Hay momentos en las que los minutos se vuelven horas y una tarde puede transportarnos a otro mundo. Esta curiosa sensación es la que genera la actividad Astronomic Tour, organizada por Volcano Teide, en la que se visita el Observatorio del Teide y se realiza una observación astronómica con telescopios de largo alcance.

La privilegiada posición de Canarias para observar las estrellas llevó al astrónomo británico Charles Piazzi en el año 1856 hasta Tenerife para corroborar por primera vez la teoría de Newton: los sitios elevados y con aire tranquilo ofrecen una mejor observación de las estrellas. Fue el primer observatorio astronómico en altura del mundo. A pocos metros se encuentra la primera parada de esta actividad, el Observatorio del Teide, estrella mundial de la investigación astrofísica. Científicos de todo el mundo quieren estar en este enclave, uno de los tres mejores lugares del mundo para observar el cielo, y utilizar los avanzados instrumentos que esconden los gigantes blancos que rodean a los visitantes. Tan importante es para el mundo la investigación puntera que se realiza en Canarias que se creó la "ley del cielo", primera norma estatal en este ámbito del mundo.

El tamaño y forma de los edificios delata el trabajo que realiza. Las grandes torres verticales se destinan a la observación del sol, reduciendo la distorsión que genera la atmósfera calentada por el suelo. En los cuadriculados se realizan experimentos, como Quijote, que desentraña el origen del Universo. Las cúpulas redondeadas se utilizan en la observación del cielo nocturno. No es raro durante la visita ver cómo se abren iniciar una larga noche de observación con el telescopio. El IAC-80 pertenece a esta categoría y la visita permite conocerlo por dentro antes de que los científicos inicien su trabajo. Es el primero diseñado y construido con tecnología española por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Dejó su nombre en la historia al descubrir la primera estrella enana marrón bautizada como Teide-1.

El Sol desde el telescopio

Durante la visita se realiza una observación directa del Sol con telescopios que permiten ver su actividad y apreciar su gigantesco tamaño. Aquí no acaban las sorpresas. Una demostración interactiva enseña de forma práctica la labor detectivesca que los astrofísicos desarrollan siguiendo los diferentes tipos de luz con el fin de desvelar los secretos del Universo. Al salir nadie es indiferente al espectacular atardecer desde el punto geodésico cercano al centro de visitantes, con el Teide al fondo, rodeados de edificios que parecen sacados de una película de ciencia ficción.

La segunda parte de la actividad se realiza al pie del volcán, en la estación base del Teleférico. Tras una parada para reponer fuerzas el guía Starlight adentra al reducido grupo en la historia hasta el momento en el que el hombre miró al cielo y empezó a unir las estrellas para dibujar las constelaciones. Desde Tenerife se puede observar la gran mayoría de ellas. Con la ayuda de un puntero láser se adentra en la mitología que dibujó aves y animales en el cielo, los primeros calendarios agrícolas. En cuestión de minutos la vista empieza a acostumbrarse a la oscuridad y las excelentes condiciones del aire en el Teide ofrece un firmamento lleno de estrellas con el silencioso volcán como testigo de la sorpresa que genera ver las estrellas fugaces.

La actividad finaliza con la observación del cielo con potentes telescopios robotizados. Desde el Cúmulo de Hércules, a 22.180 años luz de distancia, hasta los planetas del sistema solar, los expertos guías eligen los mejores objetos astronómicos de la noche en función de las condiciones atmosféricas y la fase de la Luna.

Mejor que Galileo Galilei

Con una nitidez superior a la que pudo contar en el siglo XVII el astrónomo Galileo Galilei, más de un "lol" se escapa entre los participantes al ver las bandas de Júpiter y sus lunas, los anillos de Saturno o los Montes Tenerife en la Luna. Una jornada inolvidable cargada de experiencias únicas a más de 2.000 metros de altura en el Parque Nacional del Teide.

Las cifras

  • 1856 Charles Piazzi comenzó la ascensión al Teide el 14 de julio de 1856 con decenas de personas y animales de carga para establecer el primer punto de observación astronómica de la historia en la montaña de Guajara a 2.715 metros de altura.
  • 83 constelaciones de las 88 oficialmente reconocidas son visibles desde Tenerife, permitiendo la observación de todas las del hemisferio norte y la gran mayoría del hemisferio sur.
  • 300 días de buenas condiciones meteorológicas para la observación astronómica convierten al cielo del Teide en uno de los más deseados.
  • 3.000 estrellas pueden llegar a observarse a simple vista en una noche con cielo despejado.