Coronavirus

La salud pos-COVID: las limitaciones conviven con el impulso a soluciones telemáticas

El Sergas fija reglas para asistir a centros de salud: recomienda un solo acompañante y suprimir folletos para evitar contagios y aguanta las mamparas para los administrativos

Un centro de salud antes de que se diese por finalizada la situación de crisis sanitaria.

Un centro de salud antes de que se diese por finalizada la situación de crisis sanitaria. / V. ECHAVE

Carmen Villar

Hace dos semanas el Consejo de Ministros declaraba de forma oficial la finalización de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus. Atrás quedaron más de 1.200 días en los que la mascarilla se convirtió en un accesorio imprescindible y en los que fallecieron en Galicia 4.210 personas. Tras el acuerdo de La Moncloa, es ahora la Xunta la que mueve ficha para adaptar la organización de los centros sanitarios a la situación epidemiológica actual. En el documento de medidas difundido por la Dirección Xeral de Asistencia Sanitaria persisten, sin embargo, ciertas limitaciones mientras el Sergas insiste en el impulso a la asistencia telefónica.

En lo más duro de la pandemia, la Consellería de Sanidade apostó por las consultas telefónicas y solo cabía solicitar una consulta cara a cara con el médico de familia acudiendo en persona al ambulatorio o a solicitud del propio facultativo. La demanda para que los propios pacientes pudieran solicitar atención presencial no se recuperó formalmente hasta septiembre de 2021 y para entonces el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, avisó que, en todo caso, la vuelta a la normalidad no iba a implicar volver al 100 por ciento.

Potenciar la atención telefónica

En la línea de potenciar la atención telemática se expresa el documento de medidas organizativas que regirán a partir de ahora, aunque el texto, advierte, la Xunta, está en “permanente actualización y revisión”. Así, si bien el Sergas proclama que la atención presencial es la “base principal” de la asistencia, añade que se proseguirá con el “impulso” a la atención telefónica o telemática para “todas” aquellos problemas que puedan resolverse “con efectividad y seguridad” por ese tipo de vías. Por otro lado, la Administración sanitaria incide en que se seguirá promoviendo la atención domiciliaria proactiva, sobre todo en pacientes “frágiles y vulnerables”, mediante visitas a sus hogares o a través de la plataforma de seguimiento Telea.

Además, la fisonomía de los centros de salud no volverá a ser la misma de antes. La pandemia ha dejado huella y lecciones para evitar el “riesgo de transmisión de enfermedades”: por ejemplo, se desaconseja poner folletos a disposición de los pacientes y el personal de administración atenderá detrás de las mamparas que llegaron con el coronavirus. Eso sí, “siempre que no interfieran en la comunicación” con quienes acuden al ambulatorio, advierte el documento.

Gel y mascarillas

En la entrada de los centros, los pacientes encontrarán todavía gel hidroalcohólico y mascarillas –que se indican en infecciones respiratorias, pacientes vulnerables y urgencias– y, a tenor de las instrucciones de la Xunta, paneles y carteles que les instruirán sobre medidas preventivas. No tienen por qué acudir solos, pero, “se recomienda un acompañante por usuario”. En el caso de hospitales, que en general manejan las mismas reglas, se “indica” una persona por visita. En ambos tipos de centros no será necesario respetar la distancia de seguridad y en las zonas de espera se podrán utilizar el cien por cien de los asientos. En esas áreas se desaconseja colocar folletos, trípticos o revistas “para evitar contagios por contacto directo”.

También se quedan una “correcta limpieza y desinfección de lugares, superficies y equipos de trabajo”, y la ventilación. El Sergas insta a realizarla de forma “periódica y adecuada” a los espacios para “garantizar” una “buena calidad” del aire, “eliminando las partículas suspendidas en él y reduciendo así el riesgo de transmisión de enfermedades”.

Aunque el Sergas indica que no será “imprescindible” establecer circuitos diferenciados de atención para pacientes con sospecha de COVID, insta a tener un plan B. En períodos en los que haya “una alta incidencia de enfermedades infecciosas respiratorias”, y en aras de “incrementar la seguridad” tanto de pacientes como de profesionales, cada área sanitaria establecerá “el modelo que mejor se adapte a su realidad asistencial”.

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En la orden que recoge el acuerdo del Consejo de Ministros sobre la finalización de la crisis sanitaria, el Gobierno reconoce que el coronavirus “continúa siendo relevante para la salud”. De hecho, la página web del Sergas que permite realizar un seguimiento de la dolencia da cuenta de que en las últimas 24 horas se registraron 74 nuevas infecciones por COVID. Según la plataforma de datos, actualizada a 18 de julio, actualmente un total de 913 personas están diagnosticadas con la dolencia en la comunidad, el 55 por ciento de ellas, mujeres. De todos ellos, hay 107 que han precisado hospitalización y cinco que han exigido asistencia en cuidados intensivos. Precisamente en estas unidades, como en las de reanimación, trasplantados, dializados o pacientes oncológicos y hematológicos, el Sergas “indica” el uso de mascarilla. Aunque la cifra de curados roza los 700.000 pacientes, en el saldo del debe los fallecidos ascienden a 4.210 fallecidos. Cuatro de cada diez tenían una edad comprendida entre los 80 y los 89 años.

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