El Cabildo de Tenerife mantendrá el teletrabajo entre su plantilla tras la finalización del estado de alarma. Por eso, la Corporación insular llevará a cabo en los próximos meses un proyecto para corregir los problemas que se han presentado debido a la apresurada puesta en marcha de esta modalidad laboral, motivada por la irrupción del nuevo coronavirus, para que pueda seguir siendo una opción para los empleados públicos.

Así lo anunció este viernes 5 de junio la consejera insular de Presidencia, Hacienda y Modernización, Berta Pérez, quien aseguró que "el teletrabajo ha venido para quedarse", ya que esta modalidad laboral tiene múltiples beneficios como la mejora de la productividad, la reducción de los desplazamientos que redunda en una mejor calidad medioambiental, así como una rebaja de los costes económicos tanto para la administración, que prevé poder ahorrar un 30% en el pago de alquileres de oficinas y de mantenimiento de otros inmuebles, como para los propios trabajadores por el ahorro del transporte.

Pérez asume que este proyecto supone "un cambio de paradigma total" para la Isla, ya que se debe dejar atrás "el chip de que esta modalidad implica menos trabajo". Para la responsable insular el fomento de esta nueva modalidad labora debe basarse en la confianza y el trabajo por objetivos y no a través de controles horarios. "De nada vale que los funcionarios estén en la administración cumpliendo con una jornada si no son productivos", explica.

La consejera mantiene que a pesar de la rapidez con la que se implantó debido a la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo ha funcionado de una manera correcta. "No hemos dejado de prestar ningún servicio y hemos adoptado tecnologías punteras como la tención por videoconferencia, haciendo que Tenerife sea un ejemplo a seguir", aseguró.

Entre los beneficios de esta modalidad laboral se encuentra también la cohesión social, ya que Pérez manifestó que permite "aportar los mismos servicios al ciudadano que esté alejado" y posibilita además reducir el abandono de población de aquellas comarcas o zonas peor comunicadas, ya que los trabajadores podrían desempeñar su labor desde cualquier lugar.

Se trata de un modelo que el Cabildo quiere exportar también a los ayuntamientos a través del programa para la transformación digital de los municipios, para que Tenerife "sea al final del mandato una isla que teletrabaja", para lo que también se incentivará que las empresas apuesten por esta nueva modalidad laboral.

Para el director insular de Modernización, Daniel González, la administración pública no puede volver al nivel de implantación que tenía el teletrabajo antes de la declaración del estado de alarma. Solo un 6,7% de los trabajadores en España seguía esta modalidad, frente al 17% de la media europea. “Vamos retrasados en la implantación”, asume, ya que las cifras son incluso más bajas si solo se tienen en cuenta a los trabajadores de las administraciones públicas.

González explicó que más de un 90% de los trabajadores de las oficinas del Cabildo llegó a trabajar desde casa durante las primeras semanas de confinamiento y detalló que todavía 1.030 empleados insulares siguen teletrabajando.

Sin embargo, la apresurada puesta en marcha de esta modalidad ha ocasionado algunas dificultades que el Cabildo tiene intención de subsanar. Para ello ha puesto en marcha un proceso participativo para que los empleados públicos trasladen sus problemas y sugerencias a la administración.

Así lo explicó la directora insular de Recursos Humanos y Asesoría Jurídica, Lidia Pereira, quien determinó que el Cabildo también desarrollará un periodo de información a los empleados públicos que se extenderá hasta el 15 de junio.

A partir de ahí se establecerán grupos de trabajo para conformar los ejes sobre los que deberá sustentarse el modelo de teletrabajo y adaptar el marco general a la labor que se desarrolle en cada servicio. Se prevé que esta fase pueda culminar en octubre, por lo que a partir del mes de noviembre se iniciará la implementación del modelo hasta junio de 2021.