Canarias estudia el estado de salud de sus arrecifes para delimitar las zonas a proteger

El Instituto Español de Oceanografía (IEO) se embarca en una campaña por los mares del Archipiélago para tomar imágenes de los fondos marinos 

El cambio climático y la pesca son las mayores amenazas para estos ecosistemas

Varios investigadores preparan los instrumentos para tomar muestras del fondo del océano.

Varios investigadores preparan los instrumentos para tomar muestras del fondo del océano. / Cedida

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Las altas temperaturas y la acidificación del océano como consecuencia del cambio climático están poniendo la salud de los arrecifes contra las cuerdas. Las especies de corales y esponjas que lo conforman y que sustentan los ecosistemas marinos, están sufriendo un grave deterioro en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático y de la pesca indiscriminada. El ejemplo más evidente es el de la Gran Barrera de Coral australiana cuyas poblaciones se han reducido a la mitad en apenas seis años. En Canarias, sin embargo, se desconoce hasta qué punto puede estar influyendo el calentamiento del océano, los cambios en el pH o la presión pesquera en este vergel de vida.

La problemática puede tener efectos en cascada en el resto de la biodiversidad marina. No en vano, sus estructuras complejas protegen y son hogar de muchas especies marinas, por lo que se convierten en actores clave a la hora de garantizar el bienestar de estos ecosistemas.  Por tanto, resulta indispensable identificar las zonas en la que estas comunidades son más vulnerables a los cambios originados por estas amenazas. 

De ahí que un grupo de investigación del Instituto Español de Oceanografía (IEO) lleve 15 días de expedición a bordo del buque oceanográfico Ramón Margalef tomando datos entre Tenerife y La Gomera para crear un mapa que delime las zonas más afectadas de esta Zona de Especial Conservación (ZEC). El objetivo final es advertir sobre qué lugares de estas dos islas necesitan acciones de conservación más específicas. 

En concreto, el equipo de investigación, liderado por oceanógrafo Pablo Martín-Sosa, ha pasado las últimas dos semanas tomando imágenes de los fondos marinos más profundos del Archipiélago con el objetivo de "identificar y geolocalizar" la presencia de especies sensibles como los corales negros, el coral amarillo o varias especies de gorgonias y de esponjas como la de copa o de cristal o las esponjas amarillas. 

Las especies más sensibles a estos impactos son los corales negros, el coral amarillo, gorgonias y esponjas

La campaña, que finalizó el pasado miércoles 7 de febrero, se enmarca en un encargo de la Dirección General de Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica al IEO-CSIC para el asesoramiento científico-técnico sobre el seguimiento de la biodiversidad marina en los espacios protegidos de competencia estatal, financiado con el Plan de Recuperación, Transición y Resiliencia. "El objetivo es establecer áreas marinas protegidas con un plan de gestión basado en una buena información científica que permita conciliar la conservación y la protección de la biodiversidad con los usos humanos, como la pesca artesanal", revela el investigador. 

Un arrecife en las profundidades del Archipiélago.

Un arrecife en las profundidades del Archipiélago. / Cedida

Los investigadores han filmado más de 80 horas de metraje de los fondos marinos isleños a través de distintos métodos. En concreto, se dividen en 44 líneas de vídeo con una cámara remolcada, –cada una con una duración de 20 minutos– y otras 13 inmersiones de entre 3 y 7 horas con el robot sumergible no tripulado (ROV Liporus).

"También hemos mejorado la información de la batimetría –el mapa en relieve del fondo del mar– a través del uso de la sonda Multihaz todas las noches", explica Martín-Sosa. Por último, la campaña se ha aprovechado para tomar muestras de sedimento, de modo que se pueda ofrecer información precisa de la morfología y naturaleza del fondo, esencial para luego aplicar los modelos de distribución de especies.

Este estudio pondrá la primera piedra para entender el impacto del cambio climático de los ecosistemas marinos de Canarias

A falta de analizar en profundidad los datos obtenidos para poder dar respuesta a los objetivos de este encargo, las imágenes que han podido visualizar son prometedoras, ya que han podido localizar las "especies sensibles" que andaban buscando. "Ahora debemos visualizar los vídeos y las muestras para identificar y geolocalizar de manera correcta y concreta la presencia de estas especies para crear modelos de distribución de especies, elaborar los mapas de estos hábitats y evaluar su grado de conservación", explica el investigador.

Este estudio pondrá la primera piedra para entender el impacto del cambio climático en esta parte indispensable de los ecosistemas marinos de Canarias. "Aún es imposible saber si las altas temperaturas de los últimos años han tenido impacto en estos ecosistemas", afirma Martín-Sosa, que recuerda que llegar a una conclusión requiere "años de seguimiento y análisis en muchas zonas del mundo".

No obstante, pocas dudas quedan sobre el daño que las altas temperaturas provocan en estas especies. "Los corales se ven perjudicados por la acidificación del océano, y en caso de las aguas frías, también por el calentamiento", explica el oceanógrafo

El último año, como consecuencia de un avanzado calentamiento global agravado por el fenómeno de El Niño en el Pacífico, las temperaturas del océano de Canarias se han situado un grado y medio por encima de lo normal en las Islas. Este año, además, empieza incluso peor que el anterior.

Según los datos de la red Raprocan del IEO, las temperaturas del mar en Canarias se situaron el 10 de febrero en unos 20,82 grados, 1,86 grados por encima de lo normal. "El cambio climático implica cambios en las variables oceanográficas (temperatura, acidez, concentración de nutrientes y corrientes), además de aparición de especies alóctonas (o sea, no autóctonas) que compiten con las de aquí", añade Martín-Sosa.

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