"Nosotros tenemos que seguir estando en la calle, en contacto con los ciudadanos. Aquí se suben varias pasajeras que trabajan en el Hospital de La Candelaria, que no tienen coche ni carnet de conducir. Y de alguna manera tienen que desplazarse. Nosotros no nos podemos quedar en casa". Son las palabras de Juan Rodríguez, conductor de la compañía de guaguas Titsa. Él es uno de los otros héroes de la crisis del coronavirus; los que, además del personal sanitario, no pueden quedarse en sus casas para protegerse del contagio.

Mientras que la Policía, tanto Local como Nacional, recorre las vías avisando por megafonía a los ciudadanos de que deben permanecer en sus casas, tras la declaración, el pasado sábado, del Estado de Alarma en España, con el fin de poder frenar la expansión del COVID-19, en las calles continúan aquellos a los que no les queda otro remedio que seguir con el día a día. Entre ellos se encuentran conductores de guagua, taxistas, personal de limpieza, quiosqueros y farmacéuticos, así como los empleados de los supermercados.

El conductor de guagua Juan Rodríguez trabaja en el trayecto que une el Intercambiador de Santa Cruz de Tenerife con el barrio lagunero de San Matías. Asegura sentirse tranquilo, aunque no puede evitar tener "algo de miedo" al estar tan expuesto. Cuenta que se han bloqueado los primeros asientos de todas las guaguas para que los pasajeros no se sienten cerca de los conductores. Se lava las manos cada vez que puede con un gel antiséptico. Y recuerda que a partir de hoy ya no se podrá pagar la guagua con dinero en efectivo, sino con las tarjetas y bonos de Titsa.

"Estamos tomando todas las medidas necesarias. Algunos compañeros también utilizan guantes. Cada vez que podemos también acudimos al baño del Intercambiador a lavarnos las manos. Y se está intensificando la limpieza de los vehículos. Los pasajeros también están tomando medidas, pues se sientan bastantes separados los unos de los otros", explica este conductor de Titsa. Indica que el número de clientes se ha reducido a más de la mitad desde que se declaró el estado de alarma. "Pero nosotros seguimos aquí, porque este es un servicio público que debe continuar en marcha, por muy pocas personas que lo utilicen", agrega.

Los taxistas también están en la calle. En Santa Cruz de Tenerife, el Ayuntamiento ha acordado reducir al 50% las licencias durante el estado de alarma, de manera que se vayan alternando las licencias pares e impares. Marco González, uno de los taxistas de la capital, muestra su preocupación "porque estamos totalmente expuestos a contagiarnos", pero "tenemos que venir a trabajar, no nos queda otro remedio".

"Sí no trabajamos, no comemos. Y, además, prestamos un servicio necesario. Ante esta situación no nos queda otro remedio que tomar todas las medidas que podamos. Llevamos guantes, gel para las manos y les estamos pidiendo a nuestros clientes que se sienten detrás y junto al cristal más alejado a nosotros. También les estamos solicitando que tosan y estornuden tapándose con el brazo", indica González.

Francisco Javier García, también taxista, explica que están prestando muy pocos servicios, "a pesar de que estamos trabajando menos de la mitad en la calle, pues sabemos que algunos compañeros han decidido quedarse en casa". "Sobre todo estamos atendiendo a clientes que acuden al supermercado o que van al médico, sobre todo al Hospital Universitario y a la Residencia de La Candelaria", señala.

Riesgo

Miguel Ojeda, taxista y presidente de Élite Taxi, quiere felicitar a todos los profesionales del sector que ante esta situación han decidido trabajar, pues "estamos asumiendo un auténtico riesgo ante un posible contagio".

Asimismo, tanto Ojeda como García y González muestran su preocupación "porque no vamos a poder ni cubrir los gastos ni pagar el autónomo, pues estamos realizando muy pocas carreras". "Sabemos que el Ayuntamiento de Santa Cruz va a aprobar una serie de medidas para ayudarnos, por lo que nos están demostrando que no estamos solos. Ahora falta que el Gobierno central haga lo mismo con los autónomos, pues vamos a salir muy malheridos de la crisis del coronavirus. Y estamos convencidos de que esta situación va a ir a peor", comentó Ojeda.

La mayoría de los quiosqueros de prensa y tabaco en Santa Cruz de Tenerife también han decidido abrir sus puertas. Son de los pocos establecimientos, junto a los supermercados y farmacias, cuya apertura está permitida en el Real Decreto 463/2020 aprobado el pasado sábado, 14 de marzo, por el Consejo de Ministros en el que se declaró el Estado de Alarma en todo el territorio nacional durante, al menos, 15 días, para intentar frenar la rápida expansión del coronavirus.

Florinda Ramos, responsable del quiosco Adrián, situado en la céntrica plaza de España del municipio chicharrero, aprovecha para ordenar una y otra vez sus productos, mientras espera que la visite algún cliente. "Tengo sentimientos contradictorios. Por un lado pienso que si no viene nadie, mejor, pues evito que me contagien. Pero, por el otro, si no vendo nada, no sé cómo voy a dar de comer a mi hijo y pagar el seguro de autónoma", cuenta Florinda Ramos.

Lleva puestos unos guantes, tiene un gran bote de gel antiséptico y ha colocado unas líneas rojas junto a su quiosco para que los clientes mantengan la distancia de un metro. "Yo soy población de riesgo, pues soy asmática, pero tengo que trabajar. Cuando viene alguien tosiendo, se me ponen los pelos de punta, pues tengo miedo", manifiesta esta ciudadana.

Dice que aún le cuesta creer lo que está ocurriendo. "¿Quién me iba a decir a mí que en pleno siglo XXI yo iba a ver una cosa así? Creo que no somos conscientes de lo que está pasando. Porque además del riesgo sanitario que, por supuesto, es lo peor, nos viene también una gran crisis económica. Pues no creo que esto dure solo dos semanas. El Estado tiene que empezar a pensar en tomar medidas urgentes. El autónomo debería reducirse a 50 euros o desaparecer durante este periodo, pues los autónomos y las pequeñas y medianas empresas no nos vamos a recuperar. Yo no sé cómo voy a pagar las facturas. Esto es de locos. Estoy muy angustiada", apunta.

En la misma situación se encuentra Daniel Baute, cuyo quiosco se encuentra en la zona del Mercado Nuestra Señora de África, junto al puente Serrador. "Resulta que a los quioscos no nos han prohibido abrir, dejando que seamos nosotros los que tomemos la decisión. Pero es que esto no tiene sentido, pues en la calle no hay gente porque, precisamente, el decreto del estado de alarma pone límites a la circulación de las personas. En toda la mañana solo han venido unos pocos clientes para comprar el periódico y cigarros. De esta manera es imposible que paguemos nuestras facturas y el seguro de autónomos. Además, nos estamos exponiendo a contagiarnos, a pesar de que les pedimos a los clientes que no se acerquen a nosotros y que intenten pagar con dinero en efectivo. Por lo tanto, si cerramos y no tenemos dinero para pagar lo que nos exigen, pues la culpa será nuestra. Y si abrimos y nos contagiamos, pues también será nuestra culpa, porque hemos decidido abrir. Esto va a acabar con un sector que ya estaba pasando por un momento muy complicado", manifiesta este quiosquero.

Asimismo, tanto Baute como Ramos denuncian que a aquellos que tienen que estar en la calle, a pesar de la crisis del coronavirus, "nadie nos ha facilitado unas mínimas medidas de protección, como guantes, mascarillas o geles". "La verdad es que nos sentimos muy desamparados. Este será nuestro fin", indica la propietaria del quiosco ubicado en la plaza de España.

Los farmacéuticos también se encuentran entre los otros héroes de la crisis del coronavirus. En Santa Cruz de Tenerife, un mismo mensaje da la bienvenida a los clientes en cada uno de los establecimientos repartidos por el municipio. "No quedan mascarillas, no queda gel antiséptico y tampoco queda alcohol". En la farmacia Évora-Centro, situada en la calle Castillo, sus responsables indican que la mayoría de los clientes han acudido solicitando los citados productos, "aunque, como es lógico, también hemos vendido otras cosas, sobre todo, medicamentos".

Ellas han colocado unas líneas en el suelo indicando a los clientes la distancia que deben mantener. También han instalado en el mostrador un plástico para evitar tener cualquier tipo de contacto con la personas que entre en el establecimiento a comprar. Dicen que no utilizan guantes, "porque nos han dicho desde el Colegio de Farmacéuticos que producen una falsa percepción de protección". "Preferimos lavarnos las manos cada vez que podemos", añaden.

Próximos a esta farmacia, los trabajadores que se encargan, desde hace meses, de convertir el antiguo edificio de Maya en un hotel recogen sus herramientas. Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía les han indicado que deben regresar a sus casas. "Nuestros jefes nos dijeron ayer que podíamos acudir al trabajo. Pero acabamos de hablar con ellos y nos han dicho que, como es lógico, hagamos caso a la Policía", señaló Javier Trujillo, uno de los empleados. Cuando estos se marchan, ya apenas queda nadie en el centro de Santa Cruz de Tenerife. Solo algunos ciudadanos paseando a sus perros. Y también ellos, los taxistas, los conductores de guaguas, los quiosqueros y los farmacéuticos.