Entrevista | Ramón Gener Músico y divulgador

«Siempre hay una ópera para todos; todos tenemos una ópera que nos espera»

«Beethoven es mi dios personal; le rezo todas las noches y tengo una foto suya en mi mesilla», afirma

El músico y divulgador Ramón Gener.

El músico y divulgador Ramón Gener. / E. D.

Almudena Cruz

Almudena Cruz

Auditorio de Tenerife ha programado un encuentro con el músico y divulgador Ramón Gener para explicar de «una forma amena y cercana» la próxima temporada de Ópera de Tenerife. Será el próximo 7 de junio, a las 19:30 horas, en la Sala de Cámara. Las entradas están ya a la venta. Gener volverá luego en cada uno de los estrenos para acercar esta «expresión artística tan redonda y completa» a todos los tinerfeños.

Viene el próximo 7 de junio al Auditorio para el que será el primero de varios encuentros divulgativos dentro del programa de Ópera de Tenerife.

Así es. Vengo a hacer un repaso general de la temporada que viene y ya, después del verano, voy a ir viniendo antes de los estrenos para hacer unas charlas. La gente que me ha visto sabe que lo que hago no acaba de ser una conferencia, ni una charla, ni un concierto. Es un poquitín una combinación de todas esas cosas. Voy con mi piano. Muchas veces toco y algunas veces canto, explico y llevo una presentación y muchos vídeos. Vamos viendo, tocando, cantando. En eso consiste.

Ópera de Tenerife ha bautizado su apuesta para el próximo año como un Universo Ópera. Combina, siguiendo la estrategia de los últimos años, títulos contemporáneos con piezas de las denominadas clásicas. ¿Qué valoración hace?

Es importante que en una temporada de ópera pueda haber siempre algunos títulos que llamen más la atención porque sean más conocidos o más de repertorio –que en principio son muy llamativos– y otros que a priori pueden parecer menos populares, como el caso aquí de María Moliner, y que también es importante y necesario que un teatro los programe. Es bueno para que se entienda que la ópera no es una cosa del pasado sino que es algo que está muy vivo, que se sigue haciendo. Es necesario, además, ampliar el repertorio. Está muy bien ir a ver Sansón y Dalila pero es muy común entre los espectadores ir a ver siempre las óperas que ya conocen. Lo cual está muy bien, naturalmente, pero es mucho más emocionante ir a ver las que no conoces, las nuevas o las que nunca has escuchado. Eso es precisamente de lo que se trata el teatro: sorprenderte e ir a ver las cosas que no has visto nunca, que no sabes cómo son. Yo estoy siempre muy a favor de esa combinación, de los títulos más repertorio con los títulos nuevos.

Usted de formó como pianista y cantante. ¿Cómo fue ese paso de su carrera como intérprete a trabajar como divulgador?

Fue una casualidad, como muchas cosas en mi vida. Yo estaba cantando en el Liceo y decidí dejarlo porque tenía unas expectativas de cómo cantar o de qué nivel quería tener. Llegó un momento en el que vi que eso no iba a ser posible nunca, por mucho que estudiara o por mucha piedra que picara. Hay una cuestión más allá del estudio que es el talento. Me di cuenta de que eso no iba a poder ser y lo dejé. Abandoné mi carrera de cantante y un día alguien me pidió que le explicara una ópera. Fue así, una cosa personal y muy pequeña. A partir de ahí fue creciendo todo y me encontré, de golpe, otra vez encima del escenario pero no ya como cantante sino como persona que sale a compartir lo que buenamente pueda saber de música, de historia del arte, de filosofía y de todas las cosas que tienen que ver con la ópera. Todos esos mundos están metidos dentro de una expresión artística tan redonda y tan compleja y que abarca tantas cosas como es la ópera. Ya son muchos años, eso me llevó a la radio y a la televisión y ahora me lleva a Tenerife, con lo cual estoy muy feliz.

La ópera tiene fama de inalcanzable para el gran público, es una disciplina muchas veces tachada de elitista.

Es un prejuicio y es muy complicado decirle a la gente que el prejuicio que tienen no es el correcto. Porque además es habitual que quien lo dice no haya ido nunca a ver una. Es como quien asegura, por ejemplo, que no le gusta el queso pero nunca lo ha probado. Primero habrá que probarlo, ¿no? A lo mejor resulta que hay un tipo de queso que sí te gusta. En la ópera es igual. Por ejemplo, la próxima temporada en Tenerife estará El niño y los sortilegios, Rusalka y María Moliner. Todas son óperas pero son óperas muy distintas, de momentos históricos muy distintos y de estilos muy distintos. Se trata de intentar encontrar el gusto por probar el queso primero y luego ver qué tipo de queso te gusta más porque aquí la elección es casi infinita. Lo primero es olvidarse de los prejuicios.

Le planteo una elección difícil. ¿Qué título vería mil veces?

Es imposible para alguien como yo escoger sólo una ópera pero sí puedo decir que hay dos que son importantes, personalmente. No es que me gusten más o menos pero sí las llevo siempre conmigo. Una es Parsifal, de Richard Wagner, que es la ópera que me salvó la vida por motivos muy largos de explicar. La otra es la ópera que cuando tenía 18 años me atrajo a este mundo. Fue gracias a Victoria de los Ángeles, que fue mi maestra, mi mentora y mi todo. Es La Boheme de Puccini. Siempre les estoy especialmente agradecidos a ambas.

También siente una especial predilección por Beethoven, a juzgar por algunos de los libros que ha escrito...

A parte de esas dos óperas que marcan mucho mi vida, tengo un dios personal que es Beethoven. Es el dios al que rezo todas las noches, el dios al que le pido mis cosas y es el dios que hasta ahora me va concediendo más o menos todo lo que le pido. Estoy muy agradecido y para mí es el primer artista, el primer hombre que pasó al romanticismo, el primero que dijo que iba a cambiar el mundo y el primero que dijo que su vida y su música iban a ser trascendentes y los hombres de siglos venideros escucharían su música, que les cambiaría la vida. Ese hombre, naturalmente, está en una fotografía en mi mesita de noche.

¿Este encuentro del día 7 es una buena oportunidad para personas que, como hablábamos, nunca han ido a la ópera?

Precisamente se trata de eso. A los que les gusta la ópera, seguro que vienen y se lo pasarán muy bien, pero es especialmente interesante para las personas que no saben si les gustará. Es el día ideal para ir porque yo les diré si esta u otra ópera es de tal forma u otra. Al final siempre hay una ópera para todo el mundo, todo el mundo tiene una ópera que de algún modo está esperándole. Me hace siempre mucha ilusión cuando la gente me dice que me escuchó hablando de una ópera y fueron a verla y les encantó. En ese momento me siento casi como un médico que ha prescrito o recetado un remedio. Eso es muy bonito. Todas las personas que tengan esa inquietud deberían ir.