El I Congreso de Avistamiento de Cetáceos, que se celebra desde hace unas semanas en el Sur de la Isla, concluye hoy con, entre otras conclusiones, el compromiso de endurecer los requisitos para otorgar los permisos que permitan desarrollar esta actividad en zonas protegidas. La conclusión aúna sostenibilidad, riqueza y valor social en el concepto del Cabildo y en su Carta, única en el mundo, para avalar y garantizar esta idea. Un total de 463 personas de 36 nacionalidades, 32 reuniones y una media de seguimiento diaria de 350 internautas. Es el balance numérico de una iniciativa que ha contado con la presencia de prestigiosos expertos como la oceanógrafa Sylvia Earle que entregó la distinción a la Isla de Punto de Esperanza Marina o el fotógrafo submarino portuense Francis Pérez, premiado internacionalmente por varios de sus trabajos.

Entre esos galardones de Pérez destaca el que recibió del Museo de Historia Natural de Londres por la imagen de una cría de calderón la cola partida. “Un momento agridulce”, valora, porque “sabía que era su final”. Y añade: “De lo más duro en mi carrera”. Francis es natural del Puerto de la Cruz. En concreto, apunta, “de la calle Santo Domingo, de los Pérez de toda la vida, aunque mi madre diga y de los Ortiz qué”. Francis lleva 25 de sus 50 años sumergiéndose en los mares de medio mundo armado con su cámara. Un hobbie que ha pasado a convertirse en profesión y le ha valido el reconocimiento internacional. “Jamás pensé que esto de hacer fotos debajo del agua podría llegar a ser un medio de vida; ahora lo es y, además, se ha convertido en la herramienta perfecta para colaborar en la sostenibilidad y en el respeto del entorno marino”, afirma el portuense.

Un profesional premiado

Recientemente ha sido reconocido con el Wildlife Photographer of the Year, el certamen organizado por el Museo de Historia Natural de Londres. Hope es el título de la instantánea galardonada, ese momento dramático de una cría de calderón con la cola partida en la zona del suroeste de Tenerife. Insiste en que “creo que ha sido uno de los momentos más duros de mi trayectoria; ver a un animal en estas circunstancias y saber que en esas condiciones es inviable que pueda sobrevivir”. Este acontecimiento es para Pérez un claro ejemplo de la coordinación entre los científicos y las empresas sostenibles dedicadas al avistamiento de estos cetáceos.

“Todo surge porque se da un aviso por parte de una de estas embarcaciones y a partir de ahí se pone en marcha todo un operativo que permitió darle al animal una salida digna”, puntualiza.

Esta sinergia colaborativa entre ciencia, turismo y economía es uno de los temas fundamentales abordados estos días en el congreso SeaU20, impulsado por Turismo de Tenerife. Un evento que pretende dar respuesta al desarrollo de un sector cada vez más demandado por el turista que busca experiencias sostenibles y respetuosas con el entorno..

“No me canso de decir que tenemos la gallina de los huevos de oro en la franja Rasca-Teno y todo el corredor que une esa zona de Tenerife con La Gomera”, valora Francis Pérez. Ahonda en que “contamos con un gran número de especies que pasan por nuestro litoral de las cuales podemos disfrutar si se hace dentro de unos márgenes de respeto”. Esos márgenes enriquecen el concepto de “equilibrio” entre la naturaleza y el ser humano que defiende.

Riqueza submarina

Una riqueza de especies y fondos que el fotógrafo ha querido recoger en la exposición virtual que ofrece dentro del congreso. Sus 16 instantáneas muestran especies como tortugas, calderones o tiburones azules, habituales en esta franja costera. “Con esta pequeña muestra solo quiero dar a conocer un poquito de este tesoro marino y rituales o comportamientos propios de estos animales”, señala.

Pérez, en su línea reivindicativa, muestra en las redes sociales su rechazo al consumo de carne de tiburón azul o tintorera (Prionace glauca) y se pregunta “cuándo se piensa proteger a ese hermoso animal” y “cuándo vamos a crear un santuario para tiburones, un área marina protegida, en Canarias”. Destaca que ha tenido la suerte de nadar junto a estos “animales extraordinarios”, que llegan a medir hasta tres metros, por lo que le produce mucha desazón “ver su carne congelada a la venta en supermercados de estas islas”. Una carne que proviene de capturas de flotas de fuera de Canarias que se acercan a estas aguas a pescar tiburones para vender sus aletas en el mercado asiático.

“Les cortan las aletas y parte de su carne se vende aquí a consumidores que no saben que se están comiendo a un tiburón espectacular, precioso y confiado, que aún no está protegido”, lamenta. “Palangreros de otras regiones y países vienen a Canarias a pescar pez espada y tiburones azules. Como consumidor trato de ser responsable, miro las etiquetas y tengo claro que no deberíamos comer tiburón azul congelado que vienen a pescar aquí”, subraya Pérez.