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En Etéreo, pura cocina colombiana

Pedro Nel y su equipo, junto a la gastrónoma Lucero Vílchez, brindan un menú inspirado en la alegría y que entronca con el realismo mágico

Cojín de lechona tolimense servida a la mesa. E. D.

El escritor y periodista Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura, nunca fue ajeno a los platillos y solía mencionar una frase de Ernesto Che Guevara: «La nostalgia empieza por la comida». Este delicioso viaje gastronómico a través de la riqueza y variedad de las distintas regiones del país americano descubre los rasgos de una cocina mestiza, original y versátil, y también de fuerte carácter tradicional.


El Nobel de Literatura Gabriel García Márquez era natural del Caribe, región colombiana con una riqueza gastronómica muy variada e interesante. El escritor y periodista nunca fue ajeno al amor por la comida que esta zona le dejó impreso en la memoria y siempre destacó los sabores que llevaba guardados en su corazón. En ocasiones mencionaba una frase de Ernesto Che Guevara, quien decía que «la nostalgia empieza por la comida, y la verdad es que a mí siempre me empieza la nostalgia por el sancocho (guiso o estofado caldoso elaborado con carnes, tubérculos, verduras y condimentos), por la carimañola (masa rellena de carne molida aliñada y queso fresco), por el bocachico (pescado que se prepara en leche de coco), por la arepa de huevo...».

Cualquier lector de sus magníficas obras puede saborear la carimañola de yuca que solía desayunar Santiago Nasar en Crónica de una muerte anunciada; el chocolate espeso y caliente que hacía levitar al padre Nicanor Reyna o el café sin azúcar, que así lo tomaba la familia Buendía en Cien años de soledad o también las berenjenas al amor que le preparaba Fermina Daza a Florentino Ariza en El amor en los tiempos del cólera.

Bajo el lema ¡Pura sabrosura mágica! Cocina real colombiana, el restaurante Etéreo by Pedro Nel (c./ San Antonio, 63, Santa Cruz de Tenerife, 1 Sol Repsol y recomendado por la Guía Michelin) brinda unas jornadas gastronómicas lunes 8 y martes 9 de agosto (con servicios de almuerzo y cena), ofreciendo un menú que está inspirado «en la alegría colombiana, en sus dichos, música y regiones… en sus colores e ingredientes naturales», tal y como describe Lucero Vílchez, gastrónoma, presentadora de televisión e influencer que está en Tenerife invitada por Pedro Nel.

El chef colombiano, afincado en la Isla, subraya que, si bien domina sus fundamentos, nunca antes se había atrevido a servirla al público en toda su pureza, por lo que para él estas jornadas gastronómicas representan «abrir un nuevo campo», al tiempo que admite la dificultad de acomodar un maridaje al menú cuando Colombia es un país que no produce vino.

Con todo, Pedro Nel Restrepo sostiene que con esta acción «Tenerife se va a convertir en puente de culturas gastronómicas», un punto en el mapa en el que «se van a poder apreciar tanto los lazos de unión como la riqueza de una cocina como la colombiana, en la que intervienen productos y recetarios tan diferentes según las regiones del país».

En palabras de Lucero Vílchez, el menú que se brinda en Etéreo, pensado y preparado meticulosamente, «está inspirado en la alegría colombiana, en sus dichos, música y regiones, en sus colores e ingredientes naturales». Y como natural de aquel país recurre al realismo mágico para asegurar que, por momentos, estos bocados «te hacen dudar de la línea entre la realidad y la fantasía».

Cocina mestiza

Se trata de una cocina fundamentalmente mestiza, original y versátil, de fuerte carácter tradicional y que muestra sin tapujos la diversidad geográfica y cultural de las distintas regiones del país, presente en aromas y sabores, desde la región andina, con fuertes raíces indígenas, basada en amasijos de maíz que se fueron fundiendo durante los últimos 500 años con la cocina española y africana; el Caribe, región bañada por el mar, la puerta de entrada; el Pacífico, cocina de herencia africana; los Llanos orientales, entre ríos, y con una acusada actividad ganadera y avícola; la región insular, de exóticos sabores, mariscos y pescados, y la Amazonía, sabores de tradición indígena.

La gastrónoma Lucero Vílchez explica que en cada una de las regiones «se elabora una cocina con distintos ingredientes y técnicas», y subraya que el único rasgo que tienen en común es «la alegría», destacando que la colombiana es «una cocina de emociones».

Un menú con mucha magia

No hay quinto malo

Con estación de fritos y amasijos; empanaditas de iglesia con ají; patacón (rodajas de plátano verde aplastadas y fritas) con hogao (que tiene sus orígenes en el sofrito español, hecho con ajo, cebolla y pimienta) y cremoso de aguacate; arepita de huevos de codorniz con suero; chicharrón glaseado en panela (edulcorante) y pandebono (pan de queso con harina de yuca).

Camarón que se duerme...

Cóctel de camarones cartageneros con galleta de soda (deconstrucción de galleta cracker).

Al que no quiere caldo...

Ajíaco santafereño con pollo, tres papas, guascas (una hierba colombiana), mazorca y alcaparras.

¿Usted qué come, qué adivina?

Ravioles rellenos de posta negra cartagenera (un corte de la carne de res de la punta del anca o bien de la punta de nalga) con plátano maduro.

Pescado tumba catres

Pesca del día con salsa de coco y chontaduros (fruta), acompañada de arroz con titoté (coco) y crocante de plátano verde.

Le cuento el milagro pero no el santo

Cojín de lechona tolimense servida a la mesa. 

Borracho que come miel...

Merengón de guanábana, fresa y durazno; salpicón bien jalao con lecherita y helado y oblea con arequipe (dulce de leche), rematando con aguardiente o ron.

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