La Inspección Técnica de Vehículos, comúnmente conocida como ITV, puede ser uno de los trámites más temidos por los conductores, pero también es una de las más importantes para garantizar la seguridad vial y la protección del medio ambiente.

La revisión exhaustiva del estado de los vehículos y sus emisiones contaminantes es una tarea que los inspectores no pueden dejar pasar. Es más, en Madrid aseguran que el el 51% de los vehículos no pasan la ITV debido a un exceso de emisiones contaminantes.

Sin embargo, los conductores deben prestar atención a muchos otros elementos del vehículo para garantizar que la revisión sea exitosa. Entre ellos, destacan los frenos, los neumáticos, las pastillas de freno y el embrague.

Además, también es necesario prestar atención a otros elementos como las luces, en especial, una que no siempre se tiene en cuenta: la luz de marcha atrás.

Este elemento es obligatorio en vehículos de las categorías M y N que hayan sido matriculados después del 26 de julio de 1999, así como en remolques de las categorías 02, 03 y 04 matriculados después del 10 de julio de 2011.

En otras palabras, los coches que tengan menos de 25 años deben llevar de manera obligatoria el dispositivo de la luz de marcha atrás.

La importancia de la luz de marcha atrás radica en su función para advertir a otros conductores y peatones cuando el vehículo está retrocediendo, especialmente en situaciones de poca visibilidad. Además, su ausencia puede ser motivo suficiente para no superar la ITV, lo que supone un gasto adicional para el conductor en la reparación o sustitución del dispositivo.

Por tanto, los conductores deben prestar atención a todos los elementos del vehículo antes de llevarlo a pasar la ITV, incluyendo la luz de marcha atrás. Mantener el vehículo en buen estado no solo garantiza una revisión exitosa, sino que también contribuye a la seguridad vial y a la protección del medio ambiente.