Una científica tinerfeña busca nuevas formas de luchar contra el VIH

Sara Marrero ha sido galardonada con el ‘Early Career Award’ en Australia por su corta pero fructífera carrera científica

La tinerfeña Sara Marrero, durante la presentación de su recorrido como investigadora.

La tinerfeña Sara Marrero, durante la presentación de su recorrido como investigadora. / El Día

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Hace tres años la viróloga tinerfeña Sara Marrero aterrizó en Australia para continuar la investigación que había empezado en su tesis doctoral. Su objetivo era aprender más sobre el intrincado virus del VIH, pero otro microorganismo truncó sus planes. En marzo de 2020, al igual que medio planeta, se quedó encerrada en un pequeño piso debido a la crisis del coronavirus. La cuarentena en Melbourne fue especialmente dura y mucho más larga que en otros lugares del mundo. Marrero no podía salir de su piso, así que decidió centrar todo su esfuerzo en la investigación, como ella misma relata. La irrupción del coronavirus le obligó a centrarse en este microorganismo y dejar de lado el VIH, pero hoy los conocimientos que obtuvo durante ese periodo ayudarán en la búsqueda de una nueva terapia contra el VIH basada en el ARN mensajero utilizado en las vacunas contra el covid.

Sin habérselo propuesto, la pandemia se convirtió en una oportunidad para Marrero. Durante el tiempo que permaneció buscando una vacuna eficaz contra la covid-19 aprendió mucho sobre estos virus pero también sobre la novedosa técnica del ARN mensajero, que en aquel momento apenas se había desarrollado. Tres años después, ha decidido aplicar esta misma técnica en el virus que provoca el sida. Un enfoque poco desarrollado y que podría llevarle a conseguir una terapia más eficaz que las actuales contra el VIH. 

Con estos precedentes, la investigadora ha conseguido el reconocimiento de la Asociación de Investigadores Españoles en Australia-Pacífico, en parte aupada por la ciencia que realizó durante su larga cuarentena. Marrero ha sido galardonada con el Early-Career Researcher Award 2022, un premio que reconoce las extraordinarias trayectorias de investigación en las carreras de aquellos investigadores que se encuentran trabajando en la otra punta del mundo y son miembros de la Asociación. 

Este Premio cuenta, además, con el patrocinio de la Fundación Ramón Areces (frA) que fue creada en 1976 con el objetivo amplio de fomentar la investigación científica y técnica en España y la educación y la cultura en general. La Fundación fue una institución pionera en nuestro país y desde su creación ha apostado constante y decididamente por la investigación científica como motor del progreso y la modernidad.

La investigadora volverá a la Universidad de La Laguna en 2024 para finalizar su proyecto

El premio consiste en un ingreso de 1.000 dólares y un diploma para el galardonado. La premiada, además, participó en el Foro de investigación «Un mundo digital» en Sídney (el pasado 25 de noviembre de 2022) en la que, además de recibir el premio, dio una conferencia pública. 

«Todo lo que trabajé entonces ha tenido este resultado», comenta Marrero. Pero no ha sido lo único. Con solo 33 años la investigadora ya ha publicado su colaboración en siete estudios, uno de ellos en la prestigiosa revista The Lancet. También ha asistido a varios congresos como ponente, es una apasionada de la divulgación científica y, en su etapa como investigadora predoctoral en Canarias, formó parte de la Asociación de Jóvenes por la Investigación de Tenerife (Jinte). 

Dos años más en Australia

Marrero seguirá en la gran isla-continente del Pacífico unos años más. La investigadora acaba de lograr un contrato postdoctoral Margarita Salas, que le permitirá continuar sus estudios en Australia durante dos años más para luego regresar a la Universidad de La Laguna (ULL). La vuelta a casa resulta ilusionante para la científica, pero no se hace ilusiones sobre su futuro en la isla. «En 2024 volveré a España y me encantaría poder quedarme, pero no tengo demasiadas expectativas, conseguir un contrato de investigación en Canarias es casi imposible», indica. 

No esconde su malestar por una situación injusta para los jóvenes investigadores españoles. La fuga de cerebros es uno de los grandes problemas del país, pero para Marrero no se hace lo suficiente ni para retener ni para conseguir devolver el talento a las universidades y entidades canarias. Aún así Marrero ha puesto de «su parte» para seguir vinculada a su país natal y así tener más oportunidades de volver. «He seguido optando a contratos españoles para no perder el vínculo con mi país y hacer méritos en España», revela. Por desgracia, la científica sabe que no puede «elegir» quedarse en España. Ni siquiera aunque vuelva puntualmente en 2024. «Es lo que me gustaría, pero no está en mi mano», revela. Por esta razón, Marrero está buscando la forma de establecerse de manera permanente en Australia.

Canarias es una de las comunidades con menos capacidad de retener y atraer talento científico

 La investigadora ya está tramitando la solicitud de residencia permanente en Australia, lo que le permitiría optar a un contrato en el país, si la oportunidad de volver a Canarias nunca se presenta. «Ahora mismo tengo el visado de mi universidad pero se agotará una vez finalice esta estancia», revela. Pidió la residencia hace un año y aún espera a su evaluación. «Hay bastante lista de espera, por eso lo he pedido con bastante antelación», explica. 

Marrero, además, siente que ha encajado bien en Melbourne y ve con optimismo el hecho de vivir allí. «Me gusta Australia, sé que hay trabajo y además ya me conocen a mí», explica. Además tiene certezas de que su universidad de acogida también quiere seguir aprovechando su potencial. No en vano, antes de optar al contrato Magarita Salas, la Universidad de Melbourne le había ofrecido un puesto de trabajo en el laboratorio en el que se encuentra hoy en día. «Ya sé que aquí tengo un lugar en el que desarrollarme como científica», explica. 

Víctima de la fuga de cerebros

Sara Marrero es una de los tantos investigadores jóvenes y con talento que han tenido que emigrar las islas para encontrar un espacio en el que desarrollar su trabajo. Según el Mapa del talento autonómico desarrollado por la Fundación Cotec, Canarias se encuentra entre las comunidades que menos facilita, atrae y retiene el talento científico. Sin embargo, esto es un problema que ocurre en toda España. Este año, el Gobierno estatal, a través del Ministerio de Ciencia, ha puesto en marcha un plan con el objetivo de acabar con la eterna fuga de cerebros en la que se había introducido el país.

 El plan de atracción y retención del talento científico e innovador en España consta de 30 medidas a poner en marcha en 18 meses –el plan se ejecuta desde el pasado mes de julio–. La estrategia cuenta con más tres mil millones de euros para que «vuelvan los científicos que se fueron, que no se vayan los que están y atraer a los mejores», como afirmó la ministra de Ciencia, Diana Morant. 

Las medidas del Plan se dividen en tres ejes. Mientras que el primero está dirigido a crear más oportunidades y mejores condiciones para el desarrollo de la carrera científica en universidades y organismos públicos de investigación, el segundo pretende eliminar barreras y crear nuevos incentivos para la atracción de talento científico internacional al sector público español. 

El plan contempla también un tercer eje destinado a impulsar la incorporación de personal científico e innovador internacional en el sector privado. En línea con la Estrategia España Nación Emprendedora, su objetivo es fortalecer la posición de España como ecosistema innovador y mejorar la capacidad del país para atraer emprendedores que estén en el extranjero para que establezcan sus start-ups de base científica.

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