La búsqueda de los pequeños Kristian y Amantia Toska, los niños de 11 y 10 años supuestamente secuestrados por su padre en Alemania hace nueve meses, ha terminado con un final feliz. El progenitor, Lorenc Toska, sobre el que pesaba una orden de busca y captura, fue detenido ayer en Portugal, en un hotel de la localidad de Peniche, 85 kilómetros al norte de Lisboa, en compañía de los dos pequeños que se encontraban en perfecto estado de salud.

Fue al registrarse en el hotel cuando dio pistas sobre su paradero y así se delató el padre buscado en Tenerife por secuestro parental. Al estar en vigor una orden internacional de detención y presentación dictada el pasado 20 de agosto por el Juzgado de Instrucción 1 de Santa Cruz de Tenerife saltaron las alarmas. Todos los establecimientos, ya sean hoteles, apartamentos, hostales u otros de la UE están obligados a remitir a las autoridades policiales los partes de entrada y registros de viajeros.

La Policía Nacional contactó con las autoridades portuguesas y la Policía Judiciaria lusa procedió a la detención de Lorenc Toska, de 44 años, en la ciudad de Peniche, a 85 kilómetros al norte de Lisboa.

Durante la actuación de las fuerzas policiales lusas también se cumplió con las tres órdenes de localización internacional de sus dos hijos, emitidas por las autoridades tanto de España como de Alemania. El detenido será puesto a disposición de la autoridad judicial de la ciudad portuguesa de Coimbra en próximas horas. Por otro lado, los menores, Kristian y Amantia Toska, de 11 y 10 años, respectivamente, serán entregados para su custodia a la Comisión de Protección de Niños y Jóvenes (CPCJ), hasta que haya una decisión firme del Tribunal de Menores portugués.

Se confirmaron de esta forma las sospechas que barajaban los investigadores de la Policía Nacional, quienes ya habían advertido que era muy posible que el padre y los dos niños no se encontrasen en Tenerife cuando se dictó la orden de busca y captura.

El padre fue citado para declarar en los juzgados de Santa Cruz de Tenerife el pasado 11 de junio, donde se personó acompañado por una traductora, comprometiéndose a entregarle los niños a su madre en el plazo de diez días. No fue arrestado entonces al no apreciarse riesgo de que pudiera hacerle daño a los menores. Lo cierto es que aprovechó esta circunstancia para huir de la Isla.

Fue a finales de julio cuando la madre se presentó en Tenerife, interponiendo ante la Justicia dos denuncias. Una civil, el 5 de agosto, y otra penal, dos días después. Fue a partir de entonces cuando se activó la orden de detención.

Durante esos días, el presidente de SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, explicó que circulaban imágenes del padre que lo situaban en Tenerife, y que le constaba que había cogido solo varios vuelos de ida y vuelta a Madrid, e incluso que se habían recibido avisos por parte de particulares sobre «posibles avistamientos».

 

Una mujer, posible cómplice

 Siempre existió la sospecha de que el hombre contaba con algún cómplice en la Isla, un extremo que lo puede corroborar el hecho de que durante una de las videollamadas que mantuvo la madre con los niños, de fondo se escuchaba la voz de una mujer que en alemán les decía a los pequeños que sonrieran, mientras su expareja la presentaba como la nueva madre de sus hijos.

La desesperación de Ana, la madre de los menores, la impulsó a viajar hasta Tenerife, donde se dedicó a pegar carteles con la imagen del padre y dos niños, denunciando la desaparición. «Tenerife es muy grande y la verdad es que me he sentido muy pequeña e impotente allí». Fue a entonces cuando recibió las amenazas de muerte por parte de su expareja.

Precisamente durante la mañana de ayer enviaba a sus hijos un desesperado mensaje a través de la pantalla de El programa del Verano, de la cadena televisiva Tele 5: «Voy a hacer todo lo que pueda para que volváis a casa», manifestaba entre lágrimas. Y el destino quiso que tan sólo pocos minutos después, el programa la informara de la grandísima noticia del hallazgo de los dos pequeños, anunciándole que se encontraban en perfecto estado de salud, con lo que la mujer no pudo contener la emoción. «Quiero ir a Portugal enseguida», afirmaba con la voz completamente quebrada.

Enke embarcaba ayer plena de felicidad desde Hamburgo con rumbo a Lisboa para reencontrarse con sus pequeños después de nueve meses de una dolosa ausencia, cargada de incertidumbre y miedos: «Cuando me llamó la policía la verdad es no me lo creía; pensaba que era una trampa más del padre. Estoy muy feliz de poder abrazarlos otra vez», decía Enke, quien también señalaba que se había acordado mucho de Beatriz Zimmermman, la mamá de Tenerife que también sufrió mucho con la desaparición de las pequeñas Anna y Olivia y cuyo desenlace, desgraciadamente, fue el hallazgo del cadáver de la niña mayor en el fondo del Atlántico.