El primer concesionario del servicio de las grúas municipales de La Laguna, José Padilla, declaró ayer ante la jueza del caso Grúas y se ratificó en el relato que ha venido manteniendo de que el exalcalde lagunero Fernando Clavijo le marcaba las contrataciones, y también sostuvo que el político nacionalista tenía amistad con los empleados que asumieron posteriormente el servicio. Estos últimos habían rechazado ya ese planteamiento, dado que negaron tiempo atrás que sufrieran presiones de Clavijo para proceder a la compra de Grúas Poli.

Padilla manifestó que cuando vendió la entidad tenía "15 o 16 trabajadores, de los cuales por su propia iniciativa solo contrató a dos", mientras que el resto lo hizo por indicación de Fernando Clavijo. Más adelante nombró vínculos de varios de ellos con el exregidor local, pero no así de todos.

Este primer adjudicatario del servicio de grúas expresó que perdió con la empresa 700.000 euros. Concretamente, dijo que se fueron acumulando retrasos de tres o cuatro meses en los cobros, si bien el trato era que le pagaran cada mes. Sobre este aspecto económico añadió que durante la etapa de Ana Oramas sí cobraba con normalidad.

Por otra parte, apuntó que le había dicho a los trabajadores que no compraran la empresa porque era "una ruina", y también manifestó que les propuso hacerse socios.