Los militares llegaron antes a la vera del barranco de El Cercado que Eusebio Déniz, el cronista fotográfico del pueblo de San Andrés que inmortalizada el día a día. Los veinticinco miembros de la Brigada Canaria del Batallón de Zapadores XVI desterraron la imagen de aquellos soldados que se trasladaban en camiones hasta el lugar de la intervención. Fue un ‘desembarco’ pacífico: cada uno llegó en su coche para, con el capitán José María Molero, comenzar el replanteo de los trabajos previos a la instalación de la pasarela.

Los militares recuperan Anaga para Santa Cruz

Ya desde una hora antes al menos estaba en el lugar el jefe en funciones de la Policía local, Blas Hernández, quien supervisaba los cambios acometidos, como la conversión de la prolongación de la calle doctor Rafael Folch You –que pasa por un lateral del centro cultural, también reconocido como los vecinos como el ayuntamiento de San Andrés– en una vía de doble sentido, al margen de la supresión de aparcamientos en la zona para facilitar que los militares pudieran apilar los materiales y realizar el despliegue.

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Blas Hernández ordenó cerrar el paso de vehículos para dejar expedito el camino: «¡Este es el último!. Espera, que siga, que siga!». Luego gritó por la emisora: «¡Este no, que no pase!», a lo que le respondió su guardia interlocutor: «Es ella», refiriéndose a una militar que iba al encuentro del convoy. Ya a las ocho y media de la mañana, el capitán Molero había comunicado al jefe de la Policía en funciones que llegaban los vehículos, por lo que se cerró desde la parte baja de la carretera de Taganana, a la altura del bar Los Churritos, para facilitar la entrada hasta la zona del consultorio médico, donde más de un paciente que había acudido a realizarse la analítica se encontró con la ‘sorpresa’: primero una gandola que trasladaba un tractor con un vehículo más pequeño especializado en allanar caminos; detrás un jeep militar, otro furgón con material y... hasta una ambulancia se trajeron los militares. Y no había llegado aún la plataforma militar Bailey, modelo celosía, como explicaría más tarde el capital Molero, una vieja conocida de San Andrés, pues ya fue instalada en junio de 2004 y en septiembre de 2005; la segunda vez permaneció diez años...

Los militares recuperan Anaga para Santa Cruz

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El soldado Barona, y van tres

Entre los veinticinco soldados, Jonathan Barona, de la Brigada Canaria del Batallón de Zapadores XVI que desde ayer ya puede presumir de haber montado tres veces la pasarela militar Bailey en EL Cercado –a falta de culminar los trabajos actuales–.

El soldado Barona recordaba que también participó no solo en el montaje sino en el mantenimiento, porque en la segunda ocasión la provisionalidad de la instalación la pasarela Bailey sobre el barranco se prolongó durante unos diez años, por lo que el Ejército iba a domicilio a proceder a engrasar y supervisar el puente.

Este tinerfeño que reside en el barrio de San Matías, a mitad de camino entre Santa Cruz y La Laguna, recordó que decidió ingresar en el Ejército «para quitarse una espinita clavada», pues siempre le había llamado la atención, tal vez por sus preferencias por el deporte y la aventura. Además, de casta le viene al galgo, pues su familia paterna tiene vínculos militares, lo que le animó a dar el paso y sumarse al Ejército hace casi dieciocho años. Al soldado Barona se le puede identificar entre los 25 compañeros porque compite en vigor físico con el mismo puente.

Al frente del operativo a pie de terreno, el capitán Molero, que admite que entró en el Ejército primero por los valores propios del servicio por la patria, y al margen cursó Ingeniería. Desde su Madrid natal, José María Molero ha prestado diferentes servicios, desde la Unidad Militar de Emergencia (UME) donde estuvo vinculado a operaciones de migración, para desarrollar su formación con diferentes cursos, hasta de buceo, hasta ser destinado hace unos dos años a Tenerife tras pasar por destinos como Sevilla o Zaragoza.

El capitán Molero fue uno de los mandos de la Brigada Canaria del Batallón de Zapadores que durante la semana pasada participó en los preparativos con el equipo técnico del concejal de Infraestructuras, Dámaso Arteaga. «Hemos establecido un turno de doce horas y si hiciera falta, por su urgencia, estaríamos dispuestos a estar aquí 24 horas; tenemos que cubrir una brecha de doce metros –dice en referencia al ancho del cauce del barranco de El Cercado– para habilitar una plataforma de 18 metros de ancho, que permitirá una zona peatonal y dos rampas de salida; es un «puente vehícular con una pasarela peatonal». Nos hemos trazado cinco días de plazo para finalizarlo; una vez instalado, tenemos encomendado mejorar el radio en la explanada al otro lado (próximo a Montaña Morera) para facilitar el giro de los vehículos».

El capitán Molero hace referencia al teniente que está al frente, así como a la participación de 25 soldados, después de precisar que cuentan con vehículos, grúa y maquinaria de la unidad Vempar.

Son las diez de la mañana. Los soldados ya han procedido a bajar las herramientas y el material de mano del puente a la espera de que llegue la estructura, cuando llega el alcalde de Santa Cruz, acompañado por los concejales de Infraestructuras, Seguridad Ciudadana y del Distrito Anaga.

El regidor desvela que a primera hora de la mañana recibió la llamada de la ministra de Defensa, la socialista Margarita Robles, para informarle del despliegue militar tras acceder a su petición, así como para darle algunos detalles de cómo se desarrollará el montaje, un gesto que agradece el alcalde.

El concejal de Infraestructura, Dámaso Arteaga, precisa que durante el fin de semana se llevaron a cabo los trabajos de retirar báculos de luz, señalética... y queda repasar la arboleda para facilitar el montaje a la grúa. «Hoy (por ayer) los esfuerzos se centran en el replanteo de la obra, mientras que el montaje se llevará a cabo entre el martes y el miércoles», si bien la planificación de los trabajos se ha realizado con vistas a finalizarlos el viernes. «Ellos (el Ejército, dice Arteaga) se encargarán de acondicionar la explanada para permitir el giro de vehículos; es mejor que asuman toda la obra», dice.

El capitán Molero se muestra cauto y reitera los plazos –el viernes–, y aborda el montaje con el peso de quien escribe una página de la historia de la ciudad de la mano del Batallón de Zapadores. «El objetivo es devolver el acceso a los pueblos y caseríos de Anaga desde Santa Cruz de Tenerife», mientras en el puente cerrado al tráfico por estar en mal estado los operarios solo ponían vallas, sin prisas.