La Dirección General de Tráfico (DGT) ha establecido como requisito fundamental para obtener o renovar el carné de conducir que los conductores mantengan un estado de salud óptimo. Para cumplir con esta exigencia, se deben superar pruebas médicas y psicotécnicas en un centro homologado.

Es necesario realizar estas pruebas antes de que el permiso caduque, ya que conducir con el carné caducado puede acarrear multas de 200 euros. El objetivo de este reconocimiento médico es certificar que los conductores están en condiciones físicas y psíquicas adecuadas para conducir de manera segura.

El médico encargado del examen debe tener conocimiento del historial médico del conductor y no ocultar ninguna dolencia que pueda comprometer la seguridad vial. Aunque para muchos este trámite puede parecer rutinario y centrarse en evaluar la visión y la audición, existen diversas enfermedades y dolencias que pueden afectar la capacidad del conductor al volante y hacerlo incapaz de conducir un vehículo.

Imagen de archivo LP/DLP

Con el fin de reducir al máximo los accidentes en las carreteras, la DGT ha elaborado una lista de enfermedades o patologías incompatibles con la conducción. En principio, los pacientes que padezcan estas dolencias no podrán obtener o renovar el carné, a menos que cuenten con un informe médico que certifique su aptitud para conducir.

La lista de la DGT incluye diferentes categorías de enfermedades: vasculares, cardiacas, psiquiátricas, neurológicas, endocrinas, digestivas, respiratorias, oncológicas, crónicas y degenerativas.

Multas

El riesgo de que un conductor de edad avanzada con los primeros signos de enfermedad degenerativa cometa una infracción o se vea involucrado en un accidente es de 2,5 a 8 veces mayor que en personas sanas.

Es importante tener en cuenta que el diagnóstico de una enfermedad no implica automáticamente la incapacidad del conductor para volver a conducir. Según explica la DGT, esto dependerá de la evolución de la enfermedad y de la condición física del paciente.

Sin embargo, los conductores deben someterse a evaluaciones médicas periódicas, con mayor frecuencia que el resto, y aquellos que conduzcan con un resultado negativo en la revisión médica se enfrentan a multas de hasta 6.000 euros.