 32 familias que no han podido retornar a sus viviendas.

Después del encuentro mantenido ayer en el barrio con el consejero y con el director insular de Carreteras, Enrique Arriaga y Tomás Félix García, respectivamente, la presidenta del colectivo, María Quijada, se mostraba “muy esperanzada” en que la vuelta a sus casas se pueda producir y que ocurra a medio plazo. Optimismo que justifica por el avance en las conversaciones habidas hasta ahora con el Cabildo.

La obra se corresponde con la segunda fase de la reparación del muro de la ladera de la TF-1 situada entre los kilómetros 14 y 11 en sentido Santa Cruz, entre Las Caletillas y las instalaciones del Círculo de Amistad. Es decir, sobre las viviendas de Bajo la Cuesta. Obra que concluyó anteayer, por la que ya está normalizado el tráfico al paso por este punto de la Autopista del Sur, en Candelaria.

Enrique Arriaga comunicó a los representantes de los vecinos afectados que los trabajos empezarán “una vez entre en vigor los Presupuestos del Cabildo”, una actuación “que podría aportar una solución al problema de desprendimiento y de seguridad que afecta a este núcleo”.

El 27 de octubre de 2016 fue desalojado el pueblo de Bajo la Cuesta por el peligro de derrumbe del talud. El 28 de mayo de 2018 retornaron a sus viviendas una veintena de esas familias. Aún no lo han otras 32, que permanecen fuera de sus hogares habituales a la espera de que se asegure la ladera, aunque hasta ahora se asegura que ello requiere un millón de inversión en una propiedad privada.