Waldo, el mono capuchino que durante 26 años recibió los cuidados del Centro de Recuperación de Fauna de la Fundación Neotrópico, situado en Santa Cruz, ha cerrado los ojos para siempre.

El cáncer le ha ganado la batalla, tras luchar durante más de cinco años y sufrir cuatro operaciones para extirparle tumores (adenocarcinomas y melanomas). Finalmente, Waldo ha fallecido por un fallo multiorgánico debido a la metástasis, según informa la Fundación Neotrópico, cuyas instalaciones se encuentran ubicadas en el barrio chicharrero de Barranco Grande.

La despedida ha sido muy "triste" para todo el personal del centro. "Waldo era un animal especialmente importante para todos los que hemos tenido el privilegio de trabajar con él, como biólogos, veterinarios, estudiantes o cuidadores", indica la fundación.

La historia

Waldo llegó a las instalaciones del Centro de Recuperación de Fauna de Santa Cruz de Tenerife en el año 1996, después de que apareciese corriendo por fincas entre los municipios de La Matanza y La Victoria, porque se había escapado del lugar en el que se encontraba. "Como todos los primates, es una especie protegida y su tenencia está prohibida por parte de particulares", se aclara desde la Fundación Neotrópico.

Era un mono capuchino canela o llorón (Cebus olivaceus). La fundación destaca que Waldo convivió durante más de 20 años con tres capuchinas que siguen en las instalaciones del Centro de Recuperación de Fauna.

La Fundación Neotrópico recuerda que en el citado centro se trabaja "por la protección de la naturaleza canaria, la investigación, la conservación de la biodiversidad, el bienestar animal, la sensibilización y la educación ambiental". Asimismo, desde la fundación se lucha contra el tráfico ilegal de fauna.

400 animales en 2022

En lo que va de año, han ingresado en el Centro de Recuperación de Fauna de Barranco Grande alrededor de 400 animales. Entre éstos destacan ejemplares potencialmente peligrosos como monstruos de Gila (una especie de lagarto venenoso), varanos y cocodrilos, y otros como cotorras, loros, serpientes y "muchas tortugas acuáticas". Según explica el presidente de la Fundación Neotrópico, Jaime de Urioste, la mayoría de los animales han sido capturados gracias a la colaboración ciudadana, tras haber sido abandonados. Otros fueron intervenidos por infracción a la normativa y un número elevado procede de la entrega voluntaria por parte de sus propietarios, "al no poder hacerse cargo de ellos".