Fueron los jóvenes quienes dinamitaron los contagios en Tenerife entre el 8 y el 10 de junio. Las tasas de incidencia en los grupos de 20 a 29 empezaron a crecer rápidamente a partir de esa fecha, pasando de registrar una media de 60 casos por 100.000 habitantes a 7 días vista, a constatar 131 casos por 100.000 habitantes en el transcurso de cuatro días, es decir, que se multiplicó por dos en un tiempo récord.

Casi en paralelo aumentó la incidencia en el grupo de 30 a 39 años, aunque en este caso, el crecimiento fue mucho más lento. Si partían de una media de 72 casos por 100.000 habitantes a 7 días vista, el 14 de junio era del 95,1 por 100.000 habitantes, es decir, un 32% más. Durante los siguientes días y hasta el pasado 22 de junio, la expansión del virus siguió en ambos grupos pero de forma más pronunciada en el de 20 a 29 años, que ese día marcó su máxima incidencia: 184,05 casos por 100.000 habitantes, el triple que en los niveles basales de principio de mes de junio. Ese mismo día, los adultos jóvenes de 30 a 39 años marcaban una incidencia de 152,86 casos por 100.000 habitantes.

Tras ese día las cosas cambiaron en la evolución del grupo de 20 a 29 años que empezó a disminuir ligeramente su incidencia hasta quedarse en 162,46 casos por 100.000 habitantes, que es la cifra que ostenta actualmente. En cambio la del grupo de 30 a 39 continuó creciendo y hoy es equiparable a la de los de 20 a 29 años. Sin embargo ese día de máxima transmisión entre jóvenes también se dio otra circunstancia y es que el virus empezó a disiparse también entre los mayores de 65 años, pese a que la mayor parte han sido vacunados. Concretamente, la incidencia en el grupo etario de 70 a 79 años ha crecido hasta 36,66 casos por 100.000 habitantes, cuando hasta mediados de mes se registraban poco más de 10 casos por 100.000 habitantes. Lo mismo ha ocurrido con el grupo entre 60 y 69 que registraba incidencias de 25 casos por 100.000 habitantes

No obstante, cabe reseñar que gran parte del grupo de edad de entre 66 a 69 años tan solo ha recibido una dosis de la vacuna, pues al haber recibido AstraZeneca debe esperar más tiempo para recibir la segunda dosis. Esta situación genera que no se procure una protección completa contra el virus.

Los últimos datos científicos aseguran que con una dosis el 76% de los vacunados ven reducidas sus probabilidades de acabar hospitalizados o fallecer debido a la covid-19. Estos datos, que emanan de un ensayo de fase III llevado a cabo en Reino Unido y Brasil, y otro en fase I/II realizado también en Reino Unido y en Sudáfrica, sin embargo, también concluyen que una única dosis no ofrece protección frente a la infección asintomática (la protección tan solo alcanzó al 16% de los vacunados). En otras palabras, con una dosis es posible contraer el virus y manifestar síntomas. Según los últimos datos de vacunación proporcionados por la Consejería de Sanidad, aunque todas las personas de más de 66 años no residentes en centros de mayores ya se han vacunado de una dosis, aún queda aproximadamente un 20% que no ha recibido la segunda dosis, esto supone 54.447 personas.

Tampoco hay que olvidar que en lo que se refiere a las personas de entre 60 y 65 años no todos han recibido una dosis (la tasa de vacunación es del 77,85% en este colectivo) y menos de la mitad, tan solo el 41,5% cuenta ya con la inmunización completa.

Esta circunstancia preocupa a la Consejería de Sanidad que ha decidido adelantar muchas citas programadas para vacunación, tanto dando prioridad a segundas dosis como adelantando citas a menores de 55. Por ejemplo, en lo que se refiere a los jóvenes de 30 a 39 años, para los que han adelantado 11.000 citas programadas para mediados de julio.