Vuelven los abrazos y la ilusión de los niños saharauis a Tenerife

Un centenar de menores llegan a Canarias, menos de la mitad de hace ocho años

La crisis económica tras la pandemia también se refleja en gestos de solidaridad con el pueblo saharaui, como las vacaciones en paz que benefician cada año a centenares de menores. Es un fenómeno que se aprecia en toda España, pero también en Canarias.

Hace menos de una década, a todo el territorio nacional llegaban más de 9.000 niños y este año, por ejemplo, rondan los 2.800. Al Archipiélago, cada verano podían arribar más de 220 beneficiarios, pero en la actualidad lo hacen menos la mitad.

Pero lo que no desciende es la calidad de las relaciones que se establecen entre muchos de esos pequeños, sus familias de acogida en las islas y sus seres queridos que se quedan en los campamentos. Abrazos y besos que se repiten.

Nieves, vecina de La Victoria, acoge este año a dos hermanas, de 10 y 8 años. Se llaman Sektu y Dumaha. Ambas niñas viven en la zona de Smara. Cuando se le pregunta a Sektu cómo se llama, responde que "aquí soy Nievitas". Este es el cuarto año que tiene la oportunidad de disfrutar de sus vacaciones en paz.

En Tenerife se quedan 36 niños, siete en Fuerteventura, seis en Lanzarote, media docena en La Palma, 42 en Gran Canaria y uno en El Hierro.

De su estancia en Tenerife lo que más le gusta es disfrutar de la playa, la piscina o las actividades del campamento al que asiste durante unas horas al día. Comenta que Nieves, su madre de acogida temporal, "es muy buena", pues le compra ropa y zapatos. Sektu tiene seis hermanos y le encanta el baile. En el campamento juega, pero también aprende el idioma español.

Su hermana, Dumaha, se abraza una y otra vez con Nieves. La pequeña y una prima insisten para que esta mujer pruebe una chuchería que le ofrecen. Dicha vecina de La Victoria lo explica: "son incapaces de comerse algo sin compartirlo contigo".

Hace 14 años que Nieves empezó a acoger a niñas saharauis y en doce ocasiones ha viajado a los campamentos saharauis. Sektu, a la que tuvo en brazos cuando era una bebé, es la cuarta menor a la que acoge.

A estas alturas, Nieves considera que tiene otra familia en tierras africanas. Y, como tal, ayuda a los padres de Sektu a lo largo de todo el año, mediante compras de comida o de agua, por ejemplo. Para hacer frente a esos gestos solidarios continuos, Nieves aporta su dinero, pero también implica para que donen recursos ecónomicos familiares, amigos o conocidos.

Aclara que en estos procesos de acogida de verano no todo resulta sencillo ni idílico. Un elemento importante, desde su punto de vista, es que los niños, sobre todo cuando vienen por primera vez, "se tienen que acostumbrar a la vida aquí". ¿A qué cosas? "A todo", responde.

Explica que deben adaptarse a dormir en una cama, pues en su campamento lo hacen en el suelo; pero también a otras cosas básicas, como los balcones, los pasos de peatones y las carreteras, los grifos de agua o el idioma, entre otras cosas. Pero, sobre todo lo más importante, no están con sus familiares, "que los quieren mucho". Hay veces que para las personas que los acogen no resulta sencilla la tarea de la convivencia con menores así. Y así lo admitió Persi Arzola en su intervención ante las familias de acogida, sobre todo a las nuevas, a las que demandó que no se desesperen los primeros días y que la Asociación está también para brindarles apoyo.

Cuando acude a los campamentos saharauis, lo que más le llama la atención a Nieves es la capacidad solidaria y de hospitalidad de un pueblo que no tiene su propio territorio. "Aunque no tengan nada, tratan de compartir y darte todo", matiza.

Persi Arzola, quien ejerce como una de las coordinadoras de la actividad de la Asociación Canaria de Amistad con el Pueblo Saharaui (Acaps), admite que en la reducción de los datos de acogida influye de forma decisiva la crisis económica generada tras la pandemia. Señala que, hace siete u ocho años, a la provincia de Santa Cruz de Tenerife llegaban 146 niños. Según Arzola, hace falta más información a la ciudadanía y más apoyo de las instituciones públicas. Pero su mensaje es directo: "Hay que remontar". 

Alberto Negrín, presidente de Acaps, recordó que los pequeños llegaron a las cinco de la madrugada al aeropuerto de Gran Canaria. En Tenerife se quedan 36 niños, siete en Fuerteventura, seis en Lanzarote, media docena en La Palma, 42 en Gran Canaria y uno en El Hierro.

Según Negrín, este año han sido bastante complejos los trámites. Agradeció el apoyo ofrecido por el Cabildo de Tenerife para hacer realidad esta iniciativa. Durante los años 2020 y 2021 no se realizó la experiencia por la pandemia. El programa se retomó en 2022 con 92 beneficiarios y en el presente ejercicio con 101. Pero, al final, algunos pequeños no subieron al avión por diversas causas.

"Esperemos que en la próxima campaña, en el verano de 2024, tengamos las cifras que teníamos antes en Canarias, de 220 o 230 niños"

Recordó que los menores también pasan en las próximas semanas reconocimientos médicos, gracias a un convenio con el Servicio Canario de la Salud (SCS), para su revisión por médicos, odontólogos u oftalmólogos, por ejemplo.

Alberto Negrín explicó que desde la Asociación Canaria de Amistad con el Pueblo Saharaui "no olvidamos ni dejamos la parte política y de derechos humanos de este pueblo". Se emocionó al manifestar que "este pueblo lleva sufriendo 47 años y tiene un territorio que no puede utilizar". "Y estos niños son los más perjudicados de este conflicto, incluso por gobiernos, como el actual de España, que ha vuelto otra vez a darle más alas al dictador de Marruecos para que esto no se termine de una vez", explicó Negrín.

"Ellos sólo quieren vivir en su tierra, no están pidiendo nada más", apuntó, a la vez que añadió que "deseamos que esa parte también se pueda ir trabajando desde las instituciones de la Unión Europea y de las Naciones Unidas para que lo consigan algún día".

La consejera de Acción Social del Cabildo de Tenerife, Águeda Fumero, agradeció el trabajo que realiza la Asociación Canaria de Amistad con el Pueblo Saharaui y "la labor que hacen las familias que, de forma solidaria, acogen a estos niños y niñas en sus hogares".

Dijo que esta acción es un ejemplo de que Tenerife es "una isla solidaria". Su departamento realiza una aportación de 30.000 euros para afrontar este proyecto. Prometió que va a seguir trabajando en esa línea "para que, al menos, en el corto tiempo de los meses de julio y agosto, estos niños puedan disfrutar de otra realidad, sin olvidar la que tienen en su lugar de origen". La consejera indicó que desde su área continuará apoyando acciones para reforzar valores como la solidaridad y la tolerancia.