Dactilopyus opuntiae (Cockerell). El nombre científico de la cochinilla mexicana, plaga extendida por la geografía insular, sobre todo en la vertiente sur, que afecta gravemente a las pencas pero que se puede combatir con algo tan simple como agua a presión en la etapa inicial de la colonización. 

La cochinilla mexicana de las tuneras (Dactilopyus Opuntaie) es detectada por primera vez en España el año 2007, en Murcia. La plaga está hoy presente en casi todo el arco mediterráneo español. En Canarias aparece por primera vez en 2010, en La Palma, concretamente en el municipio de Fuencaliente, y desde ahí avanza hacia el norte. A finales de 2019 se constata un foco en Tenerife, en El Rosario. Once años después coloniza toda la vertiente sur desde este municipio hasta Arico.

El Servicio de Sanidad Vegetal de la Dirección General de Agricultura de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias ha emitido un informe, fechado este mismo mes de agosto. Recomienda una serie de medidas. En La Palma los esfuerzos de la Consejería y el Cabildo fueron infructuosos por la rápida propagación y a causa de la dispersión de la especie huésped, la Opuntia ficus-indica, la tunera o chumbera, que no solo se encuentra en terrenos de cultivo próximos a viviendas, sino en otros incultos, abandonados y de laderas.

A finales de 2019, refleja el documento, se detecta un nuevo foco en Tenerife, en el municipio de El Rosario, de origen desconocido. Se comprueba la dispersión máxima de la plaga, no localizada en un único punto sino por toda la zona. Afecta, al igual que en La Palma, a terrenos incultos y no cultivados, lo cual prácticamente imposibilita actuación de control alguna. A lo largo de 2020 se constata una lenta dispersión por el sur en enclaves como El Tablero y Machado.

En el verano de 2020 se llevan a cabo prospecciones en todas las Islas y se detecta inexplicablemente la cochinilla en Las Galletas sin continuidad física con el foco de El Rosario. Lo mismo ocurre en la parte alta de Candelaria en octubre. En la actualidad, la plaga se encuentra por todo el sur, de El Rosario hasta Arico.

El pasado marzo aparece en Guatiza, Lanzarote, un foco en el que se ha actuado. Tratamiento en varios puntos, con las pocas herramientas fitosanitarias adecuadas, y enterramiento de las plantas más afectadas en colaboración con los agricultores.

El informe aclara: «Esta cochinilla ha sido introducida en diversos países para el control y erradicación de la tunera, especie considerada como exótica invasora tanto en la España peninsular como en Canarias».

En relación a los síntoma cabe resaltar la gravedad del daño, que da lugar a la muerte de la planta si no se tienen en cuenta las recomendaciones. Estas medidas consisten en una serie de «prácticas culturales», ya que casi no existen productos fitosanitarios autorizados. Sobre todo «deben realizarse desde el mismo instante en que se detecten las primeras colonias de la cochinilla mexicana alrededor de los picos de las palas de la tunera». En este sentido, aplicar agua a presión desde el inicio «es una excelente estrategia para mantener la plaga bajo control. Añadidas soluciones jabonosas (jabón potásico) la eficacia aumenta».

En busca del control efectivo

Por último, «si además se realiza un tratamiento con azadiractina y/o aceite de verano, productos de baja peligrosidad y autorizados para varias especies vegetales, se puede llegar a un control efectivo de los cultivos de tuneras que interese proteger». Tratamiento, apuntan, «respetuoso con el control biológico natural».

No obstante, «se trata de una plaga muy agresiva. Son clave el seguimiento y la vigilancia para detectarla precozmente y estar atentos a posibles reinfestaciones». Concluye el análisis de Sanidad Vegetal: «Las tuneras no van a desaparecer si se cultivan y atienden adecuadamente con las medidas indicadas».