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El asesino de la pensión Padrón reconoce que también mató a su expareja

El abogado defensor del acusado había pedido su absolución argumentando que la ausencia de pruebas que sitúen a Luis Aguiar en el lugar de los hechos

Segundo juicio al asesino de la pensión Padrón

Segundo juicio al asesino de la pensión Padrón El Día

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Segundo juicio al asesino de la pensión Padrón Pedro Fumero

El asesino de la pensión Padrón reconoce que también mató a su expareja. En su primera declaración, José Antonio Luis Aguiar admitió que acabó con la vida de Adoración de la Cruz tras propinarle "cuatro o cinco puñetazos".

Durante la primera sesión del segundo juicio en su contra por asesinato, el acusado reiteró que mantenía frecuentes discusiones con su expareja y aludió al consumo de estupefacientes como causa de sus peleas: "Teníamos un consumo muy alto, siempre estábamos discutiendo", dijo ante el tribunal.

En cuanto a la pelea que finalmente acabó con la vida de Adoración de la Cruz, el acusado aseguró que esa agresión se produjo después de que la víctima lo golpeara a él con un teléfono móvil.

Poca antes, la defensa del asesino de la pensión Padrón había solicitado su absolución por el segundo crimen. El abogado de José Antonio Luis Aguiar plantea en su escrito que "no estaba en el lugar de los hechos cuando se produjo la muerte de Adoración de la Cruz", y argumenta que "no hay pruebas que lo sitúen allí".

El letrado de la Defensa expone que el relato que figura en los escritos del fiscal y de la acusación particular no son ciertos y se basan en lo planteado por el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional. Sin embargo, esa estrategia se desvaneció en cuanto el fiscal, José Miguel Castellón, empezó a realizarle preguntas sobre lo que había ocurrido.

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Juicio al asesino de la pensión Padrón Carsten W. Laurtisen

Luis Aguiar sí siguió el planteamiento de su letrado al negar que mantuviera una relación sentimental sólida con la víctima durante varios años y que solo eran "amigos con derecho a roce". Admitió que, en los años en que ambos estuvieron en la prisión Tenerife II, mantenían encuentros vis a vis, en los que había relaciones sexuales. El fiscal le llegó a mencionar medio centenar de estas visitas en la cárcel.

El representante del Ministerio Público también le recordó que su relación con Adoración de la Cruz empezó en el 2006. De hecho, dicha mujer sufrió una paliza importante por parte de José Antonio en ese año. Y, como consecuencia de la misma, el hoy acusado fue condenado a tres años de privación de libertad. Después, fue Adoración quien delinquió y entró en el centro penitenciario ya citado.

Luis Aguiar sí admitió que Adoración lo ayudaba económicamente en reiteradas ocasiones, "pero no por obligación", sino que "ella conocía mi situación" y lo hacía voluntariamente. El hoy acusado de asesinato no tenía ingresos conocidos y Adoración ingresaba una pensión de "unos 500 euros". Y ambos eran consumidores de sustancias estupefacientes, como crack o heroína, por ejemplo. "Ella consumía más que yo", aseguró Luis Aguiar.

Eso sí, el implicado negó que, durante sus tres años de estancia en la cárcel (entre 2006 y 2009), la víctima le hiciera ingresos en su cuenta de pecunio por más de 7.200 euros. "No sé de dónde habrá salido esto", aclaró.

Adoración de la Cruz salió de Tenerife II el 19 de junio del 2009. Como José Antonio había alcanzado la libertad unos dos meses antes, ella lo llamó para que fuera a recogerla, según relató ante los miembros del Jurado el acusado del crimen. Pero no se acuerda de cuántos días convivieron en la pensión Padrón antes de que se produjera la agresión mortal. Argumentó que, en aquella época, ambos tenían un alto consumo de drogas y esa circunstancia le impide recordar bien dicho dato.

Cuanto el representante de la Fiscalía le preguntó por los golpes que le había propinado, como la fractura de cuatro costillas por cada lado, la rotura del peroné o la lesión en la nuca fruto de un estrangulamiento, la contestación del implicado fue que sí la había golpeado, "pero no para las lesiones que usted dice".

Y entonces realizó la confesión de los hechos. Explicó que "ella me golpeó con el teléfono móvil y entonces yo le di cuatro o cinco puñetazos, cayó al suelo y perdió el conocimiento". "La maté de uno de los puñetazos que le di", aclaró.

Pero negó que le hiciera un estrangulamiento con la llave conocida como "mataleón". No se acordó de si, para ocultar el cadáver, usara una sábana y una manta de la Pensión Padrón. Aclaró que sí la metió en un solo petate. Después, se cargó el gran bolso a la espalda y salió a la calle. Según el acusado, eran las 16:00 o las 17:00 horas. Descartó tirar el cuerpo en un contenedor de basura, puesto que eso supondría que lo hallarían muy rápido. Y optó por acudir al puente Javier de Loño, que enlaza los barrios de Salamanca y La Salud, y "lo tiré desde arriba". Es decir, rechaza que lo ocultara en una cueva y lo tapara con vegetación. "La tiré como si fuera escombros", matizó, con el objetivo de evitar levantar sospechas. Según el implicado, eso lo hizo en horas de la tarde y no le preocupó que lo pudieran ver cargando el petate. "Yo estaba muy mal por el elevado consumo", dijo.

No aclaró por qué no le contó a la Policía lo que había hecho. Y apuntó que tampoco se dirigió a los familiares de la víctima porque no tenía sus teléfonos ni sabía dónde vivían. Aclaró que él padece una discapacidad del 65 por ciento. El abogado de la familia de Adoración le volvió a preguntar sobre la relación que tenía con dicha mujer y José Antonio manifestó que "era una amiga, me ayudó mucho, le cogí cariño". Y apuntó que "no fui consciente de que la podía matar con esos golpes". Respecto a las relaciones sexuales que tuvo con ella en la cárcel, aclaró que se desarrollaron porque "estás en prisión y no tienes una mujer con quien estar".

"Estoy muy arrepentido; ahora veo que podía haber avisado a la Policía y haberme declarado culpable; es un ser humano y tenía que hacer un gesto igual que si me hubiera pasado a mí", señaló a preguntas de su abogado. También negó que le hiciera fotos a la víctima en una cama de la pensión Padrón, ni cuando estaba viva ni una vez fallecida.

El día de los hechos, según el acusado, la mujer había cobrado unos 800 euros de su pensión. Y lo primero que hicieron fue ir a comprar droga a Cuesta Piedra. Afirmó que, cuando ocurrieron los hechos, ambos estaban bajo la influencia de un estupefaciente, por lo que no cree que Adoración sufriera al morir.

Negó al Ministerio Fiscal y al abogado de la acusación particular que le sacara fotos a la víctima con un teléfono móvil Samsung, ni cuando estaba viva ni una vez que había muerto. Cabe recordar que una de las pruebas esgrimidas por la Policía Nacional se basa en un resto minúsculo de imagen borrada en el que aparece supuestamente el cuerpo de Adoración dentro del macuto en la cama de la habitación 306 de la pensión, pues en la foto coinciden el cabecero de la cama y un dintel de la puerta.

En el juicio contra Luis Aguiar, que se desarrolla a lo largo de esta semana, la Fiscalía solicita una pena de 25 años de prisión para el acusado, que ya cumple condena por un crimen anterior en la pensión Padrón, de Santa Cruz de Tenerife.

En la primera sesión del juicio también declaró la hija de la víctima. Adoración tuvo tres hijos: la mujer que ayer declaró y otros dos varones, uno de los cuales reside en la Península. En el momento de los hechos, la víctima tenía 43 años. Su hija la definió como "morena, de pelo largo, guapa, flaquita, pequeñita; nos llevábamos bien". Adoración la tuvo tan joven que hubo un momento en que ambas se llevaban "como hermanas".

Su relación familiar sufrió un golpe el día en que Adoración tuvo una sobredosis y debió ingresar en un centro hospitalario. Después, a raíz de la neumonía y la encefalopatía que padeció a continuación, estuvo meses en el centro Febles Campos. Por ese episodio, la hija de la víctima empezó a vivir con sus abuelos. Adoración tenía problemas en una rodilla y para andar usaba muletas.

Antes de ingresar en prisión, su madre le presentó a José Antonio, como amigo, una vez en Taco. Y, más adelante, le habló de él como pareja sentimental. Como factores que influyeron en el acceso de Adoración al consumo de droga, explicó que "vivíamos en Santa Clara, ella estaba sola, no tenía madre y conocía a gente mala". Añadió después que su progenitora era "muy confiada e inocente".

Dicha testigo comentó que su madre tenía planes para una vez que saliera de prisión. Y el principal era ir a la Península a buscar a su hijo de menor edad, con el objetivo de traerlo a Tenerife y reunificar a su familia. Aclaró la hija que en ese proyecto de vida entraba también la convivencia con José Antonio.

Dicha hija denunció la desaparición de su madre cuatro años después de que ocurriera su muerte. Ante la magistrada presidenta y los miembros del Jurado, afirmó que, cuando acudía a presentar denuncia a la Policía Nacional, los agentes le decían que, si no convivía con su madre en el momento de los hechos, no podía darla por desaparecida.

Pasados varios años, la hija de Adoración, a través de algún contacto, hizo gestiones y descubrió que, durante cuatro años, la cuenta bancaria de su madre no había registrado movimiento alguno. Con ese dato acudió de nuevo a la Policía Nacional y entonces sí pudo denunciar la desaparición. La testigo aseguró, entre sollozos, que "una madre hace falta toda la vida, no solo cuando eres pequeña, y ella no se merecía esto".

El acusado acudió a la primera sesión del juicio con un cambio significativo en su aspecto físico, afeitado y con el pelo corto. Esa imagen contrasta con la barba y el pelo largo y con coleta que tenía durante su primer juicio por el asesinato de la otra víctima, Ángel Bermejo.

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