«Fue muy emocionante ver cómo poco a poco la plaza se iba llenando», asegura la presidenta de la asociación de vecinos, que recordó «los grandes espectáculos» de hace veinte o veincinco años. Michel Trujillo, del bar Cuatro Caminos, asegura que la noche superó las mejores expectativas.

Javier Rivero, el concejal del Distrito Suroeste de Santa Cruz de Tenerife, promovió no solo el primer baile para dar la bienvenida a la nueva normalidad tras más de dos años de la incidencia del covid, que se celebró la noche del sábado al domingo pasado, sino que hasta calculó los bises que tenía que tocar la orquesta para lograr cumplir el objetivo de cerrar la verbena a las dos de la madrugada, y encima sin incidentes y sin dar paso a botellones.

Así, el último tema en directo, a modo de bis, fue La Cucaracha. Y de ahí, todos para casa. Quince minutos bastaron para que se quedara vacía la plaza de El Tablero, con una capacidad para ochocientas personas. Gracias a la decisión que adoptó el distrito de colocar altavoces orientados hacia la parte alta se logró que las calles Zarzamora, Geranio y La Era Cercada revivieran un ambiente muy parecido al centro de Santa Cruz con las citas multitudinarias. Según fuentes policiales, más de 1.800 personas se reunieron para bailar en la primera verbena de la nueva normalidad, el mismo número que vecinos censados en El Tablero.

Cuando ya estaba la plaza vacía y solo quedaba el rastro de los vasos y envases que evidenciaba el paso de tanta gente, el concejal del distrito advirtió detrás de la ventana de una de las casas de la plaza la presencia de dos mujeres en pijama y no dudó en ir a su encuentro para pedirle perdón por las molestias de la música y comprometerse a que a las seis de la mañana quedaría toda la plaza limpia, como así sucedió. Recibió ahí una de las lecciones de la generosidad de los vecinos de El Tablero, que lejos de criticar o censurar la iniciativa del distrito Suroeste por organizar el baile y los daños colaterales que suponía la supresión de aparcamientos.

«Mi niño, tu por la basura no te preocupes que como dices tu ahora vienen y la recoge; si hay basura es que vino gente», sentenciaron estas vecinas agradecidas con el poder de convocatoria de una apuesta que lideró el concejal de zona.

No es un testimonio aislado, sino el sentir generalizado de los vecinos de El Tablero. Delia Ramos, la que ha sido presidenta de la asociación de vecinos en los últimos cinco años, admite su emoción «por ver cómo poco a poco la gente iba llenando la plaza desde las nueve de la noche. Además, todo el operativo funcionó a la perfección», explica.

«Hacía más de veinte o veinticinco años que no veía un ambiente como el de la noche del sábado, con esta verbena que me trajo al recuerdo los grandes espectáculos y bailes por los que era reconocido El Tablero». Y eso que no son las fiestas patronales, que se celebrarán en octubre y que dependerá de la iniciativa de la comisión de fiestas o, en su lugar, de que la asociación de vecinos abandere el testigo.

Delia Ramos insiste: «Ha sido emocionante volver a encontrarte con los vecinos y ver cómo han salido a darlo todo y a disfrutar en un baile controlado donde todos lo hemos pasado muy bien, conscientes de que asistíamos a un gran acontecimiento». «Lo más gratificante es que la gente te responda, como así ocurrió, y con la gente del pueblo involucrada», reconoce.

Miguel Trujillo, que trabaja en el Bar Cuatro Caminos que primero fue de su sueño y ahora lleva su esposa –hace 18 años–, admiten en el día después que la verbena se desarrolló en un ambiente espectacular. «Fue lo nunca visto», casi como un deseo de que sea la tónica habitual en esta nueva etapa que marca, según interpreta, «la vuelva a la libertad». «Superó las mejores expectativas», sentencia. Otra vecina, Ana, también felicita la iniciativa del distrito y todo el operativo de seguridad que volvió a colocar a El Tablero en el mapa.