BARRIO A BARRIO | IES Andrés Bello

Una caminata garantiza los estudios a una joven de Gambia

Los alumnos que participan aportan un euro para pagar los estudios a una alumna en Gambia

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Una lata metálica redonda de bombones es la particular alcancía en la que Edurne Aljibes Hurtado, profesora del IES Andrés Bello, atesora euro a euro la recaudación que han aportado los alumnos de primero de Bachillerato de las aulas A, B y E, y hasta la veintena de estudiantes llegados de Noruega a través del intercambio del programa Erasmus + en la Jornada Ecodeportiva.

La idea surge a raíz de la iniciativa de la ONG The Monkey Girls, que plantea organizar durante un año a una estudiante de Gambia. Este proyecto tiene nombre y rostro: Monica Mendy, de 16 años, que gracias a la aportación tanto de los alumnos como del profesorado del IES Andrés Bello, podrá seguir estudiando el próximo curso Grado 10 en el High School de Gunjur, en Gambia.

Monica vive con su numerosa familia –integrada por una veintena de miembros– en Sambuyang Iceland, donde precisamente gracias a diferentes proyectos solidarios emprendidos por The Monkey Girl ONG se ha dotado a esta zona desde una escuela a una peluquería o una cafetería. El objetivo: avanzar en la consolidación de este pueblo.

Edurne Aljibes explica que garantizar la formación a Monica cuesta cada año 125 euros, por lo que se ha trazado como objetivo reunir los 375 que le facilitarían acabar los estudios hasta lo que en España sería el Bachillerato y abrirle las puertas a la formación universitaria. Los 125 euros permiten costear la bicicleta, el uniforme y el material escolar de la alumna seleccionada por la ONG después de analizar, con la interlocución de Omar, que se trata de una buena estudiante, que la situación económica de su unidad familiar le impide costearse los estudios pero, sobre todo, que ella está interesada en formarse.

De no ser por la ONG The Monkey Girl, Monica acabaría su etapa de formación escolar básica y tendría que seguir el camino del resto de chicas de Gambia, donde el futuro pasa en la mayoría de los casos por contraer matrimonio y dedicarse a la familia, pues los esfuerzos se centra en los varones para que culminen sus estudios. Otra posibilidad para subsistir en su Gambia natal, ayudar en casa o cuidar el huerto... 

Sirva como ejemplo de la cultura de Gunjur que la población en su mayoría ha superado guerras y vive en pobreza; allí el cargo de alcalde es hereditario.

Pero Monica cumple las expectativas de la ONG y sueña con acabar sus estudios superiores para cursar Medicina después de superar una dura etapa inicial, con un único colegio en su pueblo; suerte que antes estaba a veinte kilómetros de distancia de su casa y ahora solo debe realizar en bicicleta un tramo de ocho kilómetros. Esta joven reside en Gunjur, en Gambia, un punto geográfico habitual en la salida de pateras en la búsqueda de un futuro mejor hasta que la ruta ya fue controlada y se trasladó a Senegal.

Edurne Aljibes es una de las culpables, si no la principal, del desarrollo de esta Jornada Ecosolidaria dirigida a un alumnado integrado por un centenar de jóvenes y, junto a la aportación del profesorado, garantizaría reunir, como poco, los 125 euros para costear los estudios a Monica, y además con una iniciativa que atiende a dos objetivos del proyecto curricular: ecológico, deportivo y solidario.

De la teoría a la práctica

IES Andrés Bello y The Monkey Girl se comprometieron en la búsqueda de recursos para Mónica. Para ello, se trazó la hoja de ruta para la Jornada Ecodeportiva Erasmus + que movilizó a un centenar de estudiantes del centro.

Ya a las 8:30 horas, en la entrada del instituto que habitualmente los profesores se vivía un trajín de alumnos que entraban y salían atendiendo la llamada de Edurne Aljibes, quien contó con la colaboración de otros compañeros del claustro, como Juan Nuño de la Rosa y Cristina, que se encargaron de guiar y velar por los alumnos durante el trayecto.

Uno a uno, cada alumno fue depositando el euro en la lata metálica de bombones de Edurne, el tesoro de Monica. Cuando ya finalizó la recaudación, comenzó la caminata, desde la plazoleta de los Cantos Canarios, para poner rumbo, con Juan Nuño de la Rosa –el profesor de Educación Física– al parque de La Granja. Y desde ahí, al García Sanabria, y luego a las ramblas de Santa Cruz hasta bordear por la Comandancia de Marina, en la parte más alejada del Monumento aFranco, rumbo a la parada de la guagua de Titsa que los transportaría hasta Las Teresitas.

Antes, se escucha la voz de Juan. «Si alguno tiene problemas para pagar la guagua que venga a hablar con nosotros». Este profesor de Educación Física, natural de Albacete, comenzó a dar clases en 207, para luego llegar con su familia –con dos niños– al IES de San Andrés, después de ganar la plaza tras las oposiciones que aprobó en 2018. En San Andrés pasó cuatro años y en la actualidad lleva un curso en el IES Andrés Bello, aunque se muestra como en su casa, tratando con familiaridad a los alumnos.

Alumnos de Noruega

Entre los participantes, una veintena de alumnos llegados de Noruega gracias al programa Erasmus +. La coordinadora de este programa,Edurne Aljibes, recuerda que el IES Andrés Bello se sumó por primera vez a los Eramus en el curso 2016/17, acogiéndose la proyecto que permite la práctica bilingüe que fomenta la mejora del dominio de inglés y castellano y que promovía en participar la movilidad del profesorado entre institutos de Europa para adquirir conocimiento de nuevas técnicas para impartir clases.

Tres características persiguen estos programas que desde 2016 se han implantado en el IES Andrés Bello: inclusión, aprendizaje de la lengua y mejora de las prácticas docentes. 

Dado que lo importante de esos intercambios no era «el contenido sino cómo lo hacían», los profesores del IES Andrés Bello fueron pioneros en su centro en la búsqueda de nuevas técnicas, un espaldarazo que distingue al instituto en la formación, con el inglés como Lengua, en materias como Matemáticas, Tecnología, Biología, Dibujo y Arte, Educación Física, Historia o Inglés.

Con el reto de la mejora del bilingüismo, el profesorado avanza en la posibilidad del intercambio de alumnos, abriendo la posibilidad de que se trasladen desde Noruega estudiantes hasta el IES Andrés Bello, siendo acogidos por estudiantes del centro. De la mano de Edurne Aljibes, el centro da un nuevo paso. Desde 2016 participaba en proyectos puntuales con una duración de dieciocho meses, pero este mismo curso está de enhorabuena porque acaba de recibir la acreditación dentro del Plan de Internacionalización del centro, en especial con el desarrollo de la digitalización y de la red social europea.

La acreditación, en vigor hasta 2027, sortea la siempre tortuosa gestión burocrática y facilita al IES Andrés Bellos el desarrollo de programas relacionados con la digitalización, el multilingüismo, la inclusión, la creación de red de socios o el Ituning –proyecto bilingüe de trabajo a distancia–.

Edurne no oculta su satisfacción porque su instituto quedó entre los primeros trescientos centros de los 519 que optaron a la acreditación a nivel nacional.

Entre los primeros retos que han desarrollado, el intercambio en el marco del Erasmus +, en una experiencia piloto que se puede desarrollar entre países europeos comoAlemania, Bélgica, Holanda, Portugal, Islandia y Noruega; precisamente fue este último país con el que han desarrollado el primer intercambio con el objetivo de generar sinergias a través del deporte y la digitalización.

A la experiencia inicial que protagonizaron los profesores, que se acogieron a la movilidad por países europeos para la búsqueda de nuevas técnicas para impartir clases, el IES incorpora esta edición la posibilidad del intercambio con estudiantes llegados de Noruega y que cursan segundo de Bachillerato en su país de origen.

Llegaron el sábado y permanecerá en Tenerife durante una semana. Entre las actividades estrellas programadas por el instituto, la Jornada Ecosolidaria que se ha tornado en una experiencia única para acercar a Santa Cruz alumnos llegados del Viejo Continente, que comparten experiencias que tienen como vértice los centros escolares.

Al final, la Jornada Ecosolidaria se hizo corta, porque los jóvenes habrían pasado más tiempo en la playa, pero logró el objetivo de recaudar 125 euros que bien valen un curso escolar para Mónica.

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