Ciencia | Una expedición para medir la salud del mar

La aventura científica ‘La España Azul’ echa anclas en Canarias

El proyecto, ideado por el explorador profesional Nacho Dean, busca crear el mapa

más completo de la contaminación por microplásticos en las costas españolas

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Mientras recorría el planeta a pie y unía los cinco continentes a braza, el naturalista y explorador profesional malagueño Nacho Dean no solo se sintió mucho más unido a la naturaleza; también contempló horrorizado la cantidad de basura que se depositaba en las playas y mares. Así gestó una nueva aventura en la que se propuso mostrar una imagen real de la contaminación de plásticos en los mares españoles. Una iniciativa que hoy recala en Canarias para estudiar durante un mes el estado de salud del mar canario.

La España Azul es el nombre de este proyecto, fruto de la iniciativa del propio Nacho Dean, que busca confeccionar un mapa exhaustivo sobre cómo las pequeñas trazas de plástico están conquistando las playas, los fondos y hasta el estómago de los animales marinos en España, y mermando a su vez, la salud de los océanos.

Dean ha recorrido los lugares más remotos del planeta. En 2013 se aventuró a dar la vuelta al mundo a pie. Tras recorrer 33.000 kilómetros andando, en solitario y sin asistencia, el malagueño se convirtió en la primera persona en llevar a cabo este hito. Después de aquello decidió volver a testar su capacidad de resistencia y completó la Expedición Nemo nadando 2.500 kilómetros para unir los cinco continentes. Ambas iniciativas perseguían el mismo objetivo: documentar el cambio climático y la salud de mares y océanos.

Concienciación local

En sus distintas expediciones Dean se ha encontrado de frente con las terribles imágenes de una Alaska descongelada por el cambio climático o de ríos donde los vertidos han hecho estragos con su fauna, pero pronto sintió que faltaba algo. «Notaba que aquellas imágenes acababan siendo consideradas por la población como hechos exóticos, lo que dificultaba que llegara el mensaje», rememora. Mientras, en su cabeza seguían resonando las mismas palabras: «piensa global, actúa local».

Decidió entonces extraer todos los aprendizajes y experiencias que había acumulado a lo largo de sus años de explorador profesional –andadura que comenzó en 2013– para utilizarlo en una gesta sin precedentes: recorrer el litoral de su tierra natal para estudiar el impacto de la basura. Con los resultados que obtenga, creará el primer mapa estandarizado de la contaminación por plásticos en el conjunto de España.

Porque el problema de los plásticos no es baladí en ningún lugar del mundo. España consume 3,84 millones de toneladas de plástico al año y solo el 38% se somete a un proceso de reciclaje. Pese a las políticas derivadas para reducir su consumo, su producción sigue creciendo en todo el planeta. Un análisis realizado en 2020 por la Asociación Europea de productores de materias primas y plásticas (PlasticsEurope), asegura que está realizando Europa para reducir el consumo estaba dando sus frutos para la región, pero no ocurre lo mismo en el resto de países. Si bien Europa ha pasado de consumir 61,8 millones de toneladas en 2018 a 57,9 en 2019 y 55 en 2020, en el conjunto del planeta se alcanzaron las 368 millones de toneladas en 2019, un 2,5% más que en 2018.

«El plástico es un contaminante muy visible, lo que lo hace fácil de comunicar e ideal para concienciar a la población», explica Dean con entusiasmo al otro lado de la línea telefónica, unas horas antes de recibir a su tripulación en el puerto de Los Gigantes. Y es que si bien esta aventura marítima tiene como fin último crear el mapa de impactos de los microplásticos más completo de España, también pretende divulgar y concienciar sobre los problemas a esta contaminación.

Precisamente, la divulgación es lo que ha movido a Dean a desarrollar esta y otras expediciones. «El propósito de mis aventuras siempre ha sido la concienciación sobre la conservación del medioambiente; el mar tiene un papel clave en nuestro planeta», insiste. Por eso espera que con la recopilación de estos datos «objetivos» –que tienen una base eminentemente científica– pueda apoyar la declaración de al menos el 30% de las costas españolas como Parques Naturales Marinos y Áreas Marinas Protegidas.

La España Azul comenzó su andadura en septiembre del año 2022 en el mar cantábrico. «Partimos del País Vasco, pasamos por Asturias y acabamos en Galicia. Estuvimos un mes en cada comunidad», revela Dean. Canarias es la cuarta parada de este recorrido que tendrá una duración total de diez meses. «Acabaremos en junio en las costas de Cataluña», señala el naturalista.

La tripulación arribó en la tarde de ayer al Puerto Deportivo Los Gigantes (Tenerife), donde tuvo lugar el amarre del velero que han estado utilizando durante su travesía por el Cantábrico. Sin embargo, en esta ocasión saldrán al océano Atlántico con uno de los catamaranes del proyecto FarFalle, que potencia el turismo científico en el sur de la isla. «No podemos utilizar los mismos recursos porque el mar en Canarias es muy distinto al Cantábrico», resume Dean, que insiste: «el Atlántico es complicado y más aún en la época del año en la que estamos». La expedición también se apoyará en el conocimiento de los científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPCG) para realizar sus estudios.

Los investigadores y tripulación se embarcarán desde hoy para trabajar en tres puntos geográficos de la costa canaria: los acantilados de Los Gigantes (Tenerife), y el sur de las islas de La Gomera y Gran Canaria. «Si nos da tiempo nos gustaría acudir también a El Hierro», revela Dean quien, sin embargo, admite en que este último deseo será algo más complicado de cumplir. «El viaje de ida es fácil, pero las corrientes dificultan el de vuelta», insiste.

Estas tres zonas comparten las mismas características que han buscado para desarrollar la expedición en otras comunidades. «En cada región escogemos un lugar prístino o medioambientalmente limpio (en esta caso La Gomera), una zona costera (Los Gigantes en Tenerife) y otra turística (el sur Gran Canaria)», revela el explorador. En otros lugares de España se han escogido desembocadura de ríos –que suelen ser puntos negros de contaminación–, zonas costeras y aquellas que se consideran limpias al estar, por ejemplo, cerca de Parques Naturales.

Además de las acciones que se emplazan en mar abierto, los investigadores también acompañarán a Dean a una campaña de muestreo exhaustivo y limpieza en una de las playas canarias. «Todas las playas parece que están limpias a simple vista, pero cuando empiezas a estudiar encuentras de todo», resalta. El enclave elegido se encuentra en Ajabo, situado en Callao Salvaje en la isla de Tenerife. Esta acción se realizará mañana en los 300 metros de costa de la pequeña playa adejera. Los científicos permanecerán en la costa entre dos y tres horas en las que recogerán y clasificarán todos los materiales contaminantes que encuentren. «Primero cogemos las muestras y luego las volcamos en una bolsa para separar y clasificar los contaminantes», explica.

El explorador es consciente de que las playas más afectadas por la llegada de microplásticos en Canarias son, sin embargo, las que se encuentran al norte y este de las Islas, debido a su mayor exposición a las corrientes. «En Gran Canaria hemos escogido una a la que iremos junto a Ecologistas en Acción que se encuentra en la costa este y que está muy expuesta», adelanta Dean.

El proyecto que se va a desarrollar los próximos días en Canarias también cuenta con la colaboración de la Ocean Born Foundation y del hotel MYND Adeje, establecimiento de la gestora hotelera Canarian Hospitality, en el que en la tarde de ayer se llevó a cabo una presentación del proyecto y de sus primeros resultados.

Primeros resultados

Las muestras recogidas por toda España serán enviadas a la Universidad de Cádiz, que colabora activamente con los promotores de esta expedición. Dean calcula que los resultados finales se demorarán al menos un año tras la finalización de la aventura, pero la propia experiencia ya les ha llevado a establecer unas conclusiones preliminares.

«En el Cantábrico hemos visto que una gran porción de la contaminación por plásticos se origina con la pesca», revela. En las playas del norte de España han encontrado retazos de poliespan, artes de pesca y redes. Otras playas más urbanas, además, mostraban una ingente cantidad de plásticos de un solo uso, como botellas, vasos, objetos de higiene personal y bastoncillos. «Es como si la gente pensara que el retrete es una papelera», explica. En los ríos, considerados puntos negros de contaminación marina, han encontrado también un alto impacto de estos contaminantes. «Estuvimos en un río cercano a una fábrica de plástico, y allí vimos milles de pellets (la materia prima del plástico).

El explorador se muestra entusiasmado por comenzar el trabajo en esta nueva parada en la expedición. Y es que como explica, las islas conforman «un pequeño universo de la maqueta de la Tierra» que vale la pena explorar.

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