Opinión | La cantina ilegal

Echar una pensada

Diablos Locos durante su actuación de este martes.

Diablos Locos durante su actuación de este martes. / María Pisaca

Yo creo que me tengo que ir planteando ponerle un horario de cierre a mi cantina más acorde a los años que ya tiene uno; lo digo porque en estos días de concursos, como en los días fuertes de Carnaval, no puede ser que yo cierre la puerta de mi negocio cuando sale el sol. Es una reventadera.

Anoche lo comentaba con Berto El Trola, quien me extrañó que pasara por aquí sin haber acabado la fase de murgas. Es verdad que a él siempre le gusta ir a contra corriente y fue justo lo que me explicó; que cuando el Recinto se puso a reventar con Los Diablos, últimos de la noche, él arrancó la caña calle arriba y se vino aquí a verlos por la tele. Es su peculiar forma de protestar consigo mismo por una de tantas dinámicas que se han instalado en los concursos del carnaval, especialmente en el de murgas: la gente llena el aforo cuando actúa alguna de renombre, o de las que atraviesan una época dorada, y se marcha, aunque el concurso no haya acabado, si quien canta es alguna de las que no suelen estar en la final, o de las que no han sido nunca premiadas. Yo le comenté a Berto que todas las decisiones son respetables pero que es una pena que, en más de una ocasión, muchos se han perdido grandes actuaciones por no esperar al final para ver a aquella murga cuyo nombre no es tan atractivo.

A ello también ayuda el exceso de duración del concurso, ya que acabar un lunes, o un martes, a las dos de la madrugada es cosa de locos. Pero ese es otro tema para comentar y sobre el que creo que la organización, debería echar una pensada.